La muestra, denominada “Kishio Murata: Construyendo una fantasía”, está conformada por 41 obras al óleo y una pieza realizada en serigrafía, que ofrecerá al público la posibilidad de acercarse al arte abstracto.
Para conmemorar el centenario del nacimiento del pintor japonés Kishio Murata, el Museo Dolores Olmedo inaugurará aquí una exposición este sábado y su clausura está prevista para el 26 de septiembre próximo.
En conferencia de prensa, el director del museo, Carlos Phillips Olmedo, comentó que la muestra, denominada “Kishio Murata: Construyendo una fantasía”, está conformada por 41 obras al óleo y una pieza realizada en serigrafía, que ofrecerá al público la posibilidad de acercarse al arte abstracto.
Destacó que dicho artista es considerado como uno de los principales artistas de la pintura abstracta japonesa, y que al conocer México y ver la apertura que hay en el país para ese arte, decidió radicar en esta metrópoli hasta el final de sus días.
La curadora de la exposición Josefina García Hernández explicó que ésta presenta obras, desde que el maestro Murata llegó a México en 1964, por lo que el trabajo se dividió en cuatro momentos.
Detalló que el público va a encontrar una referencia del arte figurativo, pues a pesar de que el artista trabajó toda su vida con lo abstracto, tuvo un momento de distracción o descanso, en el que hizo obras figurativas.
El primer momento está conformado por tres piezas figurativas, entre ellas el cuadro que le da título a la exposición.
“Me sorprende mucho la técnica que empleaba, ya que dejaba pasar mucho tiempo entre cada capa de color que empleaba, ponía un fondo blanco y sobre ése iba aplicando color, sobre color y para que no se manchara tenía que dejar pasar un tiempo de secada, que iba desde seis meses a un año o más tiempo”, explicó.
Indicó que el segundo momento habla de su llegada a México y está conformado por tres cuadros. En esta parte se confirma que no hay una diferencia grande en cuanto a su técnica, no hay ruptura en lo que hacía en Japón y lo que hizo en este país.
“Sí hay un cambio en color, ya que usa tonos mucho más brillantes y la luminosidad, una de las cosas que le impresionó a Murata de México es la intensidad de la luz que se puede apreciar en un paisaje y eso, el público lo podrá apreciar en sus obras”, manifestó.
La tercera parte está dedicada a explicar al público la técnica que empleaba Murata, mientras que en la última sección, los visitantes podrán disfrutar de la obra, ya que el artista decía que en su trabajo había una intensa necesidad y una gran alegría por la vida, la tragedia no existía.
Durante la conferencia de prensa estuvo presente la esposa del artista, Mihoko Murata, quien comentó que lo que más le gusta a su esposo de México es que no conocía a nadie, por lo tanto no tenia distracciones y todo el tiempo lo dedicaba a pintar.
Kishio Murata nació en 1910 en Nagoya, Japón, tuvo un periodo de formación académica en la escuela de arte de su país, sin embargo, su acercamiento a la pintura es casi nata, toda vez que sus preferencias en su infancia fue por la música, que le fue negada por su padre.
Llegó a México en 1964 por invitación del doctor Alvar Carrillo Gil y permaneció en el país hasta su muerte, en 1992.
Ciudad de México
Para conmemorar el centenario del nacimiento del pintor japonés Kishio Murata, el Museo Dolores Olmedo inaugurará aquí una exposición este sábado y su clausura está prevista para el 26 de septiembre próximo.
En conferencia de prensa, el director del museo, Carlos Phillips Olmedo, comentó que la muestra, denominada “Kishio Murata: Construyendo una fantasía”, está conformada por 41 obras al óleo y una pieza realizada en serigrafía, que ofrecerá al público la posibilidad de acercarse al arte abstracto.
Destacó que dicho artista es considerado como uno de los principales artistas de la pintura abstracta japonesa, y que al conocer México y ver la apertura que hay en el país para ese arte, decidió radicar en esta metrópoli hasta el final de sus días.
La curadora de la exposición Josefina García Hernández explicó que ésta presenta obras, desde que el maestro Murata llegó a México en 1964, por lo que el trabajo se dividió en cuatro momentos.
Detalló que el público va a encontrar una referencia del arte figurativo, pues a pesar de que el artista trabajó toda su vida con lo abstracto, tuvo un momento de distracción o descanso, en el que hizo obras figurativas.
El primer momento está conformado por tres piezas figurativas, entre ellas el cuadro que le da título a la exposición.
“Me sorprende mucho la técnica que empleaba, ya que dejaba pasar mucho tiempo entre cada capa de color que empleaba, ponía un fondo blanco y sobre ése iba aplicando color, sobre color y para que no se manchara tenía que dejar pasar un tiempo de secada, que iba desde seis meses a un año o más tiempo”, explicó.
Indicó que el segundo momento habla de su llegada a México y está conformado por tres cuadros. En esta parte se confirma que no hay una diferencia grande en cuanto a su técnica, no hay ruptura en lo que hacía en Japón y lo que hizo en este país.
“Sí hay un cambio en color, ya que usa tonos mucho más brillantes y la luminosidad, una de las cosas que le impresionó a Murata de México es la intensidad de la luz que se puede apreciar en un paisaje y eso, el público lo podrá apreciar en sus obras”, manifestó.
La tercera parte está dedicada a explicar al público la técnica que empleaba Murata, mientras que en la última sección, los visitantes podrán disfrutar de la obra, ya que el artista decía que en su trabajo había una intensa necesidad y una gran alegría por la vida, la tragedia no existía.
Durante la conferencia de prensa estuvo presente la esposa del artista, Mihoko Murata, quien comentó que lo que más le gusta a su esposo de México es que no conocía a nadie, por lo tanto no tenia distracciones y todo el tiempo lo dedicaba a pintar.
Kishio Murata nació en 1910 en Nagoya, Japón, tuvo un periodo de formación académica en la escuela de arte de su país, sin embargo, su acercamiento a la pintura es casi nata, toda vez que sus preferencias en su infancia fue por la música, que le fue negada por su padre.
Llegó a México en 1964 por invitación del doctor Alvar Carrillo Gil y permaneció en el país hasta su muerte, en 1992.
Ciudad de México
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