lunes, 22 de marzo de 2010

Juan Rulfo inspiró a Premio Alfaguara

Hernán Rivera Letelier, galardonado por El arte de la resurrección, dice que aspira a tomar "lo maravilloso de García Márquez, lo mágico de Juan Rulfo, lo lúdico de Cortázar y la sabiduría de Borges"

El escritor chileno Hernán Rivera Letelier vivió durante 45 años en el desierto de Atacama, treinta de ellos "explotado como obrero", y conoce como nadie ese paisaje hostil en el que ha situado El arte de la resurrección, la novela con la que hoy ha ganado la XIII edición del Premio Alfaguara. Además declaró que, entre otros, lo inspiró el autor mexicano Juan Rulfo.


"Yo no puedo escribir sobre otra cosa, porque el desierto soy yo" , aseguraba hoy Rivera Letelier (Talca, 1950) , en conferencia telefónica desde Chile, tras saber que había ganado este prestigioso galardón con una novela ambientada en las primeras décadas del siglo XX y protagonizada por el Cristo de Elqui, un vagabundo que se cree la reencarnación de Cristo y que se dedica a predicar por los territorios de las salitreras chilenas.


Según contaba el escritor, su primera impresión fue de "incredulidad" cuando Manuel Vicent, presidente del jurado del Premio Alfaguara, le comunicó que su novela había resultado elegida entre los 539 originales presentados al Premio.


"Me pareció casi un milagro de mi Cristo, el protagonista de la novela" , añadía el ganador, que se ha inspirado en un personaje real, Domingo Zárate Vera, un iluminado que desde los 33 años se dedicaba a predicar, para construir el de su libro.


"Lo tomaban por loco y era semianalfabeto, pero dejaba a todos fascinados con sus sermones" , explicaba este escritor a quien, según decía hoy él mismo, basta con mirarle a la cara para saber que no es un intelectual: "Tengo cara de boxeador en decadencia. Viví 45 años en ese desierto, de los que fui explotado como un obrero durante treinta, por lo que si alguien puede contar cómo es el desierto desde dentro, ése soy yo".

"Empecé a escribir y a leer en ese desierto, que me enseñó lo poco que sé. Me enseñó a conocerme a mí mismo y a aceptarme", aseguraba hoy Rivera Letelier, uno de los escritores chilenos de mayor éxito y autor, entre otras novelas, de La reina Isabel cantaba rancheras, Himno del ángel parado en una pata, Fatamorgana de amor con banda de música, El fantasista , Mi nombre es Malarrosa y La contadora de películas.


El jurado, que estuvo formado también por Juan Gabriel Vásquez, Soledad Puértolas, Gerardo Herrero, Juan Miguel Salvador y Juan González, valoró en la novela ganadora "el aliento y la fuerza narrativa" que late en ella, así como "la creación de una geografía personal a través del humor, el surrealismo y la tragedia" .


La novela fue "muy debatida y analizada" por el jurado y ganó "por méritos propios" , según dijo Manuel Vicent, quien se sintió "transportado a un mundo fantasmagórico" al leer El arte de la resurrección, un libro "lleno de palabras maravillosas".


Rivera Letelier se considera "hijo de los escritores del boom y nunca" ha renegado de ellos. En la novela ganadora mezcla la crónica histórica y social con poderosos elementos del realismo mágico, y su fuerza está en sus personajes, sobre todo en el Cristo, que recuerda a otros de Valle Inclán, García Márquez o Vargas Llosa.


"Yo aspiro a tomar lo maravilloso de García Márquez, lo mágico de Juan Rulfo, lo lúdico de Cortázar y la sabiduría de Borges", decía hoy el ganador del Alfaguara, cuya novela está situada en los años treinta y cuarenta, "pero hay cosas que parecen de la época actual".


Rivera Letelier se crió "con la Biblia en la almohada" . Su padre era un pastor evangélico y él lo acompañó muchas veces cuando iba a dar sus sermones. "Mi viejo era analfabeto, pero cuando se ponía a predicar era cosa seria; cuando hablaba, las piedras lloraban" , dijo el ganador, que ha investigado a fondo al predicador en el que se basa su novela y que ya inspiró un poema de Nicanor Parra.


En la novela de Rivera Letelier hay también una de esas prostitutas que tanto le gustan al escritor y que con frecuencia convierte en protagonista de sus libros. "Me llaman el escritor de las putas" , decía el ganador, que aprecia de forma especial el trabajo que estas mujeres hacen en el desierto de Chile, "el más duro del mundo".


El fallo del Premio Alfaguara, que está dotado con 175 mil dólares (unos 129 mil 270 euros) y está considerado uno de los de mayor prestigio del ámbito hispánico, atrae siempre a un buen número de escritores hasta la sede central del Grupo Santillana.
Madrid, España

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