miércoles, 26 de agosto de 2009

Praga dedica exposición a Kepler


La capital checa conmemora la estancia del astrónomo alemán en esa ciudad hace 400 años


Mientras vivía en un elegante edificio propiedad de la corona francesa, situado junto al praguense Puente de Carlos, el alemán Johannes Kepler completó en 1609 su Astronomía Nova, un libro que revolucionó la astronomía con las dos primeras leyes sobre el movimiento de los planetas en la órbita solar.
Han pasado cuatrocientos años de aquella obra crucial y la capital checa ha querido conmemorar la efemérides con un simposio científico, que coincide además con el Año Internacional de la Astronomía, e inaugurar una pequeña exhibición, el Museo Kepler.
Treinta expertos internacionales que participan en el simposio El legado de Kepler en la edad cósmica, del 24 al 27 de agosto, coincidiendo con el cuarto centenario de las primeras observaciones astronómicas de Galileo Galilei, presentan sus más recientes investigaciones sobre las condiciones cultural, científicas y sociales en que se gestaron las leyes de Kepler.
Con ocasión de este aniversario, también se ha emitido un sello conmemorativo de la "Astronomía nova", con un retrato del científico y una explicación esquemática de su primera y segunda ley sobre la órbita elíptica de los planetas alrededor del sol.
Además de ser un puntal en la investigación de la astronomía, Kepler destacó como pionero en los campos de la óptica, matemática, cristalografía y combinatoria.
"Queremos que el espíritu de Jan Kepler avance por nuevos espacios de esta casa (el Museo Kepler), y que su nombre sea más conocido en Praga", señaló a Efe la catedrática de Matemáticas en la Politécnica de Praga, Alena Solcova.
El alemán, cuya fama rebasó las fronteras, pasó un tiempo como asistente del astrónomo danés Tycho Brahe, que trabajaba en la corte del emperador Rodolfo II de Habsburgo, y a partir de las observaciones sobre la órbita de Marte que realizó Brahe, pudo más adelante descubrir las dos primeras leyes que llevan su nombre.
Al morir Brahe y liberarse el puesto de matemático de la Corte, cuyo titular era Raimarus Ursus, Kepler ascendió a ese puesto y se convirtió en un colaborador asiduo del emperador.
"Kepler fue un hombre de fortaleza y sentido ético extraordinarios, que se merece que aquí tenga su lugar", añadió la académica, que dejó entrever en sus palabras el difícil recorrido del científico alemán.
Johannes Kepler (Baden-Würtenberg 1571, Ratisbona 1630) mostró desde niño mostró una rara habilidad para el cálculo matemático y una gran atracción hacia la astronomía, y, tras estudiar en la Universidad de Tubinga, estaba destinado a ser pastor luterano.
"Él no era ortodoxo y tenía dudas sobre algunos artículos del luteranismo o `Confesión de Augsburgo`. Kepler decía de (Martín) Lutero que se comporta como Dios, y que sus afirmaciones son inamovibles", afirma Solcova.
A la muerte del Rodolfo II, que fue su empleador y mecenas en Praga, y que coincide también con las postrimerías de su mujer, Kepler abandonó Praga para convertirse en matemático oficial de Linz (Austria), si bien siguió trabajando en las "tablas rudolfinas".
Dichas tablas ayudaban a calcular la posición de los planetas en el sistema solar conocido entonces, e incluían además un mapamundi, calendario y otras informaciones para astrónomos y astrólogos.
En ellas se utilizaron dobles logaritmos, un concepto muy novedoso para aquella época.
En Linz, donde Kepler publica en 1619 su obra Harmonicis mundi con la tercera ley sobre la órbita de los planetas en el sistema solar, volvió a sufrir la incomprensión de sus coetáneos, ya que los protestantes le excomulgaron por su persistencia en apoyar las tesis de Nicolás Copérnico.
Pero no cejó en su apoyo del astrónomo polaco, "quien murió al poco de publicar su obra y no tuvo ocasión de luchar por esas ideas", afirma Solcova.
En cambio, a Kepler se le atribuye la cita de que "para mi es más sagrada la verdad, y aunque todos los santos que afirman que la tierra es redonda o que la tierra no se mueve sean eso, santos, para mi es más sagrada la verdad". Praga, República Checa/EFE (El Universal)

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