La compañía de danza de Sonora se presentó en dos ocasiones en el FIAC
Al tiempo que el cine o el teatro, más bien, las artes contemporáneas se entretejen con las acciones simultáneas, la danza también acude a estas premisas.
Una de las que más ha explorado las condiciones de lo contemporáneo en el lenguaje dancístico es la compañía Antares, dirigida por el coreógrafo, Miguel Mancillas.
Con Polígono Irregular, su primera presentación en el FIAC, y con Lado a Lado, la propuesta integral de la compañía acude a diversas acciones que suceden intempestivamente. Los cinco bailarines se introducen en un habitáculo desde cuatro perspectivas, cuatro cuadrados en el escenario.
Así, la ira, el desasosiego, la soledad o una caricatura de los estereotipos se manifiestan en las rutinas ejecutadas por los creadores, quienes pulen su lenguaje a base de disciplina física y fuerza necesaria para imprimirle al montaje un hálito de socarronería gozosa. El uso del video y los sound tracks de cintas y sonidos incidentales nutren el desarrollo de la coreografía donde los intérpretes se atavían de un conjunto blanco de lunares a color con lo que se imprime un ánimo lúdico a la pieza.
Hay irrupciones, enfrentamientos, abandonos. Lado a lado parece entonces una ventana desde donde se mira y se es mirado a la vez.
Considerado uno de los coreógrafos más destacados de su generación, Miguel Mancillas ha pisado con su compañía escenarios de México, Latinoamérica, Estados Unidos y Europa.
León, Gto.
Al tiempo que el cine o el teatro, más bien, las artes contemporáneas se entretejen con las acciones simultáneas, la danza también acude a estas premisas.
Una de las que más ha explorado las condiciones de lo contemporáneo en el lenguaje dancístico es la compañía Antares, dirigida por el coreógrafo, Miguel Mancillas.
Con Polígono Irregular, su primera presentación en el FIAC, y con Lado a Lado, la propuesta integral de la compañía acude a diversas acciones que suceden intempestivamente. Los cinco bailarines se introducen en un habitáculo desde cuatro perspectivas, cuatro cuadrados en el escenario.
Así, la ira, el desasosiego, la soledad o una caricatura de los estereotipos se manifiestan en las rutinas ejecutadas por los creadores, quienes pulen su lenguaje a base de disciplina física y fuerza necesaria para imprimirle al montaje un hálito de socarronería gozosa. El uso del video y los sound tracks de cintas y sonidos incidentales nutren el desarrollo de la coreografía donde los intérpretes se atavían de un conjunto blanco de lunares a color con lo que se imprime un ánimo lúdico a la pieza.
Hay irrupciones, enfrentamientos, abandonos. Lado a lado parece entonces una ventana desde donde se mira y se es mirado a la vez.
Considerado uno de los coreógrafos más destacados de su generación, Miguel Mancillas ha pisado con su compañía escenarios de México, Latinoamérica, Estados Unidos y Europa.
León, Gto.
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