Rendirán homenaje póstumo a Perla Szuchmacher en Bellas Artes
Por: Francisco Medina
La dramaturga, directora de escena y promotora cultural argentino-mexicana Perla Szuchumacher, fallecida recientemente en esta capital, recibirá un homenaje póstumo en el Palacio de Bellas Artes, en junio próximo.
Szuchumacher es considerada como una mujer que dejó un gran legado en la cultura nacional y quien demostró amplia responsabilidad a la hora de hacer teatro para niños y jóvenes.
Anoche, en el Teatro Orientación del Centro Cultural del Bosque, escritores, artistas, amigos y público en general asistieron a la función especial de “El rey que no oía, pero escuchaba”, de su autoría.
El director de la puesta en escena, Alberto Lomnitz, reconoció el trabajo de Szuchmacher al manifestar que fue una artista y activista política que se ocupó en ofrecer parte de su trabajo a los niños y jóvenes.
Recordó que la también directora trabajó muy de cerca con la compañía Seña y Verbo, razón por la que le pidió escribiera una obra con las características que posee la obra escenificada.
“El rey que no oía, pero escuchaba” versa sobre cinco juglares que narran y representan una sencilla fábula acerca de la tolerancia y el amor fraternal, combinando en escena el español hablado, la Lengua de Señas Mexicana, la música y la pantomima de señas, en el vibrante estilo teatral que caracteriza esta compañía mexicana internacionalmente reconocida.
La puesta en escena es ingeniosamente lúdica, ya que cinco juglares, tres de ellos sordos y dos oyentes, logran representar a todo un reino: más de 25 personajes.
“Un día, después de dos meses, me dijo: ya tengo la historia. Al poco tiempo, me entregó la primera versión de la obra”, expresó Lomnitz.
“Es una obra infantil que toca el tema político, acerca del buen y el mal gobierno, así como la responsabilidad del pueblo para elegir a sus gobernantes. Al mismo tiempo, se narra la historia fraternal entre hermanos”, sintetizó.
Por otra parte, el coordinador nacional de Teatro del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), Juan Meliá, informó que en los próximos días se reflexionará y dimensionará sobre la obra que la escritora dejó en México.
También cómo se desarrollará el homenaje que tendrá lugar en la Sala Manuel M. Ponce, del Palacio de Bellas Artes.
V Festival del blues y del pulque”
Por: Francisco Medina
Este pasado 15 de mayo en Santa Cruz Xochitepec, en la delegación Xochimilco se realizó la quinta edición del festival que este año se ha denominado: “V Festival del blues y del pulque”, y que forma parte de los festejos patronales que durante el mes de mayo esa pequeña y hospitalaria comunidad organiza para celebrar desde el 3 de mayo, a la Santa Cruz, que se venera en la capilla y que corona a un cerro cercano que lleva el mismo nombre, y que constituye una atracción turística.
Con apoyo de los vecinos del pueblo y de las mayordomías, quienes organizan desde hace muchos años las festividades tradicionales, este festival de blues ha crecido y ganado la simpatía de los lugareños quienes ahora, además de participar en las procesiones y fiestas que se organizan en torno a la capilla, conviven con las agrupaciones de banda tradicional, los coheteros, los bailes y danzas de moros y cristianos, santiagueros y vaqueros y los blusistas que acuden desde muy diversas regiones.
Así, entre cohetones y música de banda, el blues cobra nuevos aficionados y en Xochimilco tiene, desde hace cinco años, a un público que crece y lo incluye ya en sus festejos tradicionales.
El año pasado resistió a una prueba de fuego: la emergencia sanitaria por la influenza humana. Sus organizadores debieron posponerlo por unos días, pero lejos de convertirse en un obstáculo alcanzó excelentes resultados.
Este año, contó con la participación de más seguidores del género que acudieron a esta localidad que se encuentra a 15 minutos de la estación La Noria del Tren Ligero, muy cercana a Tepepan, para escuchar blues y desde luego, para degustar algún platillo típico de la región y un delicioso pulque, bebida que ha cobrado fama entre los asistentes a esta celebración en la que se unen varias tradiciones.
De ahí que ahora este festival denominado del blues y del pulque, presentó a Rod House Blues, Angel d’ Mayo Blues Band, Yellow Dog, Follaje, Callejón Azul, Solaris Blues, y como bandas invitadas actuarán A.D.A. (Amantes de lo Ajeno), (que estuvo también el año pasado), Vuelo Libre, Blues Mother y Blue Caravan.
Destaca asimismo, la participación de la banda anfitriona Blues Demon, agrupación conformada por varios jóvenes, todos ellos vecinos de la región, y que cada año contagian su entusiasmo musical y promueven el blues en el sur de la ciudad.
La exposición Cine y Revolución se presentará próximamente en San Ildefonso
Por: Francisco Medina
La exposición Cine y Revolución que se exhibirá en el Antiguo Colegio de San Ildefonso a partir del 26 de mayo, propone una revisión sobre las imágenes cinematográficas que a lo largo de un siglo se han producido sobre la Revolución mexicana.
La presente exposición propone un recorrido amplio, desde las primeras tomas realizadas por los pioneros hasta las secuencias clásicas producidas por el cine industrial. El repaso de ideas e imágenes conducirá al espectador hacia una reflexión sobre el imaginario mexicano del siglo XX y, por lo tanto, hacia la comprensión de la identidad contemporánea del país.
A lo largo de su historia, el cine ha filmado más de 250 películas sobre la Revolución Mexicana que inició en 1910 y que se extendió, para efectos de esta investigación, hasta la Guerra Cristera (1926-1929) y el Maximato (1928-1934). Es una cantidad que induce a pensar que se trata de un género específico, a través del cual diversas generaciones de mexicanos abrevaron ideas sobre la historia y la identidad del país.
Los directores mexicanos aprovecharon esta veta generosa para narrar dramas amorosos o tragedias épicas, algunos de ellos convertidos en auténticos clásicos como ¡Vámonos con Pancho Villa! (1935) de Fernando de Fuentes; Flor Silvestre (1943) de Emilio Fernández; La Escondida (1955) de Roberto Gavaldón; La Cucaracha (1958) de Ismael Rodríguez; Juana Gallo (1959) de Miguel Zacarías; La Sombra del Caudillo (1960) de Julio Bracho; La Soldadera (1965) de José Bolaños; Emiliano Zapata (1970) de Felipe Cazals; o Reed, México Insurgente (1973) de Paul Leduc.
También, las cinematografía de otros países –en especial Estados Unidos y más tarde el cine europeo, principalmente bajo la forma del spaghetti-western—, se sirvieron de la Revolución para ambientar historias bajo ángulos variados. Uno de los primeros en aproximarse fue el ruso Seguei Eisenstein, en su filme inconcluso ¡Que viva México! (1931), donde plasmó, en uno de sus capítulos, su visión sobre la tiranía en las haciendas porfirianas pero también su fascinación por el paisaje mexicano.
La exposición Cine y Revolución es fruto de una larga investigación coordinada por los especialistas Álvaro Vázquez Mantecón y Eduardo de la Vega Alfaro, en la que intervinieron además Ángel Miquel, Carlos Flores Villela, Elisa Lozano, Claudia Arroyo, Alicia Vargas, Raúl Miranda, Francisco Montellano, Ricardo Pérez Monfort, y Fernando Muñoz bajo la coordinación general del fotógrafo Pablo Ortiz Monasterio, la coordinación de contenidos de Hugo Lara Chávez, la producción de Aurelie Semichon, la museografía de Alejandro García Aguinaco, y el apoyo logístico de Rossana Barro, Adriana García e Irene Trujano, además de la participación de un amplio grupo de investigadores, editores, diseñadores, museógrafos y colaboradores de diferentes ramas. Los materiales proviene de diversas colecciones públicas y privadas, en particular del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, a través del Instituto Mexicano de Cinematografía, Filmoteca de la UNAM, Fundación Toscano y Fundación Televisa, que también son los principales promotores de esta muestra.
Por: Francisco Medina
La dramaturga, directora de escena y promotora cultural argentino-mexicana Perla Szuchumacher, fallecida recientemente en esta capital, recibirá un homenaje póstumo en el Palacio de Bellas Artes, en junio próximo.
Szuchumacher es considerada como una mujer que dejó un gran legado en la cultura nacional y quien demostró amplia responsabilidad a la hora de hacer teatro para niños y jóvenes.
Anoche, en el Teatro Orientación del Centro Cultural del Bosque, escritores, artistas, amigos y público en general asistieron a la función especial de “El rey que no oía, pero escuchaba”, de su autoría.
El director de la puesta en escena, Alberto Lomnitz, reconoció el trabajo de Szuchmacher al manifestar que fue una artista y activista política que se ocupó en ofrecer parte de su trabajo a los niños y jóvenes.
Recordó que la también directora trabajó muy de cerca con la compañía Seña y Verbo, razón por la que le pidió escribiera una obra con las características que posee la obra escenificada.
“El rey que no oía, pero escuchaba” versa sobre cinco juglares que narran y representan una sencilla fábula acerca de la tolerancia y el amor fraternal, combinando en escena el español hablado, la Lengua de Señas Mexicana, la música y la pantomima de señas, en el vibrante estilo teatral que caracteriza esta compañía mexicana internacionalmente reconocida.
La puesta en escena es ingeniosamente lúdica, ya que cinco juglares, tres de ellos sordos y dos oyentes, logran representar a todo un reino: más de 25 personajes.
“Un día, después de dos meses, me dijo: ya tengo la historia. Al poco tiempo, me entregó la primera versión de la obra”, expresó Lomnitz.
“Es una obra infantil que toca el tema político, acerca del buen y el mal gobierno, así como la responsabilidad del pueblo para elegir a sus gobernantes. Al mismo tiempo, se narra la historia fraternal entre hermanos”, sintetizó.
Por otra parte, el coordinador nacional de Teatro del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), Juan Meliá, informó que en los próximos días se reflexionará y dimensionará sobre la obra que la escritora dejó en México.
También cómo se desarrollará el homenaje que tendrá lugar en la Sala Manuel M. Ponce, del Palacio de Bellas Artes.
V Festival del blues y del pulque”
Por: Francisco Medina
Este pasado 15 de mayo en Santa Cruz Xochitepec, en la delegación Xochimilco se realizó la quinta edición del festival que este año se ha denominado: “V Festival del blues y del pulque”, y que forma parte de los festejos patronales que durante el mes de mayo esa pequeña y hospitalaria comunidad organiza para celebrar desde el 3 de mayo, a la Santa Cruz, que se venera en la capilla y que corona a un cerro cercano que lleva el mismo nombre, y que constituye una atracción turística.
Con apoyo de los vecinos del pueblo y de las mayordomías, quienes organizan desde hace muchos años las festividades tradicionales, este festival de blues ha crecido y ganado la simpatía de los lugareños quienes ahora, además de participar en las procesiones y fiestas que se organizan en torno a la capilla, conviven con las agrupaciones de banda tradicional, los coheteros, los bailes y danzas de moros y cristianos, santiagueros y vaqueros y los blusistas que acuden desde muy diversas regiones.
Así, entre cohetones y música de banda, el blues cobra nuevos aficionados y en Xochimilco tiene, desde hace cinco años, a un público que crece y lo incluye ya en sus festejos tradicionales.
El año pasado resistió a una prueba de fuego: la emergencia sanitaria por la influenza humana. Sus organizadores debieron posponerlo por unos días, pero lejos de convertirse en un obstáculo alcanzó excelentes resultados.
Este año, contó con la participación de más seguidores del género que acudieron a esta localidad que se encuentra a 15 minutos de la estación La Noria del Tren Ligero, muy cercana a Tepepan, para escuchar blues y desde luego, para degustar algún platillo típico de la región y un delicioso pulque, bebida que ha cobrado fama entre los asistentes a esta celebración en la que se unen varias tradiciones.
De ahí que ahora este festival denominado del blues y del pulque, presentó a Rod House Blues, Angel d’ Mayo Blues Band, Yellow Dog, Follaje, Callejón Azul, Solaris Blues, y como bandas invitadas actuarán A.D.A. (Amantes de lo Ajeno), (que estuvo también el año pasado), Vuelo Libre, Blues Mother y Blue Caravan.
Destaca asimismo, la participación de la banda anfitriona Blues Demon, agrupación conformada por varios jóvenes, todos ellos vecinos de la región, y que cada año contagian su entusiasmo musical y promueven el blues en el sur de la ciudad.
La exposición Cine y Revolución se presentará próximamente en San Ildefonso
Por: Francisco Medina
La exposición Cine y Revolución que se exhibirá en el Antiguo Colegio de San Ildefonso a partir del 26 de mayo, propone una revisión sobre las imágenes cinematográficas que a lo largo de un siglo se han producido sobre la Revolución mexicana.
La presente exposición propone un recorrido amplio, desde las primeras tomas realizadas por los pioneros hasta las secuencias clásicas producidas por el cine industrial. El repaso de ideas e imágenes conducirá al espectador hacia una reflexión sobre el imaginario mexicano del siglo XX y, por lo tanto, hacia la comprensión de la identidad contemporánea del país.
A lo largo de su historia, el cine ha filmado más de 250 películas sobre la Revolución Mexicana que inició en 1910 y que se extendió, para efectos de esta investigación, hasta la Guerra Cristera (1926-1929) y el Maximato (1928-1934). Es una cantidad que induce a pensar que se trata de un género específico, a través del cual diversas generaciones de mexicanos abrevaron ideas sobre la historia y la identidad del país.
Los directores mexicanos aprovecharon esta veta generosa para narrar dramas amorosos o tragedias épicas, algunos de ellos convertidos en auténticos clásicos como ¡Vámonos con Pancho Villa! (1935) de Fernando de Fuentes; Flor Silvestre (1943) de Emilio Fernández; La Escondida (1955) de Roberto Gavaldón; La Cucaracha (1958) de Ismael Rodríguez; Juana Gallo (1959) de Miguel Zacarías; La Sombra del Caudillo (1960) de Julio Bracho; La Soldadera (1965) de José Bolaños; Emiliano Zapata (1970) de Felipe Cazals; o Reed, México Insurgente (1973) de Paul Leduc.
También, las cinematografía de otros países –en especial Estados Unidos y más tarde el cine europeo, principalmente bajo la forma del spaghetti-western—, se sirvieron de la Revolución para ambientar historias bajo ángulos variados. Uno de los primeros en aproximarse fue el ruso Seguei Eisenstein, en su filme inconcluso ¡Que viva México! (1931), donde plasmó, en uno de sus capítulos, su visión sobre la tiranía en las haciendas porfirianas pero también su fascinación por el paisaje mexicano.
La exposición Cine y Revolución es fruto de una larga investigación coordinada por los especialistas Álvaro Vázquez Mantecón y Eduardo de la Vega Alfaro, en la que intervinieron además Ángel Miquel, Carlos Flores Villela, Elisa Lozano, Claudia Arroyo, Alicia Vargas, Raúl Miranda, Francisco Montellano, Ricardo Pérez Monfort, y Fernando Muñoz bajo la coordinación general del fotógrafo Pablo Ortiz Monasterio, la coordinación de contenidos de Hugo Lara Chávez, la producción de Aurelie Semichon, la museografía de Alejandro García Aguinaco, y el apoyo logístico de Rossana Barro, Adriana García e Irene Trujano, además de la participación de un amplio grupo de investigadores, editores, diseñadores, museógrafos y colaboradores de diferentes ramas. Los materiales proviene de diversas colecciones públicas y privadas, en particular del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, a través del Instituto Mexicano de Cinematografía, Filmoteca de la UNAM, Fundación Toscano y Fundación Televisa, que también son los principales promotores de esta muestra.
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