Ante la multiplicación de las protestas por Internet y en la prensa, el ministerio y la Comisión de la Lengua decidieron esperar prudentemente, y afirmaron que nada está decidido y que las consultas continúan.
Más de 50 años después de la aplicación de una gran reforma de la escritura china, un proyecto menos ambicioso, que propone modificar 44 caracteres, desencadenó una intensa polémica en China.
Tras ocho años de reflexión y de consultas con expertos en China y en el extranjero, el ministerio de Educación y la gubernamental Comisión del Idioma, presentaron a mediados de año sus propuestas para cambiar 44 de los 3 mil 500 caracteres más utilizados de la escritura china, a fin de "adaptarse a las exigencias de la era de información, a la evolución de la lengua y al desarrollo de la sociedad".
Los dos organismos hicieron un llamamiento público para recibir opiniones por Internet, por fax o por carta, una primicia para tal tipo de reforma.
La propuesta no concierne grandes transformaciones, solamente algunos trazos menos. Por ejemplo, un carácter muy utilizado, "cha", el té, perdería un pequeño trazo en su base. Un cambio que ya puede verse en algunas tiendas de te de Pekín. Otro ejemplo, el carácter "xin" (nuevo), también perdería un trazo.
Liu Jingbo, calígrafo profesional que organiza regularmente exposiciones en Pekín, no es hostil, a priori, a los cambios. "Los caracteres chinos vienen de la historia antigua, pero es posible reformarlos respetando ciertas reglas, si ello sirve para simplificar la vida de la gente", dice. "Mucha gente, en particular personas de edad, se oponen porque están habituados a esos caracteres", agrega.
En los años 50, el filósofo Chen Mengjia pagó cara su oposición a una reforma de los ideogramas que desembocó en la simplificación de más de 2 mil de ellos. Calificado de "derechista" y enviado a un campo de trabajo, terminó suicidándose en Pekín en 1966 tras varias sesiones de "críticas" al principio de la Revolución Cultural.
Esta vez, las tomas de posición contrarias a la reforma son abundantes, en particular en Internet. En varios grandes portales y páginas electrónicas de periódicos, más del 80 por ciento de los internautas dieron cuenta de su oposición.
Muchos de ellos consideran que aunque la reforma actual concierne pocos ideogramas, se trata de caracteres muy utilizados, y su modificación tendría repercusiones importantes en los diccionarios, libros escolares, editores y, finalmente, los chinos en general.
Para los expertos, esta polémica demuestra el gran apego de los chinos a su escritura particular, factor de unificación en un país inmenso y de diferentes lenguas.
"Entre las primeras medidas tomadas por el Primer Emperador (Qinshi Huangdi, siglo III AC) tras vencer a todos los otros reinos, la de la unificación de la escritura, fue una de las más importantes", señala Olivier Venture, investigador del Centro de la Escuela Francesa de Extremo Oriente en Pekín. "Es sumamente importante, es considerado el cimiento de la cultura china", estima.
Ante la multiplicación de las protestas por Internet y en la prensa, el ministerio y la Comisión de la Lengua decidieron esperar prudentemente, y afirmaron que nada está decidido y que las consultas continúan. "Somos funcionarios, nuestra responsabilidad es servir al pueblo. Si el pueblo se opone, no cambiaremos nada", declaró a la AFP uno de los funcionarios de la Comisión, Li Ningming. Pekín, China
Tras ocho años de reflexión y de consultas con expertos en China y en el extranjero, el ministerio de Educación y la gubernamental Comisión del Idioma, presentaron a mediados de año sus propuestas para cambiar 44 de los 3 mil 500 caracteres más utilizados de la escritura china, a fin de "adaptarse a las exigencias de la era de información, a la evolución de la lengua y al desarrollo de la sociedad".
Los dos organismos hicieron un llamamiento público para recibir opiniones por Internet, por fax o por carta, una primicia para tal tipo de reforma.
La propuesta no concierne grandes transformaciones, solamente algunos trazos menos. Por ejemplo, un carácter muy utilizado, "cha", el té, perdería un pequeño trazo en su base. Un cambio que ya puede verse en algunas tiendas de te de Pekín. Otro ejemplo, el carácter "xin" (nuevo), también perdería un trazo.
Liu Jingbo, calígrafo profesional que organiza regularmente exposiciones en Pekín, no es hostil, a priori, a los cambios. "Los caracteres chinos vienen de la historia antigua, pero es posible reformarlos respetando ciertas reglas, si ello sirve para simplificar la vida de la gente", dice. "Mucha gente, en particular personas de edad, se oponen porque están habituados a esos caracteres", agrega.
En los años 50, el filósofo Chen Mengjia pagó cara su oposición a una reforma de los ideogramas que desembocó en la simplificación de más de 2 mil de ellos. Calificado de "derechista" y enviado a un campo de trabajo, terminó suicidándose en Pekín en 1966 tras varias sesiones de "críticas" al principio de la Revolución Cultural.
Esta vez, las tomas de posición contrarias a la reforma son abundantes, en particular en Internet. En varios grandes portales y páginas electrónicas de periódicos, más del 80 por ciento de los internautas dieron cuenta de su oposición.
Muchos de ellos consideran que aunque la reforma actual concierne pocos ideogramas, se trata de caracteres muy utilizados, y su modificación tendría repercusiones importantes en los diccionarios, libros escolares, editores y, finalmente, los chinos en general.
Para los expertos, esta polémica demuestra el gran apego de los chinos a su escritura particular, factor de unificación en un país inmenso y de diferentes lenguas.
"Entre las primeras medidas tomadas por el Primer Emperador (Qinshi Huangdi, siglo III AC) tras vencer a todos los otros reinos, la de la unificación de la escritura, fue una de las más importantes", señala Olivier Venture, investigador del Centro de la Escuela Francesa de Extremo Oriente en Pekín. "Es sumamente importante, es considerado el cimiento de la cultura china", estima.
Ante la multiplicación de las protestas por Internet y en la prensa, el ministerio y la Comisión de la Lengua decidieron esperar prudentemente, y afirmaron que nada está decidido y que las consultas continúan. "Somos funcionarios, nuestra responsabilidad es servir al pueblo. Si el pueblo se opone, no cambiaremos nada", declaró a la AFP uno de los funcionarios de la Comisión, Li Ningming. Pekín, China
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