jueves, 29 de octubre de 2009

Onetti supuso una revolución para los españoles, afirman


El escritor y periodista tinerfeño Juan Cruz ofreció una conferencia sobre España y el escritor uruguayo, de cuyo nacimiento se cumplieron cien años el pasado 1 de julio


Juan Carlos Onetti "significó una revolución" para los jóvenes autores españoles, "una mirada que tardó en ser comprendida", pero que "tardará mucho más en ser sustituida", dijo el escritor y periodista tinerfeño Juan Cruz.
Onetti (Montevideo 1909-Madrid 1994) "era insobornable" como escritor y "nunca transigió", lo que le convirtió "en un ejemplo" para los españoles, dijo Cruz, quien cerró en el Centro Cultural de España en Montevideo el ciclo "Bordeando a Onetti", que ha recordado durante los últimos meses al autor de "La vida breve" y "El pozo".
Cruz ofreció una conferencia sobre España y el escritor uruguayo, de cuyo nacimiento se cumplieron cien años el pasado 1 de julio.
El periodista español ganó hace unos días el Premio Comillas de Historia, Biografías y Memorias por su obra "Egos revueltos", en la que recoge impresiones sobre algunos grandes escritores a quienes conoció personalmente y entre los que destaca a Onetti con especial cariño.
"Era un verdadero escritor", que "tenía las historias por dentro y se le veían por fuera también", afirmó Cruz, después de glosar ante un dedicado público onettiano algunas de las anécdotas que lo ligaron al autor de "Cuando ya no importe".
"Onetti le debe a España la libertad de estar triste" y "nadie le interrumpió su tristeza", dijo Cruz, también editor de algunas de esas obras que el escritor uruguayo creó en Madrid, donde se instaló de forma definitiva en 1975 escapando de la dictadura uruguaya (1973-1985).
Pese a saber que vivir "era una desdicha", en España "tuvo momentos gozosos" y pudo integrarse en su mundo periodístico con artículos para el diario El País o para la agencia Efe, recordó Cruz.
"Se integró en el periodismo español y, con lo esquivo que era, llegó a ser un tipo de los que estaban ahí, de los que podías contar con él si necesitabas algo, su firma, su apoyo", dijo.
En 1974, Onetti fue encarcelado en Montevideo durante tres meses por formar parte de un jurado que premió un cuento condenado por la dictadura como pornográfico y subversivo.
Ese fue el desencadenante de su viaje a España: aprovechó una invitación a un simposio para quedarse en Madrid con Dorothea Muhr, "Dolly", su cuarta e inseparable esposa, ya hasta su muerte.
La imagen que tiene Cruz del Onetti asentado en España parece sacada de las páginas de "El astillero" o de "Juntacadáveres", dos de las novelas más aclamadas del creador de Santa María, territorio imaginario en el que, a manera de la Yoknapatawpha de su amado William Faulkner, situó buena parte de su obra.
"Era un hombre de espejuelos de montura negra, de pasta, que fumaba sin cesar un cigarrillo siempre a punto de perder su interminable ceniza cóncava", recordó Cruz en su conferencia.
De sus ojos aseveró que "saltaban sobre las capas de cebolla que tiene la realidad y llegaba a otro sitio".
Eso, indicó, "es lo que trasciende de su literatura. Una literatura que tiene tantas capas, muchas veces opacas, de cebolla, como si fueran cataratas sucesivas que uno tiene que ir venciendo".
Cruz subrayó que la esencia de Onetti "es que uno jamás llega a comprenderlo del todo", aunque sea "tan diáfano lo que nos quiere decir".
Sin embargo, destacó, "eso es la literatura, lo incomprensible", aquello "en lo que te tienes que meter como si te zambulleras en el misterio".
Según Juan Cruz, Onetti fue "un hombre providencial" para España, y su influencia sirvió para trascender la literatura "de las obviedades" empeñada en reflejar la realidad como si la escritura fuera una cámara de fotos.
Todo cambió "cuando surgió Onetti", quien "significó, sobre todo para los jóvenes, una revolución, una mirada que tardó en ser comprendida y que tardará muchísimo en ser sustituida, si no es insustituible".
Cruz recordó cómo Onetti defendió a escritores jóvenes como Antonio Muñoz Molina o Julio Llamazares de los embates del consagrado Camilo José Cela, que era todo aquello que el escritor uruguayo detestaba.
"En cierto modo Onetti le estaba devolviendo a esos chicos una fidelidad secreta", pero finalmente "fue como una bomba positiva en un país que necesitaba de esa savia", aseveró Cruz, mientras lo recordaba tumbado en su apartamento de la madrileña Avenida de América, en el pequeño paraíso que le construyó Dolly, su esposa durante 40 años,
Dolly asistió hoy en Montevideo al homenaje y, en declaraciones, señaló su agradecimiento por todos los honores que se han brindado a su esposo en este Año Onetti, en Uruguay, en México, en Argentina y en España.
Como uno de los colofones, el próximo 19 de noviembre se inaugurará en Alcalá de Henares (Madrid) una exposición sobre Onetti, que, según Muhr, contará con cuadros, libros, traducciones y ediciones de algunas de sus obras más significativas. Montevideo, Uruguay

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