martes, 11 de mayo de 2010

La revolución que creó el corrido

Los especialistas Marilú Treviño, Luisa Fernanda Patrón, José Charango y Juan Alanís abordan al canto que, tras 1910, dio auge a caudillos como Zapata o a batallas como la Toma de Torreón.

Decía el periodista inglés Henry Baird que la mejor información relacionada a la Revolución Mexicana la obtuvo del corrido a su paso por el país. Esta afirmación la hacía en 1916, pero aún ahora el corrido revolucionario puede ayudarnos a palpar el sentir directo de lo que significó aquella gesta bélica para la sociedad de ese tiempo.

Sin embargo, cómo hablar del corrido revolucionario cuando algunas de sus melodías, como “Heraclio Bernal”, ya se cantaban desde años antes de 1910. Sobre este tema, MILENIO Monterrey platicó con la cantante e impulsora de la música regional Marilú Treviño; con los investigadores Luisa Fernanda Patrón y José “Pepe” Charango, integrantes del grupo Tayer; así como con el cronista e historiador Juan Alanís.

¿Qué es el corrido revolucionario?
De entre “La cucaracha”, “La Valentina” o “La carabina 30/30”, el corrido nace como la versión popular de cualquier hecho en particular, que gracias a la practicidad de su estructura y acompañado de una guitarra, su difusión no conoció fronteras políticas ni de tiempo.

Pero dentro del corrido revolucionario no todo es, propiamente, un corrido. “Se generaliza la música de la Revolución, que muchas veces ni siquiera fue escrita en esa época como corridos, así que lo primero sería delimitar qué es un corrido y cual es su función”, opina Luisa Fernanda Patrón.

Como características principales, el corrido tiene que contar con una letra que de manera narrativa describa un suceso. Académicamente hablando, la canción puede contar con cuatro o seis versos (principalmente en el norte) y que cada línea que se cante tenga ocho sílabas. No obstante, al ser un canto popular, el corrido se ha cantado de formas variadas y distintas métricas.

“A cinco el corrido y a diez la trugedia”
En una época marcada por el analfabetismo, la mejor forma de comunicarse de pueblo en pueblo era de oídas. “Y dicen que las letras, con música, más fácil entran”, comenta Marilú Treviño.De feria en feria y de cantina en cantina, los corridos se propagaban a manera del triunfo de los villistas o de los carrancistas, según sea el caso de la tropa que dominara en la ciudad.

Después a alguien se le ocurrió que sería buen negocio mandar a imprimir hojas sueltas con la letra de la canción. “Decía mi padre que llegaba a la cantina y decían: ‘a cinco el corrido y a diez la trugedia’”, describe Treviño.

La aparición de la hoja impresa supuso un gran avance en la difusión del corrido, pero la tradición oral siguió siendo el medio ideal para que canciones como “La toma de Torreón” o “La toma de Zacatecas” perduren hasta hoy.

“Las canciones que van pasando de mente a mente, a través de la tradición oral son las más eficaces; ‘La Valentina’ o ‘La Adelita’ se transmitieron así, ya después que vieron que estaban en la mente de la gente las empezaron a vender”, explica José “Pepe” Charango.

El nuevo corrido
Las dos caras de la política mexicana las ha visto el corrido. Primero, el Partido Nacional Revolucionario (PNR) –después Revolucionario Institucional (PRI)– tomó al corrido para consolidar la visión del nacionalismo que permeó en el resto las artes.

Con la llegada de Carlos Salinas de Gortari y la posterior transición al Partido Acción Nacional (PAN), comenzó la “censura” al llamado narcocorrido, que según los especialistas, puede ser abordada desde distintos enfoques.

“Tu no puedes prohibirle a la gente que haga corridos… aunque a veces pareciera que es una medida publicitaria”, refiere Luisa Fernanda Patrón.

¿Por qué sobrevive?
Al ser una creación meramente popular, el corrido sobrevive al paso de los años y de las variantes musicales. Aunque en el caso del corrido revolucionario no se puede hablar de una “revaloración” pues es claro que rara vez se transmite por la radio, sí continúa representando una cara muy fuerte de la llamada “identidad nacional”.

“El corrido sobrevive porque nace del pueblo, y es el pueblo quien lo consume”, afirmó Juan Alanís.

En esto coinciden los integrantes del grupo Tayer, al mencionar que la gente del pueblo toma sus alegrías y tristezas para plasmarlas en canciones, buscando que así perduren.

“La gente no le pide permiso a nadie para escribir un corrido, si sucede una tragedia en su medio y hay un cantador pues lo registrará en su medio”, menciona Luis Fernanda Patrón.

Para Marilú Treviño el corrido, especialmente el revolucionario, representa una oportunidad para recordar cuales son nuestros orígenes, así como una herramienta para defender los valores que como mexicanos guarda la sociedad. “Como hemos sido muy invadidos, como nación, pues es como una especie de resistencia”, comenta.
Monterey, NL

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