Programada dentro del 31 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, la muestra fue inaugurada el 4 de diciembre pasado por Alfredo Guevara, presidente del encuentro cinematográfico, a quien se debe la idea original de este homenaje a tan singular mujer.
La espléndida exposición titulada "Tina, Tinísima", montada en el Pabellón Cuba, en el país isleño, recoge el rico quehacer fotográfico de la italiana Tina Modotti, fallecida el 5 de enero de 1942, a través de 80 imágenes en blanco y negro, muchas de ellas inéditas.
Programada dentro del 31 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, la muestra fue inaugurada el 4 de diciembre pasado por Alfredo Guevara, presidente del encuentro cinematográfico, a quien se debe la idea original de este homenaje a tan singular mujer.
La exposición, que permanecerá abierta al público hasta el 7 de este mes, exhibe la obra de la fotógrafa que fue precursora en muchos sentidos, ya que captó a los seres humanos como si buceara en sus almas, profundizó en lo social y sus propuestas estéticas resultaron muy novedosas para aquella época.
Tina Modotti formó parte de un período muy particular de la historia política y artística de México, en la que brillaron mujeres con una lúcida conciencia de su condición, entre ellas la pintora Frida Kahlo, con quien compartió su amistad.
La artista italiana nació el 17 de agosto de 1896 en Udine, Italia, educada en el seno de una familia muy humilde que emigró a principios del siglo XX a Estados Unidos, donde su empuje pronto la convirtió en el sostén de su casa.
Tina llegó a ser nudista y también actriz de teatro italoamericano en San Francisco, California, pero sobre todo fue dueña de un tesón que la colocó en la historia como una mujer emblemática y revolucionaria.
A los 20 años se casó con Roubaix de L`Abri Richey, con quien empezó a frecuentar la bohemia intelectual de esa ciudad, pero apenas comenzados los años 20 su pareja viajó a México y murió de viruela.
Posteriormente la joven viuda se convirtió en modelo y amante del fotógrafo Edward Weston, con quien se mudó a México, donde fueron muy bien acogidos por el círculo intelectual mexicano, que en ese entonces integraba a pintores, escritores, poetas, científicos y humanistas.
Al lado de Weston, Modotti viajó extensamente por este país para realizar un reportaje y fue durante ese recorrido que se conmovió y sintió que renacían en ella las preocupaciones sociales.
A la partida de Weston con su hijo, conmocionada hasta la médula por la realidad dura del pueblo mexicano, Tina se afilió al Partido Comunista y con la influencia del pintor de origen olmeca, Xavier Guerrero, se convirtió en una fervorosa activista marxista-stalinista.
En el Partido, se rodeó de nuevos amigos y se reencontró con otros, como los muralistas Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros, y mientras su amante Xavier Guerrero fue a Moscú convocado por el Partido, ella siguió con sus fotos de familia y su colaboración en el periódico de izquierda "El Machete".
Allí conoció en 1928 al joven revolucionario cubano Julio Antonio Mella, exiliado en México. Fue una pasión mutua e indescriptible, pero el caribeño fue asesinado en enero de 1929, hecho en el que fue implicada Tina, a quien se dice que salvó Diego Rivera.
La muerte de Mella desencadenó en Tina su propia y lentísima muerte. Todo ese año se dedicó a la fotografía y al Socorro Rojo, una rama del Partido Comunista, y para diciembre ya la habían invitado a presentar sus trabajos en la Biblioteca Nacional, en lo que fue su primera y única exposición en vida.
Las obras suscitaron encendidos elogios de la crítica, porque constituían un espléndido testimonio del potencial artístico que encierra la fotografía.
Poco después ocurrió en México un fallido intento de asesinato al presidente electo. Muchos comunistas cayeron presos sospechosos de terrorimo, entre ellos Tina Modotti, quien fue expulsada de México en enero de 1930, precisamente un año después de ser ultimado Mella.
Tuvo sólo dos días para arreglar sus cosas e irse a Europa. Entre la poca gente que acompañó a Tina en esos días estaba un muchacho tímido, aspirante a fotógrafo, a quien regaló alguna de sus cámaras, con buen ojo, pues éste llegó a ser el más venerado fotógrafo mexicano: Manuel Alvarez Bravo.
Los 10 años de Tina en Europa fueron mortíferos. Despojada de su identidad estuvo un tiempo en Alemania, donde sacó algunas fotos de fuerte tono satírico pero no se sintió cómoda, se hallaba quizá demasiado sola, muy temerosa en países desconocidos que además pasaban por la dolorosa postguerra, una situación verdaderamente crítica.
Su único apoyo era Vittorio Vidali, un enigmático italiano de fuerte personalidad al que había conocido en el Socorro Rojo de México y que asumió el deber solidario de acompañarla en su exilio forzoso.
Se dice que siguieron juntos hasta el final, más por una impostergable necesidad de apoyo que por auténtico amor.
De vuelta en México, retirada de la fotografía, la vida de Tina dio un giro total sin la atención de Vidali, alejada de sus amigos, su gusto por fumar, dolor en el corazón, atemorizada y amargada, encontró la muerte el 5 de enero de 1942, en el asiento de un taxi.
Sería 40 años después cuando un grupo de teóricos feministas estadounidenses descubrieron sus obras y las valoraron en su real dimensión. También se deslumbraron con el coraje de esta auténtica luchadora femenina, que pagó con la vida su libertad interior.
En 1992 se publicó una novela realizada por la escritora mexicana Elena Poniatowska, titulada "Tinísima", como llamaba Julio Mella a la fotógrafa.
Y en 1996, al cumplirse 100 años del nacimiento de Modotti, se organizó en Finlandia una exposición con casi toda su obra importante, que integraba más de 120 fotografías bajo la curaduría de la especialista Sarah Lowe.
En 2008, la representación italiana en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara la recordó con la exposición "Tina Modotti, arte, vida y libertad", que concluyó con la presentación, a cargo de Pino Cacucci, del volumen "La obra de Tina Modotti".
Ciudad de México
La espléndida exposición titulada "Tina, Tinísima", montada en el Pabellón Cuba, en el país isleño, recoge el rico quehacer fotográfico de la italiana Tina Modotti, fallecida el 5 de enero de 1942, a través de 80 imágenes en blanco y negro, muchas de ellas inéditas.
Programada dentro del 31 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, la muestra fue inaugurada el 4 de diciembre pasado por Alfredo Guevara, presidente del encuentro cinematográfico, a quien se debe la idea original de este homenaje a tan singular mujer.
La exposición, que permanecerá abierta al público hasta el 7 de este mes, exhibe la obra de la fotógrafa que fue precursora en muchos sentidos, ya que captó a los seres humanos como si buceara en sus almas, profundizó en lo social y sus propuestas estéticas resultaron muy novedosas para aquella época.
Tina Modotti formó parte de un período muy particular de la historia política y artística de México, en la que brillaron mujeres con una lúcida conciencia de su condición, entre ellas la pintora Frida Kahlo, con quien compartió su amistad.
La artista italiana nació el 17 de agosto de 1896 en Udine, Italia, educada en el seno de una familia muy humilde que emigró a principios del siglo XX a Estados Unidos, donde su empuje pronto la convirtió en el sostén de su casa.
Tina llegó a ser nudista y también actriz de teatro italoamericano en San Francisco, California, pero sobre todo fue dueña de un tesón que la colocó en la historia como una mujer emblemática y revolucionaria.
A los 20 años se casó con Roubaix de L`Abri Richey, con quien empezó a frecuentar la bohemia intelectual de esa ciudad, pero apenas comenzados los años 20 su pareja viajó a México y murió de viruela.
Posteriormente la joven viuda se convirtió en modelo y amante del fotógrafo Edward Weston, con quien se mudó a México, donde fueron muy bien acogidos por el círculo intelectual mexicano, que en ese entonces integraba a pintores, escritores, poetas, científicos y humanistas.
Al lado de Weston, Modotti viajó extensamente por este país para realizar un reportaje y fue durante ese recorrido que se conmovió y sintió que renacían en ella las preocupaciones sociales.
A la partida de Weston con su hijo, conmocionada hasta la médula por la realidad dura del pueblo mexicano, Tina se afilió al Partido Comunista y con la influencia del pintor de origen olmeca, Xavier Guerrero, se convirtió en una fervorosa activista marxista-stalinista.
En el Partido, se rodeó de nuevos amigos y se reencontró con otros, como los muralistas Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros, y mientras su amante Xavier Guerrero fue a Moscú convocado por el Partido, ella siguió con sus fotos de familia y su colaboración en el periódico de izquierda "El Machete".
Allí conoció en 1928 al joven revolucionario cubano Julio Antonio Mella, exiliado en México. Fue una pasión mutua e indescriptible, pero el caribeño fue asesinado en enero de 1929, hecho en el que fue implicada Tina, a quien se dice que salvó Diego Rivera.
La muerte de Mella desencadenó en Tina su propia y lentísima muerte. Todo ese año se dedicó a la fotografía y al Socorro Rojo, una rama del Partido Comunista, y para diciembre ya la habían invitado a presentar sus trabajos en la Biblioteca Nacional, en lo que fue su primera y única exposición en vida.
Las obras suscitaron encendidos elogios de la crítica, porque constituían un espléndido testimonio del potencial artístico que encierra la fotografía.
Poco después ocurrió en México un fallido intento de asesinato al presidente electo. Muchos comunistas cayeron presos sospechosos de terrorimo, entre ellos Tina Modotti, quien fue expulsada de México en enero de 1930, precisamente un año después de ser ultimado Mella.
Tuvo sólo dos días para arreglar sus cosas e irse a Europa. Entre la poca gente que acompañó a Tina en esos días estaba un muchacho tímido, aspirante a fotógrafo, a quien regaló alguna de sus cámaras, con buen ojo, pues éste llegó a ser el más venerado fotógrafo mexicano: Manuel Alvarez Bravo.
Los 10 años de Tina en Europa fueron mortíferos. Despojada de su identidad estuvo un tiempo en Alemania, donde sacó algunas fotos de fuerte tono satírico pero no se sintió cómoda, se hallaba quizá demasiado sola, muy temerosa en países desconocidos que además pasaban por la dolorosa postguerra, una situación verdaderamente crítica.
Su único apoyo era Vittorio Vidali, un enigmático italiano de fuerte personalidad al que había conocido en el Socorro Rojo de México y que asumió el deber solidario de acompañarla en su exilio forzoso.
Se dice que siguieron juntos hasta el final, más por una impostergable necesidad de apoyo que por auténtico amor.
De vuelta en México, retirada de la fotografía, la vida de Tina dio un giro total sin la atención de Vidali, alejada de sus amigos, su gusto por fumar, dolor en el corazón, atemorizada y amargada, encontró la muerte el 5 de enero de 1942, en el asiento de un taxi.
Sería 40 años después cuando un grupo de teóricos feministas estadounidenses descubrieron sus obras y las valoraron en su real dimensión. También se deslumbraron con el coraje de esta auténtica luchadora femenina, que pagó con la vida su libertad interior.
En 1992 se publicó una novela realizada por la escritora mexicana Elena Poniatowska, titulada "Tinísima", como llamaba Julio Mella a la fotógrafa.
Y en 1996, al cumplirse 100 años del nacimiento de Modotti, se organizó en Finlandia una exposición con casi toda su obra importante, que integraba más de 120 fotografías bajo la curaduría de la especialista Sarah Lowe.
En 2008, la representación italiana en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara la recordó con la exposición "Tina Modotti, arte, vida y libertad", que concluyó con la presentación, a cargo de Pino Cacucci, del volumen "La obra de Tina Modotti".
Ciudad de México
No hay comentarios:
Publicar un comentario