Rosario Castellanos se graduó de maestra de Filosofía en la UNAM y más tarde cursó estudios de estética y estilística en la Universidad de Madrid
La escritora Rosario Castellanos, nacida el 25 de mayo de 1925, “revivió” en la personalidad de la actriz Ofelia Medina en la presentación de “Voces mexicanas”, dentro de la 23 edición de las Jornadas Alarconianas, celebrada en Taxco, Guerrero.
Obras importantes de Castellanos fueron ofrecidas en la plaza Borda, lugar que sirvió como escenario para el festejo alarconiano.
La escritora y poetisa mexicana Rosario Castellanos, quien cultivó casi todos los géneros de la literatura e incluso incursionó en el periodismo, fue autora de obras como Balún Canán, Album de familia y ´El eterno femenino´.
Recién nacida, Rosario fue llevada a la tierra de sus padres, Comitán, Chiapas, donde realizó sus primeros estudios. Luego habría de regresar a la capital mexicana donde terminó la secundaria.
Se graduó de maestra de Filosofía en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y más tarde cursó estudios de estética y estilística en la Universidad de Madrid.
Desde pequeña padeció el ser hija de un hacendado, dueño de muchas tierras en Comitán, Chiapas, quien hubiera preferido que su primogénito fuera del sexo masculino.
Cuentan que aunque más tarde nació su hermano, éste falleció pocos años después y Rosario, más que nadie, lo lamentó, pues escuchó a su madre decir: “mejor se hubiera muerto mi hija, ahora ¿Quién heredará las tierras?”.
En Comitán recibió amor, atención y cariño de parte de su nana, pero también le angustiaba el trato que le daban a ésta por ser mujer indígena.
Sobre esa etapa de su vida, en alguna ocasión Rosario Castellanos llegó a comentar: “creí que el hecho de abandonar Chiapas a los 16 años y vivir en la Ciudad de México me impulsaría a escribir sobre personas y problemas intelectuales, pero no fue así, la gente que en mis escritos pugnaba por salir, era la de Chiapas”.
Y así lo refleja su primera novela Balún Canán, su primer libro de cuentos Ciudad Real y su segunda novela Oficio de tinieblas, obras que en conjunto forman la trilogía indigenista más importante de la narrativa mexicana del siglo XX.
Cultivó todos los géneros literarios, especialmente la poesía, la narrativa y el ensayo; colaboró con cuentos, poemas, crítica literaria y artículos de diversa índole en los suplementos culturales de los principales diarios del país y en revistas especializadas de México y del extranjero.
Se inició en la literatura como poeta y desde 1948 hasta 1957 sólo publicó poesía.
Los convidados de agosto, su segundo libro de relatos, recrea los prejuicios de la clase social media provinciana de Chiapas; mientras que en Álbum de familia, el tercero y último de sus textos de relatos, la escritora mexicana refleja las características de la clase media urbana.
En 1972, Rosario Castellanos reunió su obra poética en el volumen Poesía no eres tú y desde 1950, año en que publicó su tesis “Sobre cultura femenina”, la escritora no dejó el ensayo.
Durante su vida publicó cinco volúmenes y de manera póstuma se editaron otros dos. De toda su obra, incluyendo su único volumen de teatro, El eterno femenino, se desprende una clara conciencia del problema que significa la doble condición de ser mujer y mexicana.
Rosario Castellanos fue promotora de cultura en el Instituto de Ciencias y Artes de Chiapas.
En Tuxtla Gutiérrez trabajó en el Centro Coordinador del Instituto Indigenista de San Cristóbal de las Casas, en aquel estado del sureste del país, y en el Indigenista de México, además de que fue redactora de textos escolares.
Desempeñó también la jefatura de Información y Prensa en la UNAM, bajo el rectorado del doctor Ignacio Chávez; además impartió las cátedras de Literatura Comparada, Novela Contemporánea y Seminario de Crítica en la Facultad de Filosofía y Letras de la misma universidad.
Ejerció con gran éxito el magisterio en México y en el extranjero; en Estados Unidos, como maestra invitada por las universidades de Wisconsin y Bloomington; y en Israel, en la Hebrea de Jerusalén, desde su nombramiento como embajadora de México en ese país hasta su muerte.
Rosario Castellanos falleció en Tel-Aviv, Israel, el 7 de agosto de 1974, dejando huella en las letras mexicanas, donde desarrolló de manera insistente el tema de lo femenino.
A decir de los conocedores, un ejemplo claro está en La mujer y su imagen, donde se pronuncia en contra de la pureza como el más alto mérito femenino, en vista de que a partir de ella se elabora una moral declamatoria para preservar y reproducir la ignorancia de las mujeres. Este texto, señalan, muestra el papel preponderante de su crítica literaria para evidenciar lo absurdo de esta lógica de dominación-subordinación entre los sexos.
También habla del contexto en el que se desenvolvió Castellanos, su obra, su lenguaje y el modo en que abordó distintos temas, que evidenciaron toda una serie de problemáticas en torno a la mujer, su deber ser y su destino.
Ciudad de México
La escritora Rosario Castellanos, nacida el 25 de mayo de 1925, “revivió” en la personalidad de la actriz Ofelia Medina en la presentación de “Voces mexicanas”, dentro de la 23 edición de las Jornadas Alarconianas, celebrada en Taxco, Guerrero.
Obras importantes de Castellanos fueron ofrecidas en la plaza Borda, lugar que sirvió como escenario para el festejo alarconiano.
La escritora y poetisa mexicana Rosario Castellanos, quien cultivó casi todos los géneros de la literatura e incluso incursionó en el periodismo, fue autora de obras como Balún Canán, Album de familia y ´El eterno femenino´.
Recién nacida, Rosario fue llevada a la tierra de sus padres, Comitán, Chiapas, donde realizó sus primeros estudios. Luego habría de regresar a la capital mexicana donde terminó la secundaria.
Se graduó de maestra de Filosofía en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y más tarde cursó estudios de estética y estilística en la Universidad de Madrid.
Desde pequeña padeció el ser hija de un hacendado, dueño de muchas tierras en Comitán, Chiapas, quien hubiera preferido que su primogénito fuera del sexo masculino.
Cuentan que aunque más tarde nació su hermano, éste falleció pocos años después y Rosario, más que nadie, lo lamentó, pues escuchó a su madre decir: “mejor se hubiera muerto mi hija, ahora ¿Quién heredará las tierras?”.
En Comitán recibió amor, atención y cariño de parte de su nana, pero también le angustiaba el trato que le daban a ésta por ser mujer indígena.
Sobre esa etapa de su vida, en alguna ocasión Rosario Castellanos llegó a comentar: “creí que el hecho de abandonar Chiapas a los 16 años y vivir en la Ciudad de México me impulsaría a escribir sobre personas y problemas intelectuales, pero no fue así, la gente que en mis escritos pugnaba por salir, era la de Chiapas”.
Y así lo refleja su primera novela Balún Canán, su primer libro de cuentos Ciudad Real y su segunda novela Oficio de tinieblas, obras que en conjunto forman la trilogía indigenista más importante de la narrativa mexicana del siglo XX.
Cultivó todos los géneros literarios, especialmente la poesía, la narrativa y el ensayo; colaboró con cuentos, poemas, crítica literaria y artículos de diversa índole en los suplementos culturales de los principales diarios del país y en revistas especializadas de México y del extranjero.
Se inició en la literatura como poeta y desde 1948 hasta 1957 sólo publicó poesía.
Los convidados de agosto, su segundo libro de relatos, recrea los prejuicios de la clase social media provinciana de Chiapas; mientras que en Álbum de familia, el tercero y último de sus textos de relatos, la escritora mexicana refleja las características de la clase media urbana.
En 1972, Rosario Castellanos reunió su obra poética en el volumen Poesía no eres tú y desde 1950, año en que publicó su tesis “Sobre cultura femenina”, la escritora no dejó el ensayo.
Durante su vida publicó cinco volúmenes y de manera póstuma se editaron otros dos. De toda su obra, incluyendo su único volumen de teatro, El eterno femenino, se desprende una clara conciencia del problema que significa la doble condición de ser mujer y mexicana.
Rosario Castellanos fue promotora de cultura en el Instituto de Ciencias y Artes de Chiapas.
En Tuxtla Gutiérrez trabajó en el Centro Coordinador del Instituto Indigenista de San Cristóbal de las Casas, en aquel estado del sureste del país, y en el Indigenista de México, además de que fue redactora de textos escolares.
Desempeñó también la jefatura de Información y Prensa en la UNAM, bajo el rectorado del doctor Ignacio Chávez; además impartió las cátedras de Literatura Comparada, Novela Contemporánea y Seminario de Crítica en la Facultad de Filosofía y Letras de la misma universidad.
Ejerció con gran éxito el magisterio en México y en el extranjero; en Estados Unidos, como maestra invitada por las universidades de Wisconsin y Bloomington; y en Israel, en la Hebrea de Jerusalén, desde su nombramiento como embajadora de México en ese país hasta su muerte.
Rosario Castellanos falleció en Tel-Aviv, Israel, el 7 de agosto de 1974, dejando huella en las letras mexicanas, donde desarrolló de manera insistente el tema de lo femenino.
A decir de los conocedores, un ejemplo claro está en La mujer y su imagen, donde se pronuncia en contra de la pureza como el más alto mérito femenino, en vista de que a partir de ella se elabora una moral declamatoria para preservar y reproducir la ignorancia de las mujeres. Este texto, señalan, muestra el papel preponderante de su crítica literaria para evidenciar lo absurdo de esta lógica de dominación-subordinación entre los sexos.
También habla del contexto en el que se desenvolvió Castellanos, su obra, su lenguaje y el modo en que abordó distintos temas, que evidenciaron toda una serie de problemáticas en torno a la mujer, su deber ser y su destino.
Ciudad de México
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