Javier González Rubio y Hugo Lara tuvieron la idea de hacer un libro que permitiera ver, en su conjunto, temas fundamentales de la realidad antropológica mexicana, "la realidad de las comunidades urbanas y rurales, las cuales tienen un peso específico dentro de la sociedad nacional".
Javier González Rubio y Hugo Lara tuvieron la idea de hacer un libro que permitiera ver, en su conjunto, temas fundamentales de la realidad antropológica mexicana, "la realidad de las comunidades urbanas y rurales, las cuales tienen un peso específico dentro de la sociedad nacional".
Así se expresó González Rubio en entrevista sobre su obra literaria, "Cine antropológico mexicano", que se presentó la noche de este jueves en el Museo Nacional de Antropología e Historia. Para consolidar este proyecto editorial, se metieron en la tarea de revisar alrededor de 150 filmes.
"Viendo las películas de manera individual o por separado, no tenemos la misma visión y comprensión del tema, o del reflejo social, como lo tenemos hasta que las vemos agrupadas en un contexto", señaló el autor, cuya revisión permite hacer un recorrido sobre la propia evolución del cine mexicano.
Esa revisión, dijo el entrevistado, se enmarca en temas específicos, como la propia evolución del documental, acorde con la realidad social y política de México a lo largo de las décadas. Se nutrieron, fundamentalmente, de ver con mucha atención las películas y los documentales, en una aguda revisión.
"Una vez analizadas las películas que teníamos en mente, hicimos una selección, que como todas, es subjetiva y obedece a lo que Hugo y yo consideramos que el marco de referencia en el que nos queríamos manejar; hecha la selección, volvimos a ver las películas y documentales", afirmó.
El investigador explicó que actualmente existe mucha literatura sobre el cine, "pero cuando se habla de cine antropológico, hay otra literatura que es muy académica, y se refiere, sobre todo, a cine etnográfico. Esa no era nuestra intención, sino la cinematografía antropológica", abundó González Rubio.
El análisis, apuntó en seguida el autor, tiene qué ver con el cine que retrata las comunidades rurales y urbanas, a sus vendedores ambulantes, a los niños de la calle, a la gente que vive en el centro de la Ciudad de México, y a los grupos indígenas con sus realidades antropológicas vistas a través del ojo del cine.
Originalmente depuraron alrededor de 150 películas y documentales, hasta quedarse con las más representativas de cada género, en ficción como en documental, hasta que quedaron 25 y 25 filmes que van desde 1931 cuando se filmó "Que viva México", hasta 2008 con "En el hoyo" y "Los que se quedan".
Advirtió que el libro no tiene pretensiones académicas, sino de divulgación. Es para cinéfilos y para el público en general que le gusta disfrutar el cine.
Su lectura, dijo, es ligera, sin crítica especializada ni cinematográfica, sino con descripción temática de cada película, con sus porqués de realización y de enfoque.
Sobre las ilustraciones, son fotografías de cada película o documental, que no fueron fáciles de conseguir, hasta que se contó con la colaboración de la Filmoteca de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), de la Cineteca Nacional y de otras instancias que ayudaron con lo necesario para ilustrar el libro.
Ciudad de México
Javier González Rubio y Hugo Lara tuvieron la idea de hacer un libro que permitiera ver, en su conjunto, temas fundamentales de la realidad antropológica mexicana, "la realidad de las comunidades urbanas y rurales, las cuales tienen un peso específico dentro de la sociedad nacional".
Así se expresó González Rubio en entrevista sobre su obra literaria, "Cine antropológico mexicano", que se presentó la noche de este jueves en el Museo Nacional de Antropología e Historia. Para consolidar este proyecto editorial, se metieron en la tarea de revisar alrededor de 150 filmes.
"Viendo las películas de manera individual o por separado, no tenemos la misma visión y comprensión del tema, o del reflejo social, como lo tenemos hasta que las vemos agrupadas en un contexto", señaló el autor, cuya revisión permite hacer un recorrido sobre la propia evolución del cine mexicano.
Esa revisión, dijo el entrevistado, se enmarca en temas específicos, como la propia evolución del documental, acorde con la realidad social y política de México a lo largo de las décadas. Se nutrieron, fundamentalmente, de ver con mucha atención las películas y los documentales, en una aguda revisión.
"Una vez analizadas las películas que teníamos en mente, hicimos una selección, que como todas, es subjetiva y obedece a lo que Hugo y yo consideramos que el marco de referencia en el que nos queríamos manejar; hecha la selección, volvimos a ver las películas y documentales", afirmó.
El investigador explicó que actualmente existe mucha literatura sobre el cine, "pero cuando se habla de cine antropológico, hay otra literatura que es muy académica, y se refiere, sobre todo, a cine etnográfico. Esa no era nuestra intención, sino la cinematografía antropológica", abundó González Rubio.
El análisis, apuntó en seguida el autor, tiene qué ver con el cine que retrata las comunidades rurales y urbanas, a sus vendedores ambulantes, a los niños de la calle, a la gente que vive en el centro de la Ciudad de México, y a los grupos indígenas con sus realidades antropológicas vistas a través del ojo del cine.
Originalmente depuraron alrededor de 150 películas y documentales, hasta quedarse con las más representativas de cada género, en ficción como en documental, hasta que quedaron 25 y 25 filmes que van desde 1931 cuando se filmó "Que viva México", hasta 2008 con "En el hoyo" y "Los que se quedan".
Advirtió que el libro no tiene pretensiones académicas, sino de divulgación. Es para cinéfilos y para el público en general que le gusta disfrutar el cine.
Su lectura, dijo, es ligera, sin crítica especializada ni cinematográfica, sino con descripción temática de cada película, con sus porqués de realización y de enfoque.
Sobre las ilustraciones, son fotografías de cada película o documental, que no fueron fáciles de conseguir, hasta que se contó con la colaboración de la Filmoteca de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), de la Cineteca Nacional y de otras instancias que ayudaron con lo necesario para ilustrar el libro.
Ciudad de México
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