Dentro de la Fenal 2009 en León, coincidieron Daniel Sada, Antonio Orlando y María Esther Núñez, en la mesatitulada “La fama, el éxito y la creación, premios recientes” para concluir el ciclo de novelistas.
¿Hasta dónde llega el éxito y qué significa? Se interrogan los escritores siempre que alguno de ellos gana un premio internacional de literatura, pues pese al reconocimiento unánime, ganar no significa ser más leído.
En esto coincidieron Daniel Sada, Antonio Orlando Rodríguez y María Esther Núñez, participantes de la mesa: “La fama, el éxito y la creación, premios recientes”, con la que concluyó la noche del domingo, el ciclo de novelistas de la Fenal.
Antonio Orlando Rodríguez, Premio Alfaguara de Novela 2008 por “Chiquita”, abrió el debate al afirmar que el éxito lo pone nervioso. Y remató.
“El éxito ya no tiene nada que ver con la calidad literaria sino con el marketing”.
El cubano afincado en Miami, dijo considerarse un escritor minoritario, a quien el éxito sólo lo concibe si se da la aceptación de los lectores.
“Sabemos que nuestra fama es algo muy pequeño. Al ganar el Alfaguara viví en carne propia algo asociado con el reconocimiento público.
“A partir de ahí, en las entrevistas me han visto como una especie de profeta. Me piden que haga vaticinios de todo, que opine de lo que a veces no sé, entonces todo esto forma parte de la expectativa y la exigencia del escritor”.
Rodríguez recordó que paradójicamente, sus dos novelas anteriores tienen que ver con la fama, ya que los personajes protagonistas son actrices.
Lamentó que muchas editoriales se hayan convertido en compañías mercantiles, con poco interés en promover a escritores de sobrada calidad.
La ganadora del Premio Narrativa Siglo XXI-UNAM, en 2007 por “Amores Tóxicos”, María Esther Núñez, agregó que ciertos escritores, cuando llegan a un alto nivel de reconocimiento internacional, se vuelven opinadotes de todo.
La autora consideró que en los últimos años, el concepto de premio se ha devaluado, por los señalamientos de que la mayoría de los reconocimientos están arreglados de antemano.
“No obstante creo que sí hay aún un alto grado de honestidad. Quisiera dar un reconocimiento a varias de las instituciones que convocan a los premios”.
Daniel Sada por su parte, afirmó que la fama y el éxito lo inhiben, además de que el prestigio está supeditado a la suerte.
“La fama la otorgan los demás, no uno. Lo tuyo es hacer tu trabajo lo mejor que puedas y el prestigio es una cosa que te puedo venir o no, es algo supeditado a la suerte”.
Sada, galardonado recientemente con el Premio Herralde de Novela por “Casi Nunca”, confesó que nunca, a excepción del Herralde, habíaparticipado para ganar un premio literario.
“Es un equívoco pensar que uno escribe para ser famoso y ser exitoso (…)uno está demasiado a expensas de la mercadotecnia. Se pueden recibir premios, pero no es una garantía de ser leído. Los premios no dan la fama”.
El literato dijo que cualquier premio literario le cambia la vida al escritor y que éste luego se vuelve para el público una especie de ser etéreo, difuso, consecuencia del propio éxito mercantil.
Manolo García. León, Gto. (Milenio)
martes, 16 de junio de 2009
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