miércoles, 4 de agosto de 2010

Huellas de la Bauhaus. Van Beuren, México en el Museo Franz Mayer

Por: Francisco Medina

El Museo Franz Mayer, especializado en artes decorativas y diseño, presenta desde la semana pasada la exposición Huellas de la Bauhaus. Van Beuren, México, misma que explora la vida y la obra del arquitecto Michael van Beuren (1911-2004), fundador de una de las primeras empresas que produjo en México muebles de alto diseño de manera industrial. Hoy en día, sus muebles representan uno de los momentos más fructíferos y brillantes en la historia del mobiliario y el diseño en el México del siglo XX.

Por medio de la muestra, el Museo Franz Mayer continúa con su misión de investigar, rescatar y exhibir la historia del diseño en México. El proyecto tiene el objetivo de rescatar el trabajo de uno de los artistas de la Bauhaus, reconociendo a uno de los personajes que dejaron huella en nuestro país y que permitieron que México accediera al mundo de la modernidad. Asimismo, busca mostrar la forma de diseñar entre los años 30 y los 50.

Michael Van Beuren nació en 1911 en Nueva York, en el seno de una familia holandesa de situación acomodada. A los 17 años de edad, decidió buscar fortuna fuera de su país y se embarcó rumbo a Alemania en un carguero. Estudió en la escuela alemana de la Bauhaus (Das Staatliches Bauhaus) en Dessau durante su última etapa, donde estableció lazos de amistad con destacados maestros de la institución y alumnos (tales como Bertrand Goldberg, Philip Johnson y Turk Priestly), así como importantes relaciones laborales. En 1934, fue alumno del arquitecto Mies van del Rohe (1886-1969) –el último director de la escuela–, tras haber sido ésta clausurada a finales del año 33 por parte del gobierno nazi, que desconfiaba de sus políticas educativas. Entre ellos: Bertrand Goldberg, Charles Ross, Nancy Wilson Ross, William Prisestly, Natalie Swan, Lila Ulrich y Michael van Beuren.

Van Beuren llegó a México en 1937 buscando nuevos horizontes y la posibilidad de ejercer como arquitecto no titulado. Pasó una temporada en Acapulco, donde se hizo cargo de la construcción y el diseño de los bungalows del Hotel Flamingo’s. Más tarde, ya instalado en la ciudad de México, levantó las casas correspondientes a los números 1, 2 y 3 de la calle de Liverpool.

Habiéndose dado cuenta de que sería difícil ejercer sin el titulo de arquitecto y gracias a su habilidad y conocimientos adquiridos en la Bauhaus, van Beuren incursionó en el ramo del diseño mueblero, brindando a la sociedad mexicana una nueva oferta de diseño ad hoc con la arquitectura moderna de la época y su tendencia hacia el funcionalismo.

La exposición del Museo Franz Mayer está integrada por 110 piezas que contemplan la producción mobiliaria de van Beuren de 1932 a 1973: muebles (sillas, sillones, mesas, recámaras, comedores, escritorios) de diferentes líneas (Danesa, Pino, Primavera), bocetos, dibujos, documentos, correspondencia, planos, fotografías y pintura. Los 5 núcleos temáticos son: Los años de la Bauhaus; La llegada a México; Domus: los primeros diseños; De Domus a muebles Van Beuren; y Muebles para un hogar moderno. La curaduría estuvo a cargo de Ana Elena Mallet, quien trabajo durante varios años en el proyecto, clasificando del archivo, entrevistando a la familia y revisando colecciones.


Más que modernista o romántico, Manuel José Othón fue el gran paisajista de la poesía mexicana

Por: Francisco Medina

Más allá de la discusión de si fue un poeta romántico, clásico o precursor del modernismo, para Elsa Cross, el poeta y dramaturgo decimonónico Manuel José Othón, reflejó en su obra como rasgo distintivo su gran amor por la naturaleza, lo que lo convirtió en el gran paisajista de la poesía mexicana.

Al participar en el ciclo Grandes Escritores del México Independiente y Revolucionario –organizado por Conaculta y el INBA– en la Sala Adamo Boari del Palacio de Bellas Artes, con la conferencia magistral La canción salvaje de Manuel José Othón, la poeta y ensayista afirmó que al escritor nacido en San Luis Potosí en 1858 se le ha comparado en este sentido con el pintor José María Velasco, aunque los paisajes que describe en su poesía son más bien pastoriles y no de grandes panoramas como la pintura del reconocido artista plástico.

Refirió que lo que Othón describe en sus poemas –aunque a veces también presenta grandes panoramas–, remite más bien a paisajes holandeses o flamencos, en los que se ven pequeñas partes de un paisaje, a un pastor que lleva sus vacas por un sendero, o nada más un atardecer, son apenas pequeños espacios los que se captan.

Y si bien reconoce en ellos referencias clasicistas, para Cross los poemas de Othón no son artificiosos, pues integran a ellos rasgos del paisaje mexicano que, por diversas razones, se deduce que tienen su origen en una observación directa, en una convivencia estrecha con los lugares que describe, mismos que en su mayoría, aluden a las huastecas potosina y tamaulipeca.

La también traductora y doctora en Filosofía, señaló que muchos de los poemas rústicos de Manuel José Othón se contienen en la descripción de los cambios que sufre el paisaje, del día a la noche o de la noche al día; les basta el mínimo acontecer del vuelo o el canto de algunos pájaros, la huída de la lagartija, la lluvia o el pastor que lleva su ganado, el canto del grillo o la nube.

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