Sobre El fotomatón y Patria que nace torcida, las dos últimas obras presentadas en el Festival de Teatro a Una Sola Voz 2010, encuentro de monólogos que concluyó el pasado viernes.
El monólogo como expresión artística se vale de muchos recursos escénicos que permiten lograr la atención del público, y llegar a la reflexión con la interpretación adecuada del actor. En este sentido es importante no ser conformista y sí explorar todas las posibilidades que hay en esta disciplina.
El Festival de Teatro a Una Sola Voz 2010, conformado por monólogos, concluyó el fin de semana pasado, y tuvimos la oportunidad de presenciar las dos obras montadas jueves y viernes. En ambas se exploró el escenario creativamente, pero con resultados distintos.
La primera de ellas, El fotomatón, dirigida por Angel Norzagaray, y actuada por Felipe Tútuti, es una historia que nos acerca a la esencia del ser humano para poder sobrevivir en esta sociedad: el amor y los lazos afectivos, y cómo estos pueden ser rotos, incluso por la familia cuando se decepciona de ti por no cumplir sus expectativas.
El mismo actor lo menciona al iniciar y cerrar el monólogo: “Vamos a negociar algo: yo te quiero y tu me quieres, así de sencillo es”. Y vaya que somos expertos en aniquilar hasta el ultimo resquicio de humanidad que podamos tener, todo en el afán de obligar a las personas a ser como según nuestras creencias deben ser.
Y en este sentido el texto de Gustavo Ott nos lleva a cuestionar diferentes instituciones, que parten desde el núcleo social hasta la política, la escuela y la religión.
La obra contó con una actuación muy buena por parte de Tútuti. El actor tiene una habilidad asombrosa para transformar las tonalidades de cada uno de los personajes que interpreta y que en la obra iban desde un anarquista hasta un tío enfermo con sida, pasando por una prima malinchista, una madre desnaturalizada y un padre ausente.
En cuanto al texto de Ott, bien valdría la pena que el director le echara una revisada porque en algunos sentidos está un poco obsoleto, sobre todo cuando se aborda el dramatismo del tío Carlos y el repudio que ha sufrido por parte de la sociedad al ser seropositivo, situación que, afortunadamente, está cambiando, al menos en NL.
La segunda obra que vimos, y que cerró el festival, fue Patria que nace torcida, con la participación de Paulo Sergio Galindo del DF.
El monólogo se presentaba como un ejercicio de clown a través del cual se reflexionaría sobre los personajes que forjaron a México, pero lamentablemente esto no sucedió así. La obra se prolongó por más de una hora y media y sólo en pequeñas acciones se pudo asomar el clown, ya que en la mayoría del montaje sólo se veía sobre el escenario a un payaso que poco a poco se fue convirtiendo en un actor de comedia barata, digno de los programas de la televisión abierta.
A no ser por algunos elementos que apoyaban su actuación como una especie de trapeador que se trasformaba en caballo y el uso de marionetas, la obra carecía de una propuesta artística original y creativa.
Si duda dos propuestas donde la comedia está presente, pero una con aciertos bien logrados y otra que se diluyó entre tanta improvisación y recursos desgastados por el famoso pastelazo de la comedia mexicana. Estaremos al pendiente del Festival de Teatro Nuevo León 2010, que inicia hoy.
Monterrey, NL
El monólogo como expresión artística se vale de muchos recursos escénicos que permiten lograr la atención del público, y llegar a la reflexión con la interpretación adecuada del actor. En este sentido es importante no ser conformista y sí explorar todas las posibilidades que hay en esta disciplina.
El Festival de Teatro a Una Sola Voz 2010, conformado por monólogos, concluyó el fin de semana pasado, y tuvimos la oportunidad de presenciar las dos obras montadas jueves y viernes. En ambas se exploró el escenario creativamente, pero con resultados distintos.
La primera de ellas, El fotomatón, dirigida por Angel Norzagaray, y actuada por Felipe Tútuti, es una historia que nos acerca a la esencia del ser humano para poder sobrevivir en esta sociedad: el amor y los lazos afectivos, y cómo estos pueden ser rotos, incluso por la familia cuando se decepciona de ti por no cumplir sus expectativas.
El mismo actor lo menciona al iniciar y cerrar el monólogo: “Vamos a negociar algo: yo te quiero y tu me quieres, así de sencillo es”. Y vaya que somos expertos en aniquilar hasta el ultimo resquicio de humanidad que podamos tener, todo en el afán de obligar a las personas a ser como según nuestras creencias deben ser.
Y en este sentido el texto de Gustavo Ott nos lleva a cuestionar diferentes instituciones, que parten desde el núcleo social hasta la política, la escuela y la religión.
La obra contó con una actuación muy buena por parte de Tútuti. El actor tiene una habilidad asombrosa para transformar las tonalidades de cada uno de los personajes que interpreta y que en la obra iban desde un anarquista hasta un tío enfermo con sida, pasando por una prima malinchista, una madre desnaturalizada y un padre ausente.
En cuanto al texto de Ott, bien valdría la pena que el director le echara una revisada porque en algunos sentidos está un poco obsoleto, sobre todo cuando se aborda el dramatismo del tío Carlos y el repudio que ha sufrido por parte de la sociedad al ser seropositivo, situación que, afortunadamente, está cambiando, al menos en NL.
La segunda obra que vimos, y que cerró el festival, fue Patria que nace torcida, con la participación de Paulo Sergio Galindo del DF.
El monólogo se presentaba como un ejercicio de clown a través del cual se reflexionaría sobre los personajes que forjaron a México, pero lamentablemente esto no sucedió así. La obra se prolongó por más de una hora y media y sólo en pequeñas acciones se pudo asomar el clown, ya que en la mayoría del montaje sólo se veía sobre el escenario a un payaso que poco a poco se fue convirtiendo en un actor de comedia barata, digno de los programas de la televisión abierta.
A no ser por algunos elementos que apoyaban su actuación como una especie de trapeador que se trasformaba en caballo y el uso de marionetas, la obra carecía de una propuesta artística original y creativa.
Si duda dos propuestas donde la comedia está presente, pero una con aciertos bien logrados y otra que se diluyó entre tanta improvisación y recursos desgastados por el famoso pastelazo de la comedia mexicana. Estaremos al pendiente del Festival de Teatro Nuevo León 2010, que inicia hoy.
Monterrey, NL
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