El rector de la máxima casa de estudios del país, José Narro Robles, se refirió al autor de "Edén. Vida imaginada" como un hombre capaz de sacrificar su escritura, para pensar en la institución, crear, aportar y defender “su Universidad”.
Como un hombre valiente que siempre defendía su casa de estudios, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), fue calificado anoche el filósofo y escritor mexicano de origen italiano, Alejandro Rossi (1932-2009), en un acto con el que arrancó un ciclo de conferencias en homenaje al autor, a un año de su muerte.
Durante una charla ofrecida en el Auditorio del Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC), el rector de la máxima casa de estudios del país, José Narro Robles, se refirió al autor de "Edén. Vida imaginada" como un hombre capaz de sacrificar su escritura, para pensar en la institución, crear, aportar y defender “su Universidad”.
Acompañado de la presidenta del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), Consuelo Sáizar, amigos, familiares e intelectuales, el rector calificó a Rossi como un universitario extraordinario desde que se incorporó a la UNAM como alumno, profesor e investigador.
“Él es, fue, ha sido y seguirá siendo un referente indiscutible para nuestra casa de estudios. Cumplimos este año un siglo que se fundó la Universidad, y en más de la mitad de ese siglo está presente Alejandro Rossi”, expresó.
A su vez, el destacado arquitecto mexicano, Teodoro González de León, los escritores Fabio Morabito y Juan Villoro, así como el director del Instituto de Investigaciones Filosóficas (IIF) de la UNAM, Guillermo Moisés Hurtado Pérez, elogiaron la vida y obra de quien fuera uno de los prosistas más notables en México, al tiempo que hicieron un breve repaso de la misma.
Igualmente, calificaron al Premio de Literatura Xavier Villaurrutia 2006 como un latinoamericano paradigmático que hizo al lenguaje su patria, así como su capacidad para vincular la filosofía con la literatura.
Al respecto, González de León recordó con cariño a su amigo, de quien dijo que el mejor regalo que pudo haber tenido fue el contar con su amistad.
El creador de numerosas obras y espacios contemporáneos en la Ciudad de México afirmó haber descubierto en Rossi, a “un interlocutor ajeno de otra área con el que hablaba de arquitectura y de ciudad, de la ciudad.
“La curiosidad de un sabio que buscaba ser exacto, hablábamos de arquitectura como reunión de las artes en su escenario natural: el paisaje de la ciudad”, dijo.
Indicó que para el colaborador y amigo del poeta mexicano Octavio Paz, Premio Nobel de Literatura 1990, la conversación representaba una forma de vida y una obra de arte exacta que modelaba al instante. “Una charla llena de pausas y silencios compartidos”, abundó.
Además de haber querido siempre a sus hijos, Rossi tuvo una morosa y amorosa fidelidad con su familia, mencionó al indicar que “era un cosmopolita, era un hombre libre y provocador; además valiente, pues enfrentaba las adversidades y los retos”.
El creador del anteproyecto de la Ciudad Universitaria junto con los arquitectos Armando Franco y Enrique Molinar, recordó además a Rossi como un hombre fanático del deporte y el espectáculo.
Por su parte, el poeta, narrador, ensayista y traductor, Fabio Morabito, recordó haber conocido a Rossi en el único taller literario que impartió en su vida, auspiciado por el Instituto Nacional de Bellas Artes en 1984.
Afirmó que como escritor, Rossi, también miembro de El Colegio Nacional, siempre tuvo una mirada sobre las personas que le permitiera no perder de vista su pertenencia a un linaje psicológico y espiritual concreto.
“No le interesaba tanto la hondura del alma humana, sino su plasticidad, su gama de variaciones casi infinita y ahí se detenía, fascinado ante la mezcla de rasgos heredados y otros construidos, olfateando siempre el pliegue insólito, la combinación única, el cocktail irrepetible”, expresó.
Morabito, Premio Nacional de Poesía Aguascalientes 1991, indicó que al autor de origen italiano veía en la literatura, lo mismo que en la filosofía, un campo de indagación y experimentación, con sus códigos y reglas precisas.
“Para Rossi escribir era manejarse con pericia en medio de los numerosos accidentes que acechan en la página, un arte de salvar el pellejo entre mil configuraciones posibles”, dijo.
En su oportunidad, el escritor Juan Villoro relató que durante cuatro décadas visitó a Rossi como un acontecimiento decisivo, al cual dijo, “siempre llegaba tarde.
“Rossi fue un conversador incesante y eximio, fue el gran arte de su vida y todos tenemos la secreta vanidad de haberle escuchado algo que no llego a otros oídos, con experta capacidad de seducción, él generaba esta esperanza en sus interlocutores”, señaló.
Subrayó que tras su paso por la UNAM, institución que lo recibió como alumno y luego lo acogió como académico y especialista en el Instituto de Investigaciones Filosóficas desde 1958, perfeccionó el diálogo a través de seminarios y largas pláticas por el campus.
“Era un caminador enérgico que atenazaba el brazo de su acompañante; aunque ejerció con pasión la filosofía, a partir de los 70 vivió para alejarse de la carrera del pensamiento.
“Sin embargo, su compromiso con la UNAM como casa de las discusiones, fue inquebrantable y en cierro modo militante”, dijo.
Admirador de Jorge Luis Borges, Villoro comentó que Rossi fue un personaje que lo mismo que defendía a la UNAM, lo hacía con su vida.
Por último, Hurtado Pérez recordó a Rossi como un personaje que colaboró en importantes revistas literarias, como “Diálogos”, “Plural” y “Vuelta”, y reconoció su labor literaria en textos como “Lenguaje y significado” y “Manual del distraído”, entre otros.
Previo al homenaje, se proyectó el video “Unos momentos con Alejandro Rossi”, de Adolfo Castañón y Pedro Talavera, un trabajo producido por TV UNAM.
Al acto de la víspera se dieron cita la viuda del homenajeado Olbeth Hansberg; el director del Fondo de Cultura Económica, Joaquín Díez-Canedo; el historiador Enrique Krauze; el escritor Adolfo Castañón y el director de El Colegio de México, Javier Garcíadiego, principalmente.
A lo largo de este día se llevará a cabo una serie de conferencias en la UNAM, sobre la vida y obra de quien fuera uno de los mejores amigos del poeta Octavio Paz, con quien trabajó en las revistas "Plural" y "Vuelta".
Ciudad de México
Como un hombre valiente que siempre defendía su casa de estudios, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), fue calificado anoche el filósofo y escritor mexicano de origen italiano, Alejandro Rossi (1932-2009), en un acto con el que arrancó un ciclo de conferencias en homenaje al autor, a un año de su muerte.
Durante una charla ofrecida en el Auditorio del Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC), el rector de la máxima casa de estudios del país, José Narro Robles, se refirió al autor de "Edén. Vida imaginada" como un hombre capaz de sacrificar su escritura, para pensar en la institución, crear, aportar y defender “su Universidad”.
Acompañado de la presidenta del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), Consuelo Sáizar, amigos, familiares e intelectuales, el rector calificó a Rossi como un universitario extraordinario desde que se incorporó a la UNAM como alumno, profesor e investigador.
“Él es, fue, ha sido y seguirá siendo un referente indiscutible para nuestra casa de estudios. Cumplimos este año un siglo que se fundó la Universidad, y en más de la mitad de ese siglo está presente Alejandro Rossi”, expresó.
A su vez, el destacado arquitecto mexicano, Teodoro González de León, los escritores Fabio Morabito y Juan Villoro, así como el director del Instituto de Investigaciones Filosóficas (IIF) de la UNAM, Guillermo Moisés Hurtado Pérez, elogiaron la vida y obra de quien fuera uno de los prosistas más notables en México, al tiempo que hicieron un breve repaso de la misma.
Igualmente, calificaron al Premio de Literatura Xavier Villaurrutia 2006 como un latinoamericano paradigmático que hizo al lenguaje su patria, así como su capacidad para vincular la filosofía con la literatura.
Al respecto, González de León recordó con cariño a su amigo, de quien dijo que el mejor regalo que pudo haber tenido fue el contar con su amistad.
El creador de numerosas obras y espacios contemporáneos en la Ciudad de México afirmó haber descubierto en Rossi, a “un interlocutor ajeno de otra área con el que hablaba de arquitectura y de ciudad, de la ciudad.
“La curiosidad de un sabio que buscaba ser exacto, hablábamos de arquitectura como reunión de las artes en su escenario natural: el paisaje de la ciudad”, dijo.
Indicó que para el colaborador y amigo del poeta mexicano Octavio Paz, Premio Nobel de Literatura 1990, la conversación representaba una forma de vida y una obra de arte exacta que modelaba al instante. “Una charla llena de pausas y silencios compartidos”, abundó.
Además de haber querido siempre a sus hijos, Rossi tuvo una morosa y amorosa fidelidad con su familia, mencionó al indicar que “era un cosmopolita, era un hombre libre y provocador; además valiente, pues enfrentaba las adversidades y los retos”.
El creador del anteproyecto de la Ciudad Universitaria junto con los arquitectos Armando Franco y Enrique Molinar, recordó además a Rossi como un hombre fanático del deporte y el espectáculo.
Por su parte, el poeta, narrador, ensayista y traductor, Fabio Morabito, recordó haber conocido a Rossi en el único taller literario que impartió en su vida, auspiciado por el Instituto Nacional de Bellas Artes en 1984.
Afirmó que como escritor, Rossi, también miembro de El Colegio Nacional, siempre tuvo una mirada sobre las personas que le permitiera no perder de vista su pertenencia a un linaje psicológico y espiritual concreto.
“No le interesaba tanto la hondura del alma humana, sino su plasticidad, su gama de variaciones casi infinita y ahí se detenía, fascinado ante la mezcla de rasgos heredados y otros construidos, olfateando siempre el pliegue insólito, la combinación única, el cocktail irrepetible”, expresó.
Morabito, Premio Nacional de Poesía Aguascalientes 1991, indicó que al autor de origen italiano veía en la literatura, lo mismo que en la filosofía, un campo de indagación y experimentación, con sus códigos y reglas precisas.
“Para Rossi escribir era manejarse con pericia en medio de los numerosos accidentes que acechan en la página, un arte de salvar el pellejo entre mil configuraciones posibles”, dijo.
En su oportunidad, el escritor Juan Villoro relató que durante cuatro décadas visitó a Rossi como un acontecimiento decisivo, al cual dijo, “siempre llegaba tarde.
“Rossi fue un conversador incesante y eximio, fue el gran arte de su vida y todos tenemos la secreta vanidad de haberle escuchado algo que no llego a otros oídos, con experta capacidad de seducción, él generaba esta esperanza en sus interlocutores”, señaló.
Subrayó que tras su paso por la UNAM, institución que lo recibió como alumno y luego lo acogió como académico y especialista en el Instituto de Investigaciones Filosóficas desde 1958, perfeccionó el diálogo a través de seminarios y largas pláticas por el campus.
“Era un caminador enérgico que atenazaba el brazo de su acompañante; aunque ejerció con pasión la filosofía, a partir de los 70 vivió para alejarse de la carrera del pensamiento.
“Sin embargo, su compromiso con la UNAM como casa de las discusiones, fue inquebrantable y en cierro modo militante”, dijo.
Admirador de Jorge Luis Borges, Villoro comentó que Rossi fue un personaje que lo mismo que defendía a la UNAM, lo hacía con su vida.
Por último, Hurtado Pérez recordó a Rossi como un personaje que colaboró en importantes revistas literarias, como “Diálogos”, “Plural” y “Vuelta”, y reconoció su labor literaria en textos como “Lenguaje y significado” y “Manual del distraído”, entre otros.
Previo al homenaje, se proyectó el video “Unos momentos con Alejandro Rossi”, de Adolfo Castañón y Pedro Talavera, un trabajo producido por TV UNAM.
Al acto de la víspera se dieron cita la viuda del homenajeado Olbeth Hansberg; el director del Fondo de Cultura Económica, Joaquín Díez-Canedo; el historiador Enrique Krauze; el escritor Adolfo Castañón y el director de El Colegio de México, Javier Garcíadiego, principalmente.
A lo largo de este día se llevará a cabo una serie de conferencias en la UNAM, sobre la vida y obra de quien fuera uno de los mejores amigos del poeta Octavio Paz, con quien trabajó en las revistas "Plural" y "Vuelta".
Ciudad de México
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