lunes, 7 de junio de 2010

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Las piezas aparecerán a la venta en Londres y París, luego que el llamado “tesoro perdido” viera la luz en 1979, en medio de una fuerte disputa entre los herederos de Vollard y del amigo que resguardó sus bienes a su muerte.

Los clásicos no pasan de moda como lo muestra la vigencia que mantienen las obras del post impresionista francés Paul Gauguin, que fueran propiedad del galerista Ambroise Vollard, y que ahora serán subastadas por la casa Sotheby´s.

Las piezas, puntualizó Sotheby´s, aparecerán a la venta en Londres y París, los días 22 y 29 de junio, respectivamente, luego que el llamado “tesoro perdido” viera la luz en 1979, en medio de una fuerte disputa entre los herederos de Vollard y del amigo que resguardó sus bienes a su muerte.

Gauguin, quien se empleó en la marina mercante de su país y también como corredor de bolsa, se encontró con la pintura como resultado de su aventurada juventud.

Nacido en París, Francia, en el seno de una familia de clase media; su madre era hija de la célebre socialista y feminista Flora Tristán.

Debido a las ganancias que obtuvo por su trabajo como agente de bolsa en París logró disfrutar de una confortable vida burguesa con su mujer, la danesa Mette-Sophie Gad, y sus cinco hijos.

En 1874, después de conocer al pintor Camille Pissarro y ver la primera exposición de los impresionistas, se hizo coleccionista y pintor aficionado. Expuso con los impresionistas en 1876, 1880, 1881, 1882 y 1886.

En 1882, debido a la quiebra de la Bolsa, no le quedó más remedio que convertir su afición a la pintura en un oficio.

A comienzos de 1884 se trasladó a Ruán, donde vivía Pissarro, y entre 1886 y 1891 residió sobre todo en Bretaña, centro de un pequeño grupo de pintores experimentales conocidos como Escuela de Pont-Aven.

Bajo la influencia del pintor Emile Bernard, se alejó del impresionismo y adoptó un estilo menos naturalista, al que denominó Sintetismo.

Halló inspiración en el arte indígena, en los vitrales medievales y en los grabados japoneses, a los que conoció a través de Vincent van Gogh, en 1888, durante los dos meses que vivieron juntos en Arles, en el sur de Francia.

Tras el altercado en el que Van Gogh intentó matarlo, Gauguin abandonó la ciudad.

Después de esto, su nuevo estilo, marcado por la absorción de influencias del arte primitivo bretón, se caracterizó por la utilización de amplias zonas planas de colores encendidos, como lo muestra el cuadro "Cristo amarillo" (1889).

En 1891, arruinado y endeudado, se embarcó hacia Taití en un escape de la civilización europea, a la que consideraba una sociedad "gobernada por el oro" y de todo lo que es artificial y convencional.

Con excepción de una visita a Francia entre 1893 y 1895, el resto de su vida permaneció en las islas polinesias, primero en Taití y después en las Islas Marquesas.

Las características esenciales de su pintura experimentaron pocos cambios, mantuvo la expresividad cromática, el rechazo a la perspectiva y la utilización de formas amplias y planas.

Sin embargo, influido por el ambiente tropical y la cultura polinesia, su obra fue cobrando fuerza expresiva a medida que el tema se hizo más característico, la escala de sus cuadros mayor y sus composiciones más simples.

Su temática abarcó desde escenas de la vida cotidiana, como en las obras "Taitianas" o "En la playa" (1891), hasta inquietantes escenas de supersticiosa aprensión, como "El espíritu de los muertos observa".

De acuerdo con la crítica, su obra maestra es la inmensa alegoría, que es así su testamento pictórico, "De dónde venimos, qué somos, a dónde vamos?" (1897), pintado inmediatamente antes de su intento de suicidio.

Sus experimentaciones atrevidas con el color constituyen el antecedente directo del fauvismo y la fuerza de sus formas pictóricas influyó en el pintor noruego Edvard Munch y en la posterior escuela expresionista. Otra obra suya digna de mencionar es "Y el oro de sus cuerpos".

Una modesta pensión que le enviaba un vendedor de arte de París le mantuvo hasta su muerte, ocurrida el 9 de mayo de 1903, en el pueblo de Atuana, Isla de Dominica, en las Islas Marquesas.
Ciudad de México

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