Por: Francisco Medina
Poeta, editor, traductor, apasionado defensor y difusor -a través de su obra- del habla popular de la región del Golfo de México, José Luis Rivas (Tuxpan, Veracruz, 1950), Premio Nacional de Ciencias y Artes 2009 en la categoría de Lingüística y Literatura, afirmó que “el lenguaje es el gran invento del hombre, lo que realmente lo ha humanizado y le ha permitido alcanzar grandes logros en muchos planos”.
Los Premios Nacionales de Ciencias y Artes es el máximo reconocimiento que otorga el gobierno federal, a través de la Secretaría de Educación Pública, a los investigadores y creadores del país.
Filósofo de profesión y lector de tiempo completo, José Luis Rivas expresó que para él la literatura es una manera muy variada y profunda, de aprehender la realidad humana.
“Creo que cuando uno se sumerge en el mundo literario, entra a espacios y formas de existencia que resultan sumamente aleccionadoras para el que lee; son experiencias que le permiten también verse a sí mismo, a través de una serie de personajes, situaciones y hechos que, de algún modo, lo ponen en relación con una infinidad de mundos posibles que facilitan el crecimiento del lector y le abren la posibilidad de ensayar sus capacidades de expresión literaria”, considera.
El también ganador de los premios Nacional de Poesía Aguascalientes (1986), Carlos Pellicer y Xavier Villaurrutia (1990), aseguró que la lectura ha sido un acicate para expresar lo que estima que es propio de su persona. “Creo que la experiencia de mi niñez ha sido decisiva para contar con una suerte de material plástico, a partir del cual he tratado de recrearlas, de darles un carácter literario, de expresar de un modo intenso lo que viví”.
Rivas señaló a través de la poesía ha intentado decir su verdad en relación con el mundo que le ha tocado vivir. “Nací y viví cerca del mar, también de un río de aguas anchurosas y transparentes, en Tuxpan, Veracruz, en el seno de una familia muy amplia, casi un clan donde escuché a distintas personas hablar de maneras muy diversas, con un léxico particular. Todo eso nutrió mi experiencia vital y es lo que he buscado contar de alguna manera, de referir el mundo que me vio nacer, las personas con las que viví y dar cuenta de ese lenguaje vernáculo propio de ellas”.
Autor de Tierra nativa (1982), La transparencia del deseo (1986), Luz de mar abierto (1992), Ante un cálido norte (poesía reunida 1993-2003); y Un navío, un amor (2005), José Luis Rivas señaló que su predilección por la poesía, se debe a que le parece una forma más sintética y concentrada de expresión. “Tiene la fuerza de pintar una situación o una emoción en una línea, mediante una imagen o una figura de dicción y eso me parece relampagueante y contundente”.
Desde su punto de vista, la narrativa puede abundar en una infinidad de detalles, crear situaciones de una forma detenida y minuciosa: su efecto es de dosis que se aplican de manera sucesiva, con momentos de gran intensidad; mientras que la poesía, generalmente aplica dosis muy fuertes y de alta subjetividad.
Señaló que su poesía cobra vida de muy diversas maneras. En ocasiones, durante meses ha “rumiado” una idea, una emoción o una línea que le ronda por la cabeza y de repente, está listo para escribirlo aunque no tenga muy claro hacia dónde apunta; se desarrolla de manera autónoma y él se deja llevar por ese flujo de intensidad que le avisa que debe escribir.
En otros casos forja poemas a través de trozos escritos en distintos momentos; asimismo, toma como punto de partida textos que ha incorporado a manera de marginalia en sus libros, para transformarlos en algo más extenso.
La trayectoria poética de José Luis Rivas ha estado tutelada por varios autores: los premios Nobel: Saint-John Perse y Derek Walcott, además de Aimé Césaire, Dylan Thomas, Cesare Pavese, T.S. Eliot, Gorges Shéhnade y Ezra Pound, cuya obra, en su mayoría, ha traducido.
Hizo notar que en principio tuvo con ellos una afinidad de experiencia vivida, de contacto con una flora y una fauna -en su caso la del Golfo de México-, que guarda muchas similitudes con las del Caribe. “Me ha maravillado también su enorme capacidad de vocabulario, son dueños de un léxico extraordinario y, ese es un punto que me ha importado muchísimo, porque aprender el lenguaje, abarcarlo, es una forma de apropiárselo y otorgarles carta de identidad literaria en donde a uno le tocó nacer.
Entre los autores mexicanos que le han influido destacó la importancia de “poetas sumamente luminosos e iluminadores” como Octavio Paz, Ramón López Velarde, Xavier Villaurrutia, Eduardo Lizalde, Gerardo Deniz, además de Alfonso Reyes, de quien dijo que la vastedad de su obra ha impedido fijar los ojos en su producción poética. “Creo que Alfonso Reyes es uno de nuestros grandes poetas y que conviene leerlo detenidamente junto a Ramón López Velarde”.
Para quien fuera editor de La Gaceta del Fondo de Cultura Económica (FCE) y director editorial de la Universidad Veracruzana, de la que actualmente es investigador, nuestro país es, ha sido y seguirá siendo una gran potencia literaria. “México ha destacado en ese plano, desde Sor Juana Inés de la Cruz; nuestra producción literaria ha sido muy notable, particularmente en la poesía. Creo que el futuro es grande si se da un buen impulso a los jóvenes escritores, en especial los poetas”.
Rivas aseguró sentirse contento y satisfecho por el otorgamiento del Premio Nacional de Ciencias y Artes porque constituye un gran estímulo para seguir creando y aún más, para experimentar nuevas cosas.
Actualmente, José Luis Rivas prepara una antología con la poesía de Derek Walcott, traduce una novela en verso del poeta australiano Les Murray, revisa su traducción de la poesía completa de T. S. Eliot y también de Arthur Rimbaud; además, recientemente, comenzó a circular su traducción de Anabasis, de Saint-John Perse y está por concluir la de su poesía completa, entre muchas otras tareas.
Poeta, editor, traductor, apasionado defensor y difusor -a través de su obra- del habla popular de la región del Golfo de México, José Luis Rivas (Tuxpan, Veracruz, 1950), Premio Nacional de Ciencias y Artes 2009 en la categoría de Lingüística y Literatura, afirmó que “el lenguaje es el gran invento del hombre, lo que realmente lo ha humanizado y le ha permitido alcanzar grandes logros en muchos planos”.
Los Premios Nacionales de Ciencias y Artes es el máximo reconocimiento que otorga el gobierno federal, a través de la Secretaría de Educación Pública, a los investigadores y creadores del país.
Filósofo de profesión y lector de tiempo completo, José Luis Rivas expresó que para él la literatura es una manera muy variada y profunda, de aprehender la realidad humana.
“Creo que cuando uno se sumerge en el mundo literario, entra a espacios y formas de existencia que resultan sumamente aleccionadoras para el que lee; son experiencias que le permiten también verse a sí mismo, a través de una serie de personajes, situaciones y hechos que, de algún modo, lo ponen en relación con una infinidad de mundos posibles que facilitan el crecimiento del lector y le abren la posibilidad de ensayar sus capacidades de expresión literaria”, considera.
El también ganador de los premios Nacional de Poesía Aguascalientes (1986), Carlos Pellicer y Xavier Villaurrutia (1990), aseguró que la lectura ha sido un acicate para expresar lo que estima que es propio de su persona. “Creo que la experiencia de mi niñez ha sido decisiva para contar con una suerte de material plástico, a partir del cual he tratado de recrearlas, de darles un carácter literario, de expresar de un modo intenso lo que viví”.
Rivas señaló a través de la poesía ha intentado decir su verdad en relación con el mundo que le ha tocado vivir. “Nací y viví cerca del mar, también de un río de aguas anchurosas y transparentes, en Tuxpan, Veracruz, en el seno de una familia muy amplia, casi un clan donde escuché a distintas personas hablar de maneras muy diversas, con un léxico particular. Todo eso nutrió mi experiencia vital y es lo que he buscado contar de alguna manera, de referir el mundo que me vio nacer, las personas con las que viví y dar cuenta de ese lenguaje vernáculo propio de ellas”.
Autor de Tierra nativa (1982), La transparencia del deseo (1986), Luz de mar abierto (1992), Ante un cálido norte (poesía reunida 1993-2003); y Un navío, un amor (2005), José Luis Rivas señaló que su predilección por la poesía, se debe a que le parece una forma más sintética y concentrada de expresión. “Tiene la fuerza de pintar una situación o una emoción en una línea, mediante una imagen o una figura de dicción y eso me parece relampagueante y contundente”.
Desde su punto de vista, la narrativa puede abundar en una infinidad de detalles, crear situaciones de una forma detenida y minuciosa: su efecto es de dosis que se aplican de manera sucesiva, con momentos de gran intensidad; mientras que la poesía, generalmente aplica dosis muy fuertes y de alta subjetividad.
Señaló que su poesía cobra vida de muy diversas maneras. En ocasiones, durante meses ha “rumiado” una idea, una emoción o una línea que le ronda por la cabeza y de repente, está listo para escribirlo aunque no tenga muy claro hacia dónde apunta; se desarrolla de manera autónoma y él se deja llevar por ese flujo de intensidad que le avisa que debe escribir.
En otros casos forja poemas a través de trozos escritos en distintos momentos; asimismo, toma como punto de partida textos que ha incorporado a manera de marginalia en sus libros, para transformarlos en algo más extenso.
La trayectoria poética de José Luis Rivas ha estado tutelada por varios autores: los premios Nobel: Saint-John Perse y Derek Walcott, además de Aimé Césaire, Dylan Thomas, Cesare Pavese, T.S. Eliot, Gorges Shéhnade y Ezra Pound, cuya obra, en su mayoría, ha traducido.
Hizo notar que en principio tuvo con ellos una afinidad de experiencia vivida, de contacto con una flora y una fauna -en su caso la del Golfo de México-, que guarda muchas similitudes con las del Caribe. “Me ha maravillado también su enorme capacidad de vocabulario, son dueños de un léxico extraordinario y, ese es un punto que me ha importado muchísimo, porque aprender el lenguaje, abarcarlo, es una forma de apropiárselo y otorgarles carta de identidad literaria en donde a uno le tocó nacer.
Entre los autores mexicanos que le han influido destacó la importancia de “poetas sumamente luminosos e iluminadores” como Octavio Paz, Ramón López Velarde, Xavier Villaurrutia, Eduardo Lizalde, Gerardo Deniz, además de Alfonso Reyes, de quien dijo que la vastedad de su obra ha impedido fijar los ojos en su producción poética. “Creo que Alfonso Reyes es uno de nuestros grandes poetas y que conviene leerlo detenidamente junto a Ramón López Velarde”.
Para quien fuera editor de La Gaceta del Fondo de Cultura Económica (FCE) y director editorial de la Universidad Veracruzana, de la que actualmente es investigador, nuestro país es, ha sido y seguirá siendo una gran potencia literaria. “México ha destacado en ese plano, desde Sor Juana Inés de la Cruz; nuestra producción literaria ha sido muy notable, particularmente en la poesía. Creo que el futuro es grande si se da un buen impulso a los jóvenes escritores, en especial los poetas”.
Rivas aseguró sentirse contento y satisfecho por el otorgamiento del Premio Nacional de Ciencias y Artes porque constituye un gran estímulo para seguir creando y aún más, para experimentar nuevas cosas.
Actualmente, José Luis Rivas prepara una antología con la poesía de Derek Walcott, traduce una novela en verso del poeta australiano Les Murray, revisa su traducción de la poesía completa de T. S. Eliot y también de Arthur Rimbaud; además, recientemente, comenzó a circular su traducción de Anabasis, de Saint-John Perse y está por concluir la de su poesía completa, entre muchas otras tareas.
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