La capital italiana dedica una exposición a la faceta como arquitecto del artista del Renacimiento
La exposición Miguel Ángel, arquitecto en Roma reivindica con 30 documentos autógrafos la figura del genio renacentista florentino como arquitecto, además de sus facetas, quizá más conocidas, de pintor y escultor.
La muestra, que se inauguró hoy y continuará hasta febrero de 2010, se encuentra en un lugar privilegiado, la Pinacoteca Capitolina, en la plaza del Capitolio, que fue reformada por el propio Miguel Ángel entre 1536 y 1539.
Avergonzado por el estado ruinoso de la colina Capitolina durante una visita a Roma del emperador español Carlos I, el papa Pablo III ordenó a Miguel Ángel realizar una plaza a la altura de la capital papal.
El artista diseñó tres palacios que enmarcarían la estatua ecuestre del emperador Marco Aurelio, en lo alto de una rampa orientada hacia San Pedro del Vaticano, y concibió un pavimento oval de intrincadas formas que, sin embargo, no se llevó a cabo hasta 1940.
En uno de esos palacios, el de los Conservadores, se exhiben ahora 105 piezas, entre maquetas, dibujos, grabados y manuscritos del propio Miguel Ángel Buonarroti.
En total, se pueden ver más de 30 documentos autógrafos del genio renacentista, así como dos retratos: un óleo atribuido a Marcello Venusti y un busto de mármol de su discípulo Daniele da Volterra.
La exposición repasa las principales obras arquitectónicas que Miguel Ángel llevó a cabo en Roma, en especial la propia plaza del Capitolio, la Capilla Sixtina y la gigantesca cúpula de San Pedro del Vaticano, conocida como el "cupolone".
Pero también están presentes la iglesia de Santa María de los Ángeles, en la que el artista conservó la estructura de las Termas de Diocleciano, reformando el espacio con mármoles de colores; la Puerta Pía; el majestuoso proyecto de la tumba del papa Julio II; el Palacio Farnese y la capilla Sforza, en la basílica de Santa María la Mayor.
A través de dibujos y grabados de Miguel Ángel y de otros artistas de la época, el visitante puede ver cómo eran estos lugares antes y después de que la mano genial de Buonarroti los transformara y, en algunos casos -como el de la cúpula del Vaticano-, también cómo fueron las obras.
Unos edificios que justifican la inclusión de Miguel Ángel entre los grandes nombres no sólo de la historia de la pintura y la escultura, sino también de la arquitectura. Roma, Italia
La muestra, que se inauguró hoy y continuará hasta febrero de 2010, se encuentra en un lugar privilegiado, la Pinacoteca Capitolina, en la plaza del Capitolio, que fue reformada por el propio Miguel Ángel entre 1536 y 1539.
Avergonzado por el estado ruinoso de la colina Capitolina durante una visita a Roma del emperador español Carlos I, el papa Pablo III ordenó a Miguel Ángel realizar una plaza a la altura de la capital papal.
El artista diseñó tres palacios que enmarcarían la estatua ecuestre del emperador Marco Aurelio, en lo alto de una rampa orientada hacia San Pedro del Vaticano, y concibió un pavimento oval de intrincadas formas que, sin embargo, no se llevó a cabo hasta 1940.
En uno de esos palacios, el de los Conservadores, se exhiben ahora 105 piezas, entre maquetas, dibujos, grabados y manuscritos del propio Miguel Ángel Buonarroti.
En total, se pueden ver más de 30 documentos autógrafos del genio renacentista, así como dos retratos: un óleo atribuido a Marcello Venusti y un busto de mármol de su discípulo Daniele da Volterra.
La exposición repasa las principales obras arquitectónicas que Miguel Ángel llevó a cabo en Roma, en especial la propia plaza del Capitolio, la Capilla Sixtina y la gigantesca cúpula de San Pedro del Vaticano, conocida como el "cupolone".
Pero también están presentes la iglesia de Santa María de los Ángeles, en la que el artista conservó la estructura de las Termas de Diocleciano, reformando el espacio con mármoles de colores; la Puerta Pía; el majestuoso proyecto de la tumba del papa Julio II; el Palacio Farnese y la capilla Sforza, en la basílica de Santa María la Mayor.
A través de dibujos y grabados de Miguel Ángel y de otros artistas de la época, el visitante puede ver cómo eran estos lugares antes y después de que la mano genial de Buonarroti los transformara y, en algunos casos -como el de la cúpula del Vaticano-, también cómo fueron las obras.
Unos edificios que justifican la inclusión de Miguel Ángel entre los grandes nombres no sólo de la historia de la pintura y la escultura, sino también de la arquitectura. Roma, Italia
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