martes, 19 de enero de 2010

Convocan al XVII Concurso de Grabado José Guadalupe Posada

En esta edición, el tema, la tendencia y la técnica de las obras quedan a juicio de los participantes, quienes deberán incluir como requisito indispensable la descripción puntual y cierta de las técnicas utilizadas (aguatinta, aguafuerte, punta seca, linóleo, barnices, xilografía y litografía).

El Instituto Cultural del Estado de Aguascalientes, el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Acero Arte convocaron al XVII Concurso Nacional de Grabado que lleva el nombre del ilustre artista mexicano José Guadalupe Posada, fallecido el 20 de enero de 1913.

En esta edición, el tema, la tendencia y la técnica de las obras quedan a juicio de los participantes, quienes deberán incluir como requisito indispensable la descripción puntual y cierta de las técnicas utilizadas (aguatinta, aguafuerte, punta seca, linóleo, barnices, xilografía y litografía).

Los interesados podrán inscribir un máximo de tres obras que deberán estar firmadas, numeradas y fichadas, con dimensiones de la superficie grabada no menores a 40 centímetros ni mayores a 1.50 metros.

La convocatoria cerrará el viernes 12 de marzo de 2010 y podrán participar todos los grabadores mexicanos, así como los extranjeros que tengan como mínimo una residencia comprobada de cinco años en el país.

Se otorgarán tres premios, dos en efectivo de 40 mil pesos cada uno y uno especial de una prensa tórculo de 90 x 152 centímetros, con un valor de 50 mil pesos.

De todos los artistas de su época, sin duda, el más reconocido en la materia es el grabador José Guadalupe Posada, a quien se considera un maestro en este arte, por sus estampas que describen con originalidad el espíritu del pueblo mexicano, reflejo de una sociedad caótica, pasionaria y llena de muerte.

Posada nació el 2 de febrero de 1852 en la ciudad de Aguascalientes, capital del estado del mismo nombre, comenzó su carrera artística haciendo dibujos, copiando imágenes religiosas y como ayudante de un taller de cerámica; en 1866 entró como aprendiz de litografía y grabado en el Taller de Trinidad Pedroza, donde realizó ilustraciones satíricas publicas en la revista "El jocote".

En 1871 se trasladó a León, Guanajuato, donde realizó litografías y grabados en madera que ilustraban cajetillas de cerillos, documentos y libros.

Más tarde marchó a la Ciudad de México donde instaló su primer taller en la calle de Santa Teresa (1887), y después se cambió a la de Santa Inés, hoy calle de Moneda. Pronto comenzó a trabajar como dibujante editorial en el taller de Antonio Vanegas Arroyo, para quien hizo miles de ilustraciones.

Lo mismo hizo para otras imprentas y algunos periódicos, todos de oposición al gobierno del dictador Porfirio Díaz, como Argos", "La patria", "El Ahuizote" y "El hijo del Ahuizote", en los cuales realizó ilustraciones y caricatura política.

Desde el estallido de la Revolución Mexicana, en 1910, y hasta su muerte, el maestro trabajó sin cansancio en la prensa dirigida a los trabajadores, lo que constituye hoy una crónica de la sociedad y la política de su época.

Sus creaciones criticaban, con un atrevido humor negro, la desigualdad e injusticia social que existía en la sociedad porfiriana; cuestionaba su moralidad y su culto por la modernidad.

Estas ilustraron noticias e historias insólitas que se editaban en las hojas volantes de la llamada "prensa de a centavo", que se vendía en las calles y eran bien recibidas por la gente por su contenido y precio accesible.

Las obras del grabador van del chisme cómico a la noticia trágica, del suceso real a la narración fantástica; Posada ilustró corridos, historias de crímenes y pasiones, de aparecidos y milagros.

Describió con originalidad el espíritu del pueblo mexicano, como los asuntos políticos, la vida cotidiana y su terror por el fin de siglo y del mundo, así como desastres naturales, creencias y magia.

Retrató y caricaturizó a todo tipo de personajes: revolucionarios, políticos, fusilados, borrachos, peladitos, bandoleros, catrines, damas elegantes, charros, toreros y obreros.

De su obra, son de admirar las composiciones llenas de movimiento, la intención y fuerza de las líneas del grabado, que confieren un gesto peculiar a los personajes y escenas que reproduce.

La fuerza del trazo era según el mensaje que quería transmitir; puede ser difuminado, suave y armonioso, sobre todo en escenas cotidianas y anuncios, o duro y grueso usando líneas encontradas, que transmiten la tensión del asunto violento y de la denuncia.

Los personajes, apoyándose de los textos chuscos y venenosos de las noticias, se muestran entonces mezquinos, cobardes, dignos o cómicos, según sea el caso, cuya experiencia para el espectador provoca lo mismo la risa, curiosidad, el horror o la indignación.

La expresión de su arte se nutrió del imaginario popular; utilizaba como modelos algunos grabados religiosos novohispanos y fotografías de Hugo Brohme, al igual que símbolos populares como animales ponzoñosos, esqueletos, el fuego, el rayo y otros.

También ilustró las famosas "calaveras", género que Posada desarrolló de manera extraordinaria. Al respecto, decía que la muerte era democrática, ya que, a fin de cuentas, guera, morena, rica o pobre, toda la gente acabaría siendo un esqueleto.

José Guadalupe Posada murió en la Ciudad de México el 20 de enero de 1913, a causa de una gastroenteritis aguda. Gran parte de su obra se conserva en el Instituto Nacional de Bellas Artes, en el Museo José Guadalupe Posada, en la ciudad de Aguascalientes, y en colecciones particulares.
Ciudad de México

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