Por: Francisco Medina
Diego Rivera fue el creador del mito plástico de la Revolución Mexicana, a partir de la adaptación de algunas escenas bíblicas que ya habían sido pintadas durante el Renacimiento italiano, señaló el historiador Salvador Rueda Smithers, al destacar que de esta manera el muralista difundió la historia de México universalmente, haciendo énfasis en el movimiento revolucionario y, sobre todo, en el zapatismo
De esta manera, con sus decenas de murales plasmados en diversos recintos nacionales y extranjeros, el pintor guanajuatense decidió entretejer la historia nacional con los mitos del origen y el léxico pictórico religioso para dirigirse a los pueblos cristianos y explicar el alcance de la Revolución, señaló el especialista del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta), al participar en el Seminario Permanente de Iconografía que se realiza mensualmente en el Museo de El Carmen.
En este foro, organizado por el INAH, al hacer un análisis de la obra de Rivera, el también director del Museo Nacional de Historia indicó que con la utilización del lenguaje religioso el artista no trató de reflejar una visión católica del mundo, sino la visión del cristianismo como fundamento mítico de la civilización occidental.
“Rivera fue un fanático del renacimiento, mitógrafo laico de la mexicanidad, mitómano a voluntad, católico que gustó del disfraz de hereje y apóstata, rosacruz y comunista militante, infatigable del panegírico nacionalista y artista comprometido con el arte”, puntualizó Salvador Rueda.
En este sentido, el historiador citó los frescos pintados en 1926 en la Antigua Escuela Nacional de Agricultura, hoy Universidad Autónoma de Chapingo, Alianza obrero campesina y La sangre de los mártires revolucionarios fertilizando la tierra, en los que Diego Rivera marca dichos aspectos de estética e ideología.
Este último —dijo— es una adaptación que hace Diego Rivera del Episodio I de la secuencia mural La Invención de la Santa Cruz, que a finales del siglo XIV hizo el pintor renacentista Agnolo Gaddi en la iglesia Santa Croce, en Florencia, Italia.
“Este mural fue inspirado en el pasaje La muerte de Adán, que hace referencia al momento en que lo están velando, y su hijo siembra sobre el estómago y corazón del difunto una semilla del Árbol de la Vida. En analogía, Rivera retrata a Emiliano Zapata, sobre el cual crece una próspera milpa, refiriéndose al ‘Caudillo del Sur’ como el nuevo Adán”.
Así mismo, en la pintura El abrazo y campesinos, que Rivera plasmó en una pared del patio de la Secretaría de Educación Pública (SEP), muestra la misma composición pictórica y el mismo significado que la obra La Entrada a Jerusalén del artista renacentista Giotto di Bondone, hecho en el siglo XIV, en la Capilla de los Scrovegni, en Padua, Italia, para hacer referencia que con la lucha y sufrimiento de los obreros y campesinos tendríamos un país mejor y más libre.
Al dictar la conferencia Perspectivas sobre el paisaje zapatista, Rueda Smithers mencionó que, no obstante que el pintor se encontraba en el extranjero durante los años de desarrollo del movimiento armado, Rivera comenzó a hacer propaganda a favor de la Revolución Mexicana, a través de sus pinturas. “En 1915, desde París, Diego interrogaba al mundo, atestiguaba los efectos de la guerra con el mismo ímpetu con el que buscaba los léxicos plásticos para expresar su idea de realidad y civilización”.
Rivera sabía que la Revolución era más que violencia y que en todas partes se proponían soluciones o se debatían posturas, surgían leyes que procuraban bienestares más amplios que los ejercidos por el Porfirismo, señaló.
“Él trataba de abreviar en las vanguardias geométricas del cubismo, el temperamento mexicano y su ejemplo más logrado, según confesó entonces, fue el óleo Paisaje zapatista. El Guerrillero”.
Describió que un rifle, un sarape de colores y un sombrero gris de ala ancha y copa enorme, ocupan el centro de la composición, elementos que para la época eran símbolos de libertad establecidos por los zapatistas, comentó el historiador del INAH.
Diez años después de la realización de dicha obra en Francia, Rivera comenzó a retratar diversos aspectos y personajes de la Revolución, pero inspirados en pasajes del génesis bíblico, y que plasmó en los murales de Palacio Nacional, así como en el edificio de la SEP y en lo que hoy es la Universidad Autónoma de Chapingo.
Así, “Diego Rivera fue uno de los principales promotores de la memoria iconográfica zapatista, luego de que concluyó el movimiento armado, ya que a lo largo de su carrera plástica realizó diversas pinturas de este caudillo y su movimiento armado”, destacó Salvador Rueda, al señalar que a pesar de esta producción pictórica, no se sabe con exactitud si Rivera apoyó directamente a la Revolución y en especial al zapatismo.
“Él decía que sí y que por eso estuvo a punto de ser fusilado, además cuenta algunas anécdotas sobre cómo se relacionó con los zapatistas. Sin embargo, no estoy tan seguro de que en realidad lo haya hecho, porque a él le gustaba exagerar un poco las cosas.
“Fundamentalmente, Diego Rivera proyectó la imagen del zapatismo como movimiento agrarista y la de Emiliano Zapata como el héroe telúrico, pero hasta después de que la Revolución Mexicana se había consumado”, concluyó el historiador Rueda Smithers.
El Seminario Permanente de Iconografía se realiza el segundo martes de cada mes, de 10:00 a 14:00 horas en el Museo de El Carmen, ubicado en Avenida Revolución N° 4 y 6 esquina Monasterio, colonia San Ángel.
Este foro académico terminará sus sesiones en noviembre. Las próximas conferencias serán el 10 de agosto, con las ponencias Las hermanas Narváez en la Revolución Mexicana y Centenario de la Universidad Nacional de México, a cargo de la historiadora Elizabeth Jaime, y la maestra en Lengua y Literatura, Celia Haupt, respectivamente.
IV Festival Pozos Blues
Por: Francisco Medina
Por cuarta vez en la pequeña población de San Luis de la Paz, Guanajuato, se celebró el IV Festival Pozos Blues, que tuvo como escenario el Antiguo Abasto del Mineral de Pozos.
A partir de su inicio en diciembre de 2007, este festival que organiza la agrupación La Rambla, se ha consolidado como escaparate para diversos grupos a nivel nacional. Baste citar la participación de bandas del Distrito Federal como Solaris Blue, Follaje, Yellow Dog, La Tregua, el Callejón Blues; y también Los Amigos del Blues, y The Fart Blues, ambos de Aguascalientes, y como anfitriones, a Corazón Endiosado, de Guanajuato, y desde luego, La Rambla.
A partir del año anterior Pozos Blues ha enfilado su rumbo hacia la internacionalización, con la presencia de Angel D’ Mayo Blues Band, de Argentina y en la edición de este pasado fin de semana, estuvieron como invitado internacional Danny Blue, procedente de Chicago.
De igual forma actuaron Legión del Blues, de Monterrey; La Oca Blues, de Querétaro; Deneb, de Torreón; Monroy Blues, de Ciudad Valles, San Luis Potosí, y del Distrito Federal La Rambla y Solaris Blue, que aprovecho la oportunidad para continuar su campaña de promoción de su más reciente CD “Semilla de Blues”, cuyos temas son de la autoría de Alejandro Ruiz Martínez, y Mario Martínez Valdez.
A beneficio del bajista Jorge Velasco,
Por: Francisco Medina
El 7 de agosto en la Sala Silvestre Revueltas unen bluseros corazones para apoyar a un amigo con un magno concierto en el Centro Cultural Ollin Yoliztli, con la participación de Betsy Pecanins, Nina Galindo, Jaime López, José Cruz y Guillermo Briseño, entre otros.
Autor de El Canto de la Tribu, prologado por Carlos Monsiváis, con el que obtuvo el IX Premio de Ensayo Literario Hispanoamericano Lya Kostakowsky, que le entregó Gabriel García Márquez
Con la finalidad de hermanarse y ayudar a una buena causa, reconocidos músicos como Betsy Pecanins, Nina Galindo, Jaime López, José Cruz y Guillermo Briseño, destacados exponentes del blues y la música alternativa, ofrecerán un concierto a beneficio del músico Jorge Velasco, quien será sometido a una operación de corazón.
El próximo 7 de agosto, a las 19:00 horas, se llevará a cabo en la Sala Silvestre Revueltas del Centro Cultural Ollin Yoliztli, el concierto que lleva por título Corazón Blusero, cuya finalidad es recabar fondos para financiar la operación a que será sometido el bajista, con una trayectoria de 35 años en la música y la canción popular alternativa, también considerado cronista e investigador de este movimiento cultural.
Algunos de los artistas y grupos con los que ha participado Jorge Velasco son Betsy Pecanins, Jaime López, Nina Galindo, Gabino Palomares, Sergio Arau y los Mismísimos Ángeles, MCC (Música y Contracultura), Mexicanto, 0720 Aleación, Zazhil y Real de Catorce, entre otros.
Destaca la publicación de su ensayo El Canto de la Tribu, con prólogo del recién fallecido Carlos Monsiváis, en donde aborda el estudio del movimiento alternativo de música popular en México, con el que en 2003 obtuvo el IX Premio de Ensayo Literario Hispanoamericano Lya Kostakowsky, de manos del Nóbel colombiano Gabriel García Márquez.
En Corazón Blusero se hará un recorrido por los grandes éxitos de las personalidades que estarán presentes. También habrá algunos palomazos para intercambiar tonos y estilos.
La cuota de recuperación es de $100.00 pesos. Los boletos estarán a la venta en las librerías El Péndulo, sucursal Condesa, que se ubica en Av. Nuevo León 115 y en la sucursal del Centro Comercial Perisur, ubicada en el local 402. Quienes lo prefieran, el día del evento se podrán adquirir boletos en la Sala Silvestre Revueltas del Centro Cultural Ollin Yoliztli.
Diego Rivera fue el creador del mito plástico de la Revolución Mexicana, a partir de la adaptación de algunas escenas bíblicas que ya habían sido pintadas durante el Renacimiento italiano, señaló el historiador Salvador Rueda Smithers, al destacar que de esta manera el muralista difundió la historia de México universalmente, haciendo énfasis en el movimiento revolucionario y, sobre todo, en el zapatismo
De esta manera, con sus decenas de murales plasmados en diversos recintos nacionales y extranjeros, el pintor guanajuatense decidió entretejer la historia nacional con los mitos del origen y el léxico pictórico religioso para dirigirse a los pueblos cristianos y explicar el alcance de la Revolución, señaló el especialista del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta), al participar en el Seminario Permanente de Iconografía que se realiza mensualmente en el Museo de El Carmen.
En este foro, organizado por el INAH, al hacer un análisis de la obra de Rivera, el también director del Museo Nacional de Historia indicó que con la utilización del lenguaje religioso el artista no trató de reflejar una visión católica del mundo, sino la visión del cristianismo como fundamento mítico de la civilización occidental.
“Rivera fue un fanático del renacimiento, mitógrafo laico de la mexicanidad, mitómano a voluntad, católico que gustó del disfraz de hereje y apóstata, rosacruz y comunista militante, infatigable del panegírico nacionalista y artista comprometido con el arte”, puntualizó Salvador Rueda.
En este sentido, el historiador citó los frescos pintados en 1926 en la Antigua Escuela Nacional de Agricultura, hoy Universidad Autónoma de Chapingo, Alianza obrero campesina y La sangre de los mártires revolucionarios fertilizando la tierra, en los que Diego Rivera marca dichos aspectos de estética e ideología.
Este último —dijo— es una adaptación que hace Diego Rivera del Episodio I de la secuencia mural La Invención de la Santa Cruz, que a finales del siglo XIV hizo el pintor renacentista Agnolo Gaddi en la iglesia Santa Croce, en Florencia, Italia.
“Este mural fue inspirado en el pasaje La muerte de Adán, que hace referencia al momento en que lo están velando, y su hijo siembra sobre el estómago y corazón del difunto una semilla del Árbol de la Vida. En analogía, Rivera retrata a Emiliano Zapata, sobre el cual crece una próspera milpa, refiriéndose al ‘Caudillo del Sur’ como el nuevo Adán”.
Así mismo, en la pintura El abrazo y campesinos, que Rivera plasmó en una pared del patio de la Secretaría de Educación Pública (SEP), muestra la misma composición pictórica y el mismo significado que la obra La Entrada a Jerusalén del artista renacentista Giotto di Bondone, hecho en el siglo XIV, en la Capilla de los Scrovegni, en Padua, Italia, para hacer referencia que con la lucha y sufrimiento de los obreros y campesinos tendríamos un país mejor y más libre.
Al dictar la conferencia Perspectivas sobre el paisaje zapatista, Rueda Smithers mencionó que, no obstante que el pintor se encontraba en el extranjero durante los años de desarrollo del movimiento armado, Rivera comenzó a hacer propaganda a favor de la Revolución Mexicana, a través de sus pinturas. “En 1915, desde París, Diego interrogaba al mundo, atestiguaba los efectos de la guerra con el mismo ímpetu con el que buscaba los léxicos plásticos para expresar su idea de realidad y civilización”.
Rivera sabía que la Revolución era más que violencia y que en todas partes se proponían soluciones o se debatían posturas, surgían leyes que procuraban bienestares más amplios que los ejercidos por el Porfirismo, señaló.
“Él trataba de abreviar en las vanguardias geométricas del cubismo, el temperamento mexicano y su ejemplo más logrado, según confesó entonces, fue el óleo Paisaje zapatista. El Guerrillero”.
Describió que un rifle, un sarape de colores y un sombrero gris de ala ancha y copa enorme, ocupan el centro de la composición, elementos que para la época eran símbolos de libertad establecidos por los zapatistas, comentó el historiador del INAH.
Diez años después de la realización de dicha obra en Francia, Rivera comenzó a retratar diversos aspectos y personajes de la Revolución, pero inspirados en pasajes del génesis bíblico, y que plasmó en los murales de Palacio Nacional, así como en el edificio de la SEP y en lo que hoy es la Universidad Autónoma de Chapingo.
Así, “Diego Rivera fue uno de los principales promotores de la memoria iconográfica zapatista, luego de que concluyó el movimiento armado, ya que a lo largo de su carrera plástica realizó diversas pinturas de este caudillo y su movimiento armado”, destacó Salvador Rueda, al señalar que a pesar de esta producción pictórica, no se sabe con exactitud si Rivera apoyó directamente a la Revolución y en especial al zapatismo.
“Él decía que sí y que por eso estuvo a punto de ser fusilado, además cuenta algunas anécdotas sobre cómo se relacionó con los zapatistas. Sin embargo, no estoy tan seguro de que en realidad lo haya hecho, porque a él le gustaba exagerar un poco las cosas.
“Fundamentalmente, Diego Rivera proyectó la imagen del zapatismo como movimiento agrarista y la de Emiliano Zapata como el héroe telúrico, pero hasta después de que la Revolución Mexicana se había consumado”, concluyó el historiador Rueda Smithers.
El Seminario Permanente de Iconografía se realiza el segundo martes de cada mes, de 10:00 a 14:00 horas en el Museo de El Carmen, ubicado en Avenida Revolución N° 4 y 6 esquina Monasterio, colonia San Ángel.
Este foro académico terminará sus sesiones en noviembre. Las próximas conferencias serán el 10 de agosto, con las ponencias Las hermanas Narváez en la Revolución Mexicana y Centenario de la Universidad Nacional de México, a cargo de la historiadora Elizabeth Jaime, y la maestra en Lengua y Literatura, Celia Haupt, respectivamente.
IV Festival Pozos Blues
Por: Francisco Medina
Por cuarta vez en la pequeña población de San Luis de la Paz, Guanajuato, se celebró el IV Festival Pozos Blues, que tuvo como escenario el Antiguo Abasto del Mineral de Pozos.
A partir de su inicio en diciembre de 2007, este festival que organiza la agrupación La Rambla, se ha consolidado como escaparate para diversos grupos a nivel nacional. Baste citar la participación de bandas del Distrito Federal como Solaris Blue, Follaje, Yellow Dog, La Tregua, el Callejón Blues; y también Los Amigos del Blues, y The Fart Blues, ambos de Aguascalientes, y como anfitriones, a Corazón Endiosado, de Guanajuato, y desde luego, La Rambla.
A partir del año anterior Pozos Blues ha enfilado su rumbo hacia la internacionalización, con la presencia de Angel D’ Mayo Blues Band, de Argentina y en la edición de este pasado fin de semana, estuvieron como invitado internacional Danny Blue, procedente de Chicago.
De igual forma actuaron Legión del Blues, de Monterrey; La Oca Blues, de Querétaro; Deneb, de Torreón; Monroy Blues, de Ciudad Valles, San Luis Potosí, y del Distrito Federal La Rambla y Solaris Blue, que aprovecho la oportunidad para continuar su campaña de promoción de su más reciente CD “Semilla de Blues”, cuyos temas son de la autoría de Alejandro Ruiz Martínez, y Mario Martínez Valdez.
A beneficio del bajista Jorge Velasco,
Por: Francisco Medina
El 7 de agosto en la Sala Silvestre Revueltas unen bluseros corazones para apoyar a un amigo con un magno concierto en el Centro Cultural Ollin Yoliztli, con la participación de Betsy Pecanins, Nina Galindo, Jaime López, José Cruz y Guillermo Briseño, entre otros.
Autor de El Canto de la Tribu, prologado por Carlos Monsiváis, con el que obtuvo el IX Premio de Ensayo Literario Hispanoamericano Lya Kostakowsky, que le entregó Gabriel García Márquez
Con la finalidad de hermanarse y ayudar a una buena causa, reconocidos músicos como Betsy Pecanins, Nina Galindo, Jaime López, José Cruz y Guillermo Briseño, destacados exponentes del blues y la música alternativa, ofrecerán un concierto a beneficio del músico Jorge Velasco, quien será sometido a una operación de corazón.
El próximo 7 de agosto, a las 19:00 horas, se llevará a cabo en la Sala Silvestre Revueltas del Centro Cultural Ollin Yoliztli, el concierto que lleva por título Corazón Blusero, cuya finalidad es recabar fondos para financiar la operación a que será sometido el bajista, con una trayectoria de 35 años en la música y la canción popular alternativa, también considerado cronista e investigador de este movimiento cultural.
Algunos de los artistas y grupos con los que ha participado Jorge Velasco son Betsy Pecanins, Jaime López, Nina Galindo, Gabino Palomares, Sergio Arau y los Mismísimos Ángeles, MCC (Música y Contracultura), Mexicanto, 0720 Aleación, Zazhil y Real de Catorce, entre otros.
Destaca la publicación de su ensayo El Canto de la Tribu, con prólogo del recién fallecido Carlos Monsiváis, en donde aborda el estudio del movimiento alternativo de música popular en México, con el que en 2003 obtuvo el IX Premio de Ensayo Literario Hispanoamericano Lya Kostakowsky, de manos del Nóbel colombiano Gabriel García Márquez.
En Corazón Blusero se hará un recorrido por los grandes éxitos de las personalidades que estarán presentes. También habrá algunos palomazos para intercambiar tonos y estilos.
La cuota de recuperación es de $100.00 pesos. Los boletos estarán a la venta en las librerías El Péndulo, sucursal Condesa, que se ubica en Av. Nuevo León 115 y en la sucursal del Centro Comercial Perisur, ubicada en el local 402. Quienes lo prefieran, el día del evento se podrán adquirir boletos en la Sala Silvestre Revueltas del Centro Cultural Ollin Yoliztli.
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