Roth aparece en primer lugar en un sondeo realizado hoy por el periódico sueco "Svenska Dagbladet", mientras que Oz lidera la lista de la casa de apuestas británica Ladbrokes, en la que aparecen bien situados sus compatriotas Joyce Carol Oates y Thomas Pynchon
El estadounidense Philip Roth y el israelí Amos Oz encabezan las quinielas para el ganador del Nobel de Literatura 2009, que la Academia Sueca dará a conocer mañana en Estocolmo.
Roth aparece en primer lugar en un sondeo realizado hoy por el periódico sueco "Svenska Dagbladet", mientras que Oz lidera la lista de la casa de apuestas británica Ladbrokes, en la que aparecen bien situados sus compatriotas Joyce Carol Oates y Thomas Pynchon.
La lista de nombres, la mayoría habituales en los pronósticos de los últimos años, incluye a los italianos Antonio Tabbucchi y Claudio Magris, el japonés Haruki Murakami, el albanés Ismail Kadaré, el holandés Cees Nooteboom, el austríaco Peter Handke, el checo Milan Kundera y hasta el músico estadounidense Bob Dylan.
En los últimos días han ganado fuerza también la rumana-alemana Herta Müller, la argelina Assia Djebar y el nigeriano Chinua Achebe.
El sirio-libanés Adonis, el surcoreano Ko Un y el sueco Thomas Tranströmer se consolidan como las apuestas más seguras si el premiado es un poeta, algo que no ocurre desde que en 1996 fue galardonada la polaca Wislawa Szymborska.
El factor tiempo puede beneficiar a la literatura estadounidense, ya que el último ganador de este país fue Toni Morrison en 1993.
Más años aún han pasado desde que las letras hispanas fueron reconocidas por la Academia Sueca por última vez: fue en 1990, cuando el mexicano Octavio Paz sucedió curiosamente en el palmarés del premio al español Camilo José Cela.
Un español, Luis Goytisolo, aparece como el mejor situado dentro de los hispanos, por delante de los eternos Mario Vargas Llosa y Carlos Fuentes y de otros como Juan Marsé y el nicaragüense Ernesto Cardenal.
El ganador del año pasado, Jean Marie Le Clézio, puso fin a una sequía de más de dos décadas para la literatura francesa, la más galardonada a lo largo de la historia con catorce premios, pero que no ganaba desde 1985 con Claude Simon.
Pero ni el olvido de la literatura en un idioma ni la constancia de un nombre en las quinielas juegan necesariamente a favor ni tampoco en contra de los candidatos, como demuestran las elecciones de la Academia Sueca en los últimos años.
Si en 2004 ganó contra todo pronóstico la austríaca Elfriede Jelinek, dos años después lo hizo el gran favorito, el turco Orham Pamuk, y en 2007 se rescató a la británica Doris Lessing, que parecía relegada al olvido.
La Academia Sueca dice que sólo premia a autores y no a literaturas ni países, aunque sus elecciones parecen llevarse a veces más por cuestiones políticas o por el criterio de rotación geográfica que por la calidad literaria.
Lo que sí ha recuperado la elección del Nobel de Literatura este año es la calma habitual, tras el revuelo levantado en 2008 en los días previos por unas críticas del secretario permanente de la Academia, Horace Engdahl, a la literatura estadounidense.
Engdahl la tildó de insular y calificó de marginal su papel en la literatura mundial, lo que provocó una fuerte respuesta desde el otro lado del Atlántico.
Su retirada del cargo hace unos meses, tras una década en el puesto, ha dejado paso a Peter Englund, que ha mantenido hasta ahora un perfil bajo.
La Academia Sueca ha prometido este año extremar las medidas de seguridad en torno a la difusión del nombre del ganador, para evitar que se levanten sospechas tras lo ocurrido en 2008.
Ladbrokes tuvo que cerrar entonces el pronóstico del ganador del Nobel de Literatura la víspera de su anuncio tras aumentar considerablemente en unas horas las apuestas por Le Clézio. Estocolmo, Suecia
Roth aparece en primer lugar en un sondeo realizado hoy por el periódico sueco "Svenska Dagbladet", mientras que Oz lidera la lista de la casa de apuestas británica Ladbrokes, en la que aparecen bien situados sus compatriotas Joyce Carol Oates y Thomas Pynchon.
La lista de nombres, la mayoría habituales en los pronósticos de los últimos años, incluye a los italianos Antonio Tabbucchi y Claudio Magris, el japonés Haruki Murakami, el albanés Ismail Kadaré, el holandés Cees Nooteboom, el austríaco Peter Handke, el checo Milan Kundera y hasta el músico estadounidense Bob Dylan.
En los últimos días han ganado fuerza también la rumana-alemana Herta Müller, la argelina Assia Djebar y el nigeriano Chinua Achebe.
El sirio-libanés Adonis, el surcoreano Ko Un y el sueco Thomas Tranströmer se consolidan como las apuestas más seguras si el premiado es un poeta, algo que no ocurre desde que en 1996 fue galardonada la polaca Wislawa Szymborska.
El factor tiempo puede beneficiar a la literatura estadounidense, ya que el último ganador de este país fue Toni Morrison en 1993.
Más años aún han pasado desde que las letras hispanas fueron reconocidas por la Academia Sueca por última vez: fue en 1990, cuando el mexicano Octavio Paz sucedió curiosamente en el palmarés del premio al español Camilo José Cela.
Un español, Luis Goytisolo, aparece como el mejor situado dentro de los hispanos, por delante de los eternos Mario Vargas Llosa y Carlos Fuentes y de otros como Juan Marsé y el nicaragüense Ernesto Cardenal.
El ganador del año pasado, Jean Marie Le Clézio, puso fin a una sequía de más de dos décadas para la literatura francesa, la más galardonada a lo largo de la historia con catorce premios, pero que no ganaba desde 1985 con Claude Simon.
Pero ni el olvido de la literatura en un idioma ni la constancia de un nombre en las quinielas juegan necesariamente a favor ni tampoco en contra de los candidatos, como demuestran las elecciones de la Academia Sueca en los últimos años.
Si en 2004 ganó contra todo pronóstico la austríaca Elfriede Jelinek, dos años después lo hizo el gran favorito, el turco Orham Pamuk, y en 2007 se rescató a la británica Doris Lessing, que parecía relegada al olvido.
La Academia Sueca dice que sólo premia a autores y no a literaturas ni países, aunque sus elecciones parecen llevarse a veces más por cuestiones políticas o por el criterio de rotación geográfica que por la calidad literaria.
Lo que sí ha recuperado la elección del Nobel de Literatura este año es la calma habitual, tras el revuelo levantado en 2008 en los días previos por unas críticas del secretario permanente de la Academia, Horace Engdahl, a la literatura estadounidense.
Engdahl la tildó de insular y calificó de marginal su papel en la literatura mundial, lo que provocó una fuerte respuesta desde el otro lado del Atlántico.
Su retirada del cargo hace unos meses, tras una década en el puesto, ha dejado paso a Peter Englund, que ha mantenido hasta ahora un perfil bajo.
La Academia Sueca ha prometido este año extremar las medidas de seguridad en torno a la difusión del nombre del ganador, para evitar que se levanten sospechas tras lo ocurrido en 2008.
Ladbrokes tuvo que cerrar entonces el pronóstico del ganador del Nobel de Literatura la víspera de su anuncio tras aumentar considerablemente en unas horas las apuestas por Le Clézio. Estocolmo, Suecia
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