viernes, 25 de junio de 2010

Rosenthal retrata la realidad en “Siempre gana la vida”

Denuncia la deshonestidad y lo que pasa en México y otros países, donde periodistas se convierten en el blanco de ataque

En 30 años, Bertrand Rosenthal ha conocido el mundo y la condición humana desde la tragedia, los conflictos y las guerras. Ha viajado de Chad a Chechenia, de Afganistán a Haití, de Irak a Ruanda y de Burundi a Mexico, persiguiendo el dolor humano, pero no para contar los dramas que hacen llorar sino para informar de la realidad.

El periodista y escritor francés, quien ha sido corresponsal de guerra en Europa Oriental, Centroamérica, África, Cuba y México, país en el que fue director de la agencia de noticias AFP, en la que trabaja desde hace tres décadas, afirma que si algo persigue con su libro de crónicas Siempre gana la vida (Debate) es denunciar la deshonestidad y su rechazo a que los periodistas que cubren información sobre el narcotráfico vivan bajo amenaza de muerte.

Rosenthal denuncia la deshonestidad y lo que pasa en México y en otros países “donde los periodistas somos blanco de ataque y ya no somos observadores, ahora somos parte del juego. No es justo, nosotros no vamos con armas, estamos tratando de reportar, pero no somos parte de los ejércitos, a veces estamos en contra de lo que hacen los gobiernos pero los que nos disparan, los que nos toman como rehenes, lo saben, somos representantes de una bandera; no somos mártires, no hacemos este trabajo para morirnos con el sueldo que nos dan”.


El periodista francés acepta que ha cambiado la postura del periodista en conflicto, porque también ha cambiado el interés de los lectores y los objetivos de los dueños de los medios de comunicación. Si algo le molesta a él como “periodista de hechos” -así se define- es que hoy en día los comunicadores centren sus reportes en historias de personajes con lo que explotan el drama humano pero sin contexto.

“Ahora para hacer reportajes, los periodistas buscan a un personaje central que va a llevar la anécdota o la cobertura. Está bien, pero no puede ser así porque ya no se enfrentan los datos y el análisis; no es posible que el periodismo sólo radique en historias muy humanas de un personaje porque hay que hacer llorar a la gente; el periodismo es confrontar los motivos de un conflicto pero la cobertura actual se enfoca en la tragedia humana, en las consecuencias que trae consigo un conflicto, pero el periodista no te habla de los motivos de ese conflicto”, cuestiona el periodista y escritor.

Cómplices

Para Bertrand Rosenthal es importante no perder de vista que hay refugiados y gente que sufre, es consciente de que se debe hablar de eso “pero por favor, no hay que dejar de hablar de los motivos del conflicto, de por qué pasó eso, pues de lo contrario se olvidan las mentiras y los motivos que nos llevaron, por ejemplo, a la guerra de Irak, que ahora no recordamos y que sólo sabemos que son terroristas que atacan tropas. Pero no decimos cuál fue el motivo: una mentira... dónde está el cursor de la historia, no debemos olvidar los motivos políticos y económicos que dieron pie al conflicto”.


Ante esa situación, la pregunta es ¿cuál es el papel de los periodistas? Bertrand Rosenthal asegura que los periodistas “somos cómplices porque también tenemos que vender lo que quiere la gente porque de lo contrario nos dejan de escuchar y nuestra información no se vende”; también son cómplices los medios de comunicación “que son empresas económicas y lo que quieren es vender, que es uno de los cambios principales de los últimos 40 años, tiempo en el que han cambiado los dueños de los medios de comunicación, pues antes eran periodistas y políticos que querían convencer de una ideología y actualmente son empresarios que invierten el dinero para vender un producto”.

Contar lo que ves

Pero a pesar de todo, el coautor junto con Jean-Fracois Fogel del libro Fin de siglo en La Habana, asegura que en medio de las guerras y los conflictos que él ha reportado a lo largo de 30 años y que ahora relata en este libro de crónicas, siempre gana la vida.

Ha recorrido buena parte del mundo para informar de los acontecimientos bélicos protagonizados por los hombres, ha sido un agudo observador de los desastres, un corresponsal de guerra cuya cobertura lo ha llevado de Chad a Rumanía, de Bogotá a Chechenía, estuvo en Sudán durante mucho tiempo y luego viajó a Kenia, poco tiempo después llegó a Afganistán donde conoció atrocidades, como en todo el mundo.

En 2003 le tocó cubrir la guerra en Irak y en 2004 Haití. En el libro, donde las historias que privan son las de hombres, mujeres, niños y ancianos que sobreviven en medio de la guerra, dejó pasar algunos años para reportar, en 2009, lo que pasa en México, en un texto donde está presente el narcotráfico, la violencia y los atentados contra sus colegas.

El periodista francés que ha recorrido el mundo siempre documentando las guerras, asegura que la vida está siempre en el centro, la gente en medio de guerras piensa en sobrevivir para vivir, cree en la salida de los conflictos y eso lo ve también en México.

“Obviamente yo no tengo la misma mirada que un mexicano sobre algo que pasa en este país, porque yo lo miro desde mi punto de vista de pinche francés, no miramos lo mismo porque la objetividad no existe, todo es subjetivo. Pero lo importante es la honestidad a nuestro oficio, contar lo que ves, lo que te dicen y tratar de entender por qué lo hacen de este modo y no de otro, aunque te choquees”, dice Bertrand Rosenthal.

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