El inmueble español integra una retrospectiva del pintor francés
Una selección de treinta de las mejores obras de Henri Rousseau integra la primera exposición retrospectiva dedicada en España al pintor francés, que podrá visitarse desde mañana en el Museo Guggenheim de la ciudad vasca de Bilbao.
La exposición muestra, sin un orden cronológico determinado, los cuadros más relevantes de los tres géneros que cultivó el artista: el costumbrismo, los retratos y los paisajes, tanto los selváticos que nacían de su imaginación como los de las afueras de París.
Rousseau, quien no consiguió ganarse la vida con la pintura hasta casi el final de su existencia, redefinió el espacio pictórico de una forma que no se conocía hasta entonces, explicó hoy la comisaria de la muestra y conservadora de las Colecciones de la Fundación Solomon Guggenheim de Nueva York, Susan Davison, al presentar la exposición.
La falta de formación pictórica, indicó la comisaria, hizo que el pintor desarrollase una obra fundamentalmente plana, carente de perspectiva y movimiento, y con composiciones no siempre proporcionadas, lo que da a sus retratos y paisajes un cierto aire infantil y "naif" .
Para solucionar estas carencias, Rousseau, que no se dedicó de pleno a la pintura hasta su prematura jubilación en 1893, a los 49 años, creó un personal estilo pictórico basado en la segmentación de los planos en que presentaba sus composiciones, que, posteriormente, fue adoptado por artistas europeos de la corriente cubista.
Ahora al cumplirse cien años de su muerte, el Museo Guggenheim de Bilbao (norte español) ha querido reivindicar la figura del pintor francés Henri Rousseau no sólo como pionero del movimiento naif, sino también presentarle como precursor del arte moderno, de movimientos como el cubismo, el surrealismo y el expresionismo.
"Es la primera muestra que se dedica en España para conocer en profundidad la obra de este peculiar artista francés de entre siglos con motivo de cumplirse el centenario de su fallecimiento" , subrayó el director del Museo Guggenheim, Juan Ignacio Vidarte.
La recreación de un frondoso jardín introduce al visitante en las salas del Museo Guggenheim en las que destaca el atractivo montaje que muestra su forma de trabajar, de crear collages con la pintura.
Conocido como "el aduanero" , Rousseau (Laval,1844-París,1910) , soñador y pintor "dominguero" autodidacta, estaba convencido de haber encontrado su camino cuando casi con cincuenta años y una reducida pensión en el bolsillo decidió abandonar su trabajo como funcionario para malvivir de la pintura.
Pintor de frondosas selvas, de animales exóticos, de escenas lejanas, Rousseau no pisó nunca otro suelo que no fuera el francés y buscó su inspiración en zoos, jardines botánicos, fotografías e incluso en animales disecados para crear junglas llenas de monos, felinos, aves y otros animales fantásticos en unas obras llenas de poesía, pero también de sentido del humor y de ironía.
Los exagerados relatos de los soldados que volvían de México y hablaban de tierras vírgenes, junglas llenas de bestias y sensuales nativas, junto al clima de romanticismo de la época, incentivaron la imaginación y el carácter soñador de Rousseau.
Logró el reconocimiento de pintores vanguardistas, como André Derain o Henri Matisse, entabló amistad con Robert Delaunay, Guillaume Apollinaire y, más tarde, de Pablo Picasso que se convirtió en gran amigo y protector.
Se da la circunstancia de que su primer cuadro, titulado "El león hambriento se abalanza sobre el antílope" y uno de los más famosos de Rousseau, lo vendió en 1905, cinco años antes de su muerte.
Una selección de treinta de las mejores obras de Henri Rousseau integra la primera exposición retrospectiva dedicada en España al pintor francés, que podrá visitarse desde mañana en el Museo Guggenheim de la ciudad vasca de Bilbao.
La exposición muestra, sin un orden cronológico determinado, los cuadros más relevantes de los tres géneros que cultivó el artista: el costumbrismo, los retratos y los paisajes, tanto los selváticos que nacían de su imaginación como los de las afueras de París.
Rousseau, quien no consiguió ganarse la vida con la pintura hasta casi el final de su existencia, redefinió el espacio pictórico de una forma que no se conocía hasta entonces, explicó hoy la comisaria de la muestra y conservadora de las Colecciones de la Fundación Solomon Guggenheim de Nueva York, Susan Davison, al presentar la exposición.
La falta de formación pictórica, indicó la comisaria, hizo que el pintor desarrollase una obra fundamentalmente plana, carente de perspectiva y movimiento, y con composiciones no siempre proporcionadas, lo que da a sus retratos y paisajes un cierto aire infantil y "naif" .
Para solucionar estas carencias, Rousseau, que no se dedicó de pleno a la pintura hasta su prematura jubilación en 1893, a los 49 años, creó un personal estilo pictórico basado en la segmentación de los planos en que presentaba sus composiciones, que, posteriormente, fue adoptado por artistas europeos de la corriente cubista.
Ahora al cumplirse cien años de su muerte, el Museo Guggenheim de Bilbao (norte español) ha querido reivindicar la figura del pintor francés Henri Rousseau no sólo como pionero del movimiento naif, sino también presentarle como precursor del arte moderno, de movimientos como el cubismo, el surrealismo y el expresionismo.
"Es la primera muestra que se dedica en España para conocer en profundidad la obra de este peculiar artista francés de entre siglos con motivo de cumplirse el centenario de su fallecimiento" , subrayó el director del Museo Guggenheim, Juan Ignacio Vidarte.
La recreación de un frondoso jardín introduce al visitante en las salas del Museo Guggenheim en las que destaca el atractivo montaje que muestra su forma de trabajar, de crear collages con la pintura.
Conocido como "el aduanero" , Rousseau (Laval,1844-París,1910) , soñador y pintor "dominguero" autodidacta, estaba convencido de haber encontrado su camino cuando casi con cincuenta años y una reducida pensión en el bolsillo decidió abandonar su trabajo como funcionario para malvivir de la pintura.
Pintor de frondosas selvas, de animales exóticos, de escenas lejanas, Rousseau no pisó nunca otro suelo que no fuera el francés y buscó su inspiración en zoos, jardines botánicos, fotografías e incluso en animales disecados para crear junglas llenas de monos, felinos, aves y otros animales fantásticos en unas obras llenas de poesía, pero también de sentido del humor y de ironía.
Los exagerados relatos de los soldados que volvían de México y hablaban de tierras vírgenes, junglas llenas de bestias y sensuales nativas, junto al clima de romanticismo de la época, incentivaron la imaginación y el carácter soñador de Rousseau.
Logró el reconocimiento de pintores vanguardistas, como André Derain o Henri Matisse, entabló amistad con Robert Delaunay, Guillaume Apollinaire y, más tarde, de Pablo Picasso que se convirtió en gran amigo y protector.
Se da la circunstancia de que su primer cuadro, titulado "El león hambriento se abalanza sobre el antílope" y uno de los más famosos de Rousseau, lo vendió en 1905, cinco años antes de su muerte.
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