La histórica pieza partió ayer al Distrito Federal con el fin de formar parte de la exposición México 200 años: La Patria en construcción, que se montará en el Palacio Nacional para los festejos del Bicentenario.
El espíritu viajero de fray Servando Teresa de Mier permanece en sus objetos. Esto porque el día de ayer, la imprenta que trajera a la ciudad el independentista regiomontano en 1817 fue trasladada al DF para formar parte de la exposición México 200 años: La Patria en construcción.
La llamada “Imprenta del Padre Mier” fue una de las primeras que llegaron a Monterrey en el ya lejano 1817. Acompañada del guerrillero español Francisco Javier Mina, el impresor Samuel Bangs y por el propio dominico regiomontano, la imprenta fue confiscada en el puerto de Soto La Marina por Joaquín de Arredondo, quien la traería consigo a la ciudad.
Desde entonces es considerada como una de las piezas históricas de mayor valor para el estado, la cual pasó a ser parte del acervo del Museo Regional El Obispado desde su fundación en 1950.
La pieza estará cedida en calidad de préstamo durante todo el periodo de su exhibición en el DF. Su viaje inició desde muy temprana hora de ayer, en donde la compañía Córdova Plaza –especializada en traslados de acervo museográfico– fue la encargada del traslado hasta la Ciudad de México.
Para esto, la antigua rotativa fue protegida con materiales plásticos y de madera especiales, que servirán para mantenerla alejada de humedad, de cambios bruscos de temperatura o de la aparición de cualquier tipo de insecto.
De igual forma, la pieza fue asegurada previamente por dos millones 500 mil pesos.
A través de la historia
Siendo un mecanismo de avanzada tecnología para el siglo, la referida imprenta nos ofrece una apariencia completamente rudimentaria para nuestros días.
De un pesado acabado y con un mecanismo que basa sus movimientos mediante correas de cuero y que se soporta entre planchas de hierro y una estructura de madera, la rudimentaria impresora es aún completamente funcional.
“La imprenta funciona, no tiene ningún daño ni le falta ninguna pieza, si se llegara a ocupar muy bien podríamos imprimir textos con ella”, refiere Francisco Aguilar Moreno, coordinador del Museo Regional El Obispado.
Antes de convertirse en pieza de museo, la imprenta siguió ofreciendo sus servicios, en donde se proclamaron por igual panfletos independentistas que hojas gubernamentales.
Se tienen registros de que aún y en 1940 –123 años después de que pisara suelo mexicano– la rotativa aún fue utilizada para imprimir algunos documentos gubernamentales.
Sobre ella existen investigaciones y análisis hechos por los más variados personajes de la historia y la literatura. El médico José Eleuterio González “Gonzalitos”, el literato Alfonso Reyes y el cronista Apolinar Núñez de León escribieron sobre la rotativa traída por el Padre Mier a estas tierras.
Permaneciente detrás de un cristal desde 1950, la “Imprenta del Padre Mier” recibió un apoyo para su preservación histórica en los meses recientes, cuando un grupo de especialistas digitalizaron cada centímetro de la pieza, por lo que actualmente se cuenta con un modelo en 3D de la histórica rotativa.
Pieza bicentenaria
Fue traída a México por Servando Teresa de Mier y Francisco Javier Mina en 1817. Apresados Mier y Mina en Soto La Marina por las tropas de Joaquín de Arredondo, la imprenta fue traída a Monterrey.
En la ciudad todavía sirvió como imprenta de proclamas independentistas; después estuvo itinerando entre la ciudad de Saltillo y Monterrey. Con más de 120 años de antigüedad, en 1940 el Gobierno del Estado la utilizaba para imprimir documentos.
Es la pieza central del Museo del Obispado desde su apertura, en 1950. Está asegurada por dos millones 500 mil pesos, y su regreso se prevé para junio de 2011.
Monterrey, NL
El espíritu viajero de fray Servando Teresa de Mier permanece en sus objetos. Esto porque el día de ayer, la imprenta que trajera a la ciudad el independentista regiomontano en 1817 fue trasladada al DF para formar parte de la exposición México 200 años: La Patria en construcción.
La llamada “Imprenta del Padre Mier” fue una de las primeras que llegaron a Monterrey en el ya lejano 1817. Acompañada del guerrillero español Francisco Javier Mina, el impresor Samuel Bangs y por el propio dominico regiomontano, la imprenta fue confiscada en el puerto de Soto La Marina por Joaquín de Arredondo, quien la traería consigo a la ciudad.
Desde entonces es considerada como una de las piezas históricas de mayor valor para el estado, la cual pasó a ser parte del acervo del Museo Regional El Obispado desde su fundación en 1950.
La pieza estará cedida en calidad de préstamo durante todo el periodo de su exhibición en el DF. Su viaje inició desde muy temprana hora de ayer, en donde la compañía Córdova Plaza –especializada en traslados de acervo museográfico– fue la encargada del traslado hasta la Ciudad de México.
Para esto, la antigua rotativa fue protegida con materiales plásticos y de madera especiales, que servirán para mantenerla alejada de humedad, de cambios bruscos de temperatura o de la aparición de cualquier tipo de insecto.
De igual forma, la pieza fue asegurada previamente por dos millones 500 mil pesos.
A través de la historia
Siendo un mecanismo de avanzada tecnología para el siglo, la referida imprenta nos ofrece una apariencia completamente rudimentaria para nuestros días.
De un pesado acabado y con un mecanismo que basa sus movimientos mediante correas de cuero y que se soporta entre planchas de hierro y una estructura de madera, la rudimentaria impresora es aún completamente funcional.
“La imprenta funciona, no tiene ningún daño ni le falta ninguna pieza, si se llegara a ocupar muy bien podríamos imprimir textos con ella”, refiere Francisco Aguilar Moreno, coordinador del Museo Regional El Obispado.
Antes de convertirse en pieza de museo, la imprenta siguió ofreciendo sus servicios, en donde se proclamaron por igual panfletos independentistas que hojas gubernamentales.
Se tienen registros de que aún y en 1940 –123 años después de que pisara suelo mexicano– la rotativa aún fue utilizada para imprimir algunos documentos gubernamentales.
Sobre ella existen investigaciones y análisis hechos por los más variados personajes de la historia y la literatura. El médico José Eleuterio González “Gonzalitos”, el literato Alfonso Reyes y el cronista Apolinar Núñez de León escribieron sobre la rotativa traída por el Padre Mier a estas tierras.
Permaneciente detrás de un cristal desde 1950, la “Imprenta del Padre Mier” recibió un apoyo para su preservación histórica en los meses recientes, cuando un grupo de especialistas digitalizaron cada centímetro de la pieza, por lo que actualmente se cuenta con un modelo en 3D de la histórica rotativa.
Pieza bicentenaria
Fue traída a México por Servando Teresa de Mier y Francisco Javier Mina en 1817. Apresados Mier y Mina en Soto La Marina por las tropas de Joaquín de Arredondo, la imprenta fue traída a Monterrey.
En la ciudad todavía sirvió como imprenta de proclamas independentistas; después estuvo itinerando entre la ciudad de Saltillo y Monterrey. Con más de 120 años de antigüedad, en 1940 el Gobierno del Estado la utilizaba para imprimir documentos.
Es la pieza central del Museo del Obispado desde su apertura, en 1950. Está asegurada por dos millones 500 mil pesos, y su regreso se prevé para junio de 2011.
Monterrey, NL
¡Qué maravilla! Desde luego semejante pieza es para exponerla en un museo, es una reliquia,
ResponderEliminarUn saludo,
Rosa
www.imprenta-barcelona.org