Tributo organizado por el Colegio de Arquitectos de NL y el Museo de Historia. El evento será el viernes a las 19:30 en el auditorio del citado espacio cultural.
Antes que nada, don Joaquín Ortíz Vela es un conocedor de pintura. No obstante, la profesión que ha mantenido desde hace cinco décadas es la de restaurador de pinturas de caballete, actividad por la cual será homenajeado por el Colegio de Arquitectos Nuevo León así como por el Museo de Historia Mexicana (MHM).
Pero además de ser un especialista en el arte de la revitalización de pinturas antiguas, el maestro Ortíz también es un pintor que se autodefine como “un expresionista creyente del arte de vocación social”.
Sus 50 años de trayectoria lo ha llevado de su natal Durango ha la ciudad de México, en donde estudió en la Academia de San Carlos. Su trabajo lo ha llevado a trabajar en la restauración de la Colección Femsa, del acervo del Museo Metropolitano y del propio MHM.
“Mi hija apenas me va hacer unas tarjetas de presentación. En 50 años que tengo en este trabajo nunca las he requerido”, expresa el artista, cuyas manos crean el milagro de revivir antiguas pinturas.
Ahora vive en una pequeña colonia a las afueras de Santiago, en donde tiene su taller de restauración el cual luce pinturas tanto de la época colonial como de arte moderno por todas partes.
Apoyado por su hija Cecilia Ortiz, don Joaquín continúa en el trabajo de la restauración de pinturas antiguas, sólo que ahora se le dificulta un poco más dado que necesita estar conectado a una máquina que le brinda oxígeno.
“Como nunca me protegí, como nunca me puse un tapabocas, pues ahora estoy pagando el daño de los barnices y los aerosoles”, explica con un poco de resentimiento.
Sin embargo, para don Joaquín los mayores riesgos los enfrentarán los nuevos restauradores pues acusó que los nuevos materiales (pinturas, barnices o aerosoles) son más tóxicos que los empleados hace 300 años.
“Yo no quisiera estar en el papel de los nuevos restauradores”, apuntó.
“Un pintor de lo ajeno”
El trabajo del restaurador demanda tranquilidad, paciencia, pero sobre todo, mucho conocimiento del arte. Pero no conforme con ello, se necesita lograr un conocimiento pleno de materiales, algo que sólo se logra con el tacto y con el trabajo de taller.
“Yo por eso nunca usé guantes, siempre me gustó sentir la pintura y cualquier material con el que yo trabajé”, expresó.
El término de “pintor de lo ajeno” se acuñó entre la jerga de restauradores, pues a final de cuentas el restaurador busca mantener, o en casos más severos, rehacer el trabajo realizado por el artista, siempre cuidando que la mano del restaurador no se note.
Sobre la historia pictórica de México, don Joaquín Ortíz destacó la época de la colonia pues consideró que es en este lapso (comprendido desde la conquista hasta 1821) es en el cual se realizó la mayor cantidad –y calidad- de pintura en el país.
“La pintura colonial y religiosa es de lo que más tenemos en México, pero desafortunadamente es también de lo más descuidado que tenemos. Hace falta mucha labor de restauración en ese sentido”, mencionó.
La conferencia-homenaje para don Joaquín Ortíz Vela será este viernes 11 de junio a las 19:30 en el Auditorio del Museo de Historia Mexicana (Dr. Coss 445 sur, centro). La entrada es libre.
Monterrey, NL
Antes que nada, don Joaquín Ortíz Vela es un conocedor de pintura. No obstante, la profesión que ha mantenido desde hace cinco décadas es la de restaurador de pinturas de caballete, actividad por la cual será homenajeado por el Colegio de Arquitectos Nuevo León así como por el Museo de Historia Mexicana (MHM).
Pero además de ser un especialista en el arte de la revitalización de pinturas antiguas, el maestro Ortíz también es un pintor que se autodefine como “un expresionista creyente del arte de vocación social”.
Sus 50 años de trayectoria lo ha llevado de su natal Durango ha la ciudad de México, en donde estudió en la Academia de San Carlos. Su trabajo lo ha llevado a trabajar en la restauración de la Colección Femsa, del acervo del Museo Metropolitano y del propio MHM.
“Mi hija apenas me va hacer unas tarjetas de presentación. En 50 años que tengo en este trabajo nunca las he requerido”, expresa el artista, cuyas manos crean el milagro de revivir antiguas pinturas.
Ahora vive en una pequeña colonia a las afueras de Santiago, en donde tiene su taller de restauración el cual luce pinturas tanto de la época colonial como de arte moderno por todas partes.
Apoyado por su hija Cecilia Ortiz, don Joaquín continúa en el trabajo de la restauración de pinturas antiguas, sólo que ahora se le dificulta un poco más dado que necesita estar conectado a una máquina que le brinda oxígeno.
“Como nunca me protegí, como nunca me puse un tapabocas, pues ahora estoy pagando el daño de los barnices y los aerosoles”, explica con un poco de resentimiento.
Sin embargo, para don Joaquín los mayores riesgos los enfrentarán los nuevos restauradores pues acusó que los nuevos materiales (pinturas, barnices o aerosoles) son más tóxicos que los empleados hace 300 años.
“Yo no quisiera estar en el papel de los nuevos restauradores”, apuntó.
“Un pintor de lo ajeno”
El trabajo del restaurador demanda tranquilidad, paciencia, pero sobre todo, mucho conocimiento del arte. Pero no conforme con ello, se necesita lograr un conocimiento pleno de materiales, algo que sólo se logra con el tacto y con el trabajo de taller.
“Yo por eso nunca usé guantes, siempre me gustó sentir la pintura y cualquier material con el que yo trabajé”, expresó.
El término de “pintor de lo ajeno” se acuñó entre la jerga de restauradores, pues a final de cuentas el restaurador busca mantener, o en casos más severos, rehacer el trabajo realizado por el artista, siempre cuidando que la mano del restaurador no se note.
Sobre la historia pictórica de México, don Joaquín Ortíz destacó la época de la colonia pues consideró que es en este lapso (comprendido desde la conquista hasta 1821) es en el cual se realizó la mayor cantidad –y calidad- de pintura en el país.
“La pintura colonial y religiosa es de lo que más tenemos en México, pero desafortunadamente es también de lo más descuidado que tenemos. Hace falta mucha labor de restauración en ese sentido”, mencionó.
La conferencia-homenaje para don Joaquín Ortíz Vela será este viernes 11 de junio a las 19:30 en el Auditorio del Museo de Historia Mexicana (Dr. Coss 445 sur, centro). La entrada es libre.
Monterrey, NL
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