Quieren acercar a los niños al mundo de la lectura
Inicia temporada en el Teatro Legaria
A fin de acercar a los niños al mundo de la lectura, ilustrar de una manera divertida la historia del libro y mostrar los géneros literarios, la obra "20 mil letras de viaje troupetero" inició temporada en el Teatro Legaria, donde se mantendrá todos los domingos hasta el 28 de febrero.
Esta puesta de la compañía "La trouppe", que dirige Mauro Mendoza, inició con la participación del payaso Trupo (Mauro Mendoza), quien fungió como presentador de esta "película" realizada con títeres manipulados con técnica de Teatro negro.
Con ayuda de luces neón y muñecos de colores fluorescentes, aparecieron los créditos de los payasos Lady Lucas (Silvia Guevara), Noni Pelusas (Carmen Luna) y Toño Canica (Marco Serna), quienes ilustran los temas de la obra.
Posteriormente surgieron unos simpáticos títeres de cavernícolas, con los que se observa cómo es que el hombre se enfrenta al problema de comunicarse, y busca la manera de darse a entender a través de los dibujos.
La propuesta expone a los niños que los chinos fueron los precursores del papel y de la tinta, que fue utilizada por monjes para escribir algunos libros, pero por su escases eran leídos sólo por algunos afortunados.
Luego hablan de la imprenta de Juan Gutenberg, que revolucionó la manera de reproducir la literatura.
Pero también, la gente comenzó a dejar de leer, lo cual ilustró mediante títeres de libros, que entonaron una canción para expresar su tristeza al ser olvidados por los pequeños que prefieren los juegos de video.
En este punto, Lady Lucas, Noni Pelusas y Toño Canica cantaron "Leer es trupetear", melodía en la que se habla de que la imaginación de las palabras es mejor que otras cosas.
Posteriormente, los niños aprendieron las diferencias entre los distintos géneros literarios, la novela fue ilustrada con la ayuda de Lucas y Canica, quienes encarnaron de una forma un tanto diferente a Don Quijote y a su fiel compañero Sancho Panza.
En este caso, el miedo no fue por molinos gigantes si no por un supuesto ejército de ojos humanos, que finalmente Don Quijote dio cuenta que sólo era su público.
Cuando tocó el turno de los cuentos, el príncipe Canico se encontraba en busca de una doncella a quien desposar, por lo que organizó una fiesta, mientras que al otro lado de su reino pelusienta era maltratada por su madrastra y sus dos hermanastras, unos títeres de tamaño real, los cuales le prohibieron ir al baile.
Pero con la ayuda de Lady Lucas, secretaria del Hada madrina y unos boletos del metro, la triste muchacha pudo asistir al encuentro con su príncipe.
Cuando llagaron las 12 de la noche, Pelusienta tenía que regresar a su casa y en su apresurada partida dejo a Canico una chancla.
Este preciado objeto ayudó al príncipe a encontrar a su amor, que por una extraña razón resultó ser una afortunada joven del público.
Asimismo, el género de la poesía fue expuesto brevemente por un gran muñeco de libro, el cual dijo que lo esencial en este caso es el uso de versos.
Finalmente, los tres payasos leyeron un ejemplar de miedo y suspenso, que los hizo saltar, correr y hasta gritar de miedo, ante el acecho de fantasmas y monstruos fluorescentes.
México, D.F.
Inicia temporada en el Teatro Legaria
A fin de acercar a los niños al mundo de la lectura, ilustrar de una manera divertida la historia del libro y mostrar los géneros literarios, la obra "20 mil letras de viaje troupetero" inició temporada en el Teatro Legaria, donde se mantendrá todos los domingos hasta el 28 de febrero.
Esta puesta de la compañía "La trouppe", que dirige Mauro Mendoza, inició con la participación del payaso Trupo (Mauro Mendoza), quien fungió como presentador de esta "película" realizada con títeres manipulados con técnica de Teatro negro.
Con ayuda de luces neón y muñecos de colores fluorescentes, aparecieron los créditos de los payasos Lady Lucas (Silvia Guevara), Noni Pelusas (Carmen Luna) y Toño Canica (Marco Serna), quienes ilustran los temas de la obra.
Posteriormente surgieron unos simpáticos títeres de cavernícolas, con los que se observa cómo es que el hombre se enfrenta al problema de comunicarse, y busca la manera de darse a entender a través de los dibujos.
La propuesta expone a los niños que los chinos fueron los precursores del papel y de la tinta, que fue utilizada por monjes para escribir algunos libros, pero por su escases eran leídos sólo por algunos afortunados.
Luego hablan de la imprenta de Juan Gutenberg, que revolucionó la manera de reproducir la literatura.
Pero también, la gente comenzó a dejar de leer, lo cual ilustró mediante títeres de libros, que entonaron una canción para expresar su tristeza al ser olvidados por los pequeños que prefieren los juegos de video.
En este punto, Lady Lucas, Noni Pelusas y Toño Canica cantaron "Leer es trupetear", melodía en la que se habla de que la imaginación de las palabras es mejor que otras cosas.
Posteriormente, los niños aprendieron las diferencias entre los distintos géneros literarios, la novela fue ilustrada con la ayuda de Lucas y Canica, quienes encarnaron de una forma un tanto diferente a Don Quijote y a su fiel compañero Sancho Panza.
En este caso, el miedo no fue por molinos gigantes si no por un supuesto ejército de ojos humanos, que finalmente Don Quijote dio cuenta que sólo era su público.
Cuando tocó el turno de los cuentos, el príncipe Canico se encontraba en busca de una doncella a quien desposar, por lo que organizó una fiesta, mientras que al otro lado de su reino pelusienta era maltratada por su madrastra y sus dos hermanastras, unos títeres de tamaño real, los cuales le prohibieron ir al baile.
Pero con la ayuda de Lady Lucas, secretaria del Hada madrina y unos boletos del metro, la triste muchacha pudo asistir al encuentro con su príncipe.
Cuando llagaron las 12 de la noche, Pelusienta tenía que regresar a su casa y en su apresurada partida dejo a Canico una chancla.
Este preciado objeto ayudó al príncipe a encontrar a su amor, que por una extraña razón resultó ser una afortunada joven del público.
Asimismo, el género de la poesía fue expuesto brevemente por un gran muñeco de libro, el cual dijo que lo esencial en este caso es el uso de versos.
Finalmente, los tres payasos leyeron un ejemplar de miedo y suspenso, que los hizo saltar, correr y hasta gritar de miedo, ante el acecho de fantasmas y monstruos fluorescentes.
México, D.F.
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