"Sería una señal política catastrófica: Daríamos la impresión de rendirnos a los estadounidenses", teme Jean-Noël Jeanneney, ex director de la BNF. Pero su sucesor negocia desde hace tiempo con Google discretamente, y en pocos meses habrá una decisión.
La Fontaine, Diderot, Molière, De Sade: todos los clásicos franceses parecen amenazados por un monstruo estadounidense que se los quiere tragar, o al menos así es como presenta la prensa gala el proyecto de la empresa Google, que quiere digitalizar, tras acuerdos similares con otras instituciones, también obras de la Biblioteca Nacional de Francia (BNF).
"Sería una señal política catastrófica: Daríamos la impresión de rendirnos a los estadounidenses", teme Jean-Noël Jeanneney, ex director de la BNF. Pero su sucesor negocia desde hace tiempo con Google discretamente, y en pocos meses habrá una decisión.
"Es como si alguien te regala una casa pero tapia la puerta con carteles publicitarios", resume el periódico "Libération" la oferta de Google.
El buscador estadounidense quiere escanear y subir a Internet obras cuyos derechos de autor han prescrito hace tiempo. La biblioteca no paga nada por ello, y Google se compromete a garantizar el acceso gratuito a Internet de los lectores, sólo a través de la web de la biblioteca o del propio buscador. La empresa cree que obtendrá ingresos millonarios con publicidad específica.
Por el momento no se sabe exactamente cómo se hará. Quizás, un lector que busca a través de Google una obra del Marqués de Sade reciba del lado derecho de la pantalla publicidad sobre juguetes sexuales. "No es malo que Google haga dinero con su motor de búsqueda, pero inquieta que tenga el monopolio", escribe "Libération".
Los defensores de la cultura francesa más escépticos no podrán detener, sin embargo, el proyecto. Desde su inicio en 2004, Google ya ha escaneado más de diez millones de libros, más de la mitad de ellos sin tener en cuenta al principio los derechos de autor.
El año pasado la empresa llegó a un acuerdo con los editores estadounidenses y pagará 125 millones de dólares, sólo una fracción de lo que podría ganar a largo plazo con los libros.
Estos dos últimos días Google se presentó ante las autoridades de la Unión Europea (UE) en Bruselas para tratar de resolver las preocupaciones europeas. Antes de que un libro sea digitalizado se comprobará bien que no se violen los derechos de autor, prometió.
A diferencia de Estados Unidos, Google escaneará en Europa sólo obras de al menos 150 años de antigüedad. Ya hay casi 30 bibliotecas que trabajan con el buscador, entre ellas la segunda más importante de Francia, en Lyon. Las obras se escanean a máquina, los volúmenes valiosos a mano. Google quiere digitalizar lo más rápido posible entre 15 y 20 millones de libros.
En comparación con los estadounidenses, los esfuerzos europeos son modestos. La mediateca de Internet Europeana, financiada por la UE, tiene sólo 4,6 millones de libros hasta ahora. La mitad aproximadamente procede de Francia, y la BNF ha escaneado hasta ahora unas 800.000 obras para el proyecto Gallica.
El problema son los altos costes, de 12 a 74 céntimos de euro por página. Quizás los franceses deberían haber escuchado a sus precursores en los años 80, y ahora no tendrían que luchar con Google: cuando el entonces presidente François Mitterrand planeaba una gigantesca biblioteca junto al Sena, hubo planes de usar el dinero en vez de ello para digitalizar libros. Pero al final no se hizo. París, Francia
"Sería una señal política catastrófica: Daríamos la impresión de rendirnos a los estadounidenses", teme Jean-Noël Jeanneney, ex director de la BNF. Pero su sucesor negocia desde hace tiempo con Google discretamente, y en pocos meses habrá una decisión.
"Es como si alguien te regala una casa pero tapia la puerta con carteles publicitarios", resume el periódico "Libération" la oferta de Google.
El buscador estadounidense quiere escanear y subir a Internet obras cuyos derechos de autor han prescrito hace tiempo. La biblioteca no paga nada por ello, y Google se compromete a garantizar el acceso gratuito a Internet de los lectores, sólo a través de la web de la biblioteca o del propio buscador. La empresa cree que obtendrá ingresos millonarios con publicidad específica.
Por el momento no se sabe exactamente cómo se hará. Quizás, un lector que busca a través de Google una obra del Marqués de Sade reciba del lado derecho de la pantalla publicidad sobre juguetes sexuales. "No es malo que Google haga dinero con su motor de búsqueda, pero inquieta que tenga el monopolio", escribe "Libération".
Los defensores de la cultura francesa más escépticos no podrán detener, sin embargo, el proyecto. Desde su inicio en 2004, Google ya ha escaneado más de diez millones de libros, más de la mitad de ellos sin tener en cuenta al principio los derechos de autor.
El año pasado la empresa llegó a un acuerdo con los editores estadounidenses y pagará 125 millones de dólares, sólo una fracción de lo que podría ganar a largo plazo con los libros.
Estos dos últimos días Google se presentó ante las autoridades de la Unión Europea (UE) en Bruselas para tratar de resolver las preocupaciones europeas. Antes de que un libro sea digitalizado se comprobará bien que no se violen los derechos de autor, prometió.
A diferencia de Estados Unidos, Google escaneará en Europa sólo obras de al menos 150 años de antigüedad. Ya hay casi 30 bibliotecas que trabajan con el buscador, entre ellas la segunda más importante de Francia, en Lyon. Las obras se escanean a máquina, los volúmenes valiosos a mano. Google quiere digitalizar lo más rápido posible entre 15 y 20 millones de libros.
En comparación con los estadounidenses, los esfuerzos europeos son modestos. La mediateca de Internet Europeana, financiada por la UE, tiene sólo 4,6 millones de libros hasta ahora. La mitad aproximadamente procede de Francia, y la BNF ha escaneado hasta ahora unas 800.000 obras para el proyecto Gallica.
El problema son los altos costes, de 12 a 74 céntimos de euro por página. Quizás los franceses deberían haber escuchado a sus precursores en los años 80, y ahora no tendrían que luchar con Google: cuando el entonces presidente François Mitterrand planeaba una gigantesca biblioteca junto al Sena, hubo planes de usar el dinero en vez de ello para digitalizar libros. Pero al final no se hizo. París, Francia
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