miércoles, 19 de mayo de 2010

Las memorias de un historiador que pasó de ser judío a comunista

Juan Brom recrea en su autobiografía política, el nazismo, el comunismo y los conflictos estudiantiles en México

Llegó a México cuando apenas tenía 14 años. Un muchacho judío que junto con su familia huía de una Europa en guerra con ciudades amenazadas por los bombardeos y los ultrajes del nazismo. Juan Brom, el historiador y profesor de la UNAM desde más de cuatro décadas que es famoso por su libro Esbozo de Historia Universal -que ha vendido cerca de 800 mil ejemplares-, quiso contar su experiencia de vida y lo hizo a través de una autobiografía política.

De niño judío-alemán a comunista mexicano es una autobiografía nada personal pero sí muy histórica. Aunque se trata de las memorias de un judío que llega a México antes de la Segunda Guerra Mundial, la edición publicada por Grijalbo va más allá, es la transmisión de una experiencia sobre la historia de parte del siglo XX y su visión sobre la política.

“Aunque arranca con mi fecha de nacimiento, este libro es una autobiografía política muy puntual, porque no tengo ningún afán de explicar mi vida personal, ni sentimental. Me casé, el matrimonio duró un tiempo, tuve dos hijas y se disolvió. Sin más. Lo principal es contar tanto la experiencia y el análisis posterior”, señala el historiador.

A sus 84 años y con una gran cantidad de libros publicados, entre los que destacan Para comprender la Historia y Esbozo de Historia de México, que también son libros muy leídos en las escuelas de nivel medio superior, Juan Brom asegura: “Yo viví el nazismo, yo tenía siete años cuando Hitler subió al poder en Alemania; tengo qué contar, aunque es verdad que un niño de siete años poco entiende”.

Su visión de la historia

Requirió la distancia de los años y el alejamiento geográfico, pero no el cultural. Los cambios en su vida son tremendos, se hizo mexicano por convicción, nunca quiso regresar a Alemania, el país de sus padres; tampoco ha abandonado algunas costumbres, incluso aunque habla bien el español, no deja de tener ese acento del hebreo que siempre será.

A su llega a México, en 1941, Juan Brom se fue haciendo comunista. “Nací como más o menos todo mundo en un ambiente anticomunista, creyendo que los comunistas eran diablos. Ya en México sostuve largas pláticas que me interesaron y me convencieron, tuve lecturas, experiencias de vida, relación con muchas personas. Así, pasados los años, no dudé en convertirme en comunista y en hacerme mexicano”, señala el escritor y profesor emérito de la UNAM.

Como historiador, sabe que la vivencia de la infancia y de la juventud son elementos formativos para cualquier persona. “Yo me crié en un ambiente muy politizado, estaba la propaganda nazi de un supuesto nacionalismo porque no tenía nada que ver con los intereses de la mayoría de la acción alemana. Luego llegué a México, donde nos encontramos un grupo de emigrates, muchos de ellos comunistas y compañeros del movimiento alemán libre”, dice Brom.

Desde muy joven supo que quería ser historiador, pero también que quería participar en la gestión pública, trabajar en la política, ocuparse de las cosas de la polis, de la ciudad, de la comunidad. “Yo quería participar activamente en la política para contribuir a que no volviera a haber algo como el nazismo y para mejorar la vida de la humanidad, era un gran reto, pero si siete mil millones de integrantes de la humanidad aspiramos a hacer algo, pues podemos lograrlo; claro que cada quien debe emprender su parte por su cuenta”, afirma el historiador.

En el libro que no aspira a vender los cientos de copias que si han logrado Esbozo de la Historia Universal y Para comprender la Historia, Juan Brom cuenta de cómo se fue metiendo en la política a través de los libros, el primer movimiento estudiantil que le tocó vivir en el Politécnico y también de su relación con trabajadores de fábricas, donde conoció sus búsquedas por mejores condiciones de trabajo y donde descubrió los elementos básicos de la lucha de clases con sus dirigentes sindicales siempre más del lado del patrón, dice.

Los movimientos de la sociedad

“Estudié Historia para entender el movimiento de la sociedad; me pareció que esa era una forma de hacer lo que quería: entender a la sociedad y tener una labor para ayudar a otros a entenderla. Nunca llegué a ser totalmente dogmático porque una de las bases de la concepción marxista del mundo es que lo básico es el mundo, o sea que no es cuestión de imaginarmelo”, reconoce el autor.

Al paso de los años, su estancia en la UNAM como profesor, donde ha vivido varios movimientos estudiantiles, casa desde donde vio pasar el Movimiento Estudiantil del 68, los grandes conflictos sociales, las luchas políticas y la creación y muerte del Partido Comunista Mexicno, hicieron que ese afán de analizar la sociedad se profundizara aún más.

“En lo fundamental no he cambiado de opinión, creo que el mundo va mal. No soy el único en la humanidad que opina eso; necesitamos un cambio, aunque eso es lo más inocuo que se puede decir. Quiero un cambio en que la sociedad esté determinada por sí misma, o sea, que no sea una sociedad donde haya un grupo pequeño que busca su beneficio personal o de grupo pequeño sin importarle explotar u oprimir a los demás. Pero esa es la situación actual”, asegura Brom.

El historiador dice que los regímenes que se habían propuesto construir el socialismo no lo lograron. Y sin embargo, no tiene duda de que hay que encontrar la forma para cambiar el mundo. “Necesitamos que la sociedad sea la dueña, no de cada comercio, sino de la toma de sus decisiones, eso significa un choque porque a los de hoy no les va a gustar. Ojalá que ese choque se pacífico”, expresa.

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