El alma caribeña, con su alegría y cadenciosos bailes, se apoderó la víspera del escenario principal del Festival Internacional de Jazz de Montreal, que en su jornada de clausura presentó a la Afro Cuban All Stars y a la orquesta de los Van Van, con sus legendarios Juan de Marco y Juan Formell, respectivamente.
Y es que si el sábado fue la jornada mexicana, este domingo fue la de los cubanos, que desde temprana hora se apostaron en torno al Scene Rio Tinto Alcan, donde al filo de las 19:00 horas (18:00 tiempo de México) comenzaron a sonar los pegajosos acordes de la Afro Cuban All Stars, que deleitaron con sones, guajiras y montunos.
Sus bailes candentes provocaban a los miles de espectadores que apretujados a lo largo de casi tres cuadras sobre Sainte Catherine tenían que conformarse con algunos contoneos en el mismo sitio, pues no había espacio para más.
Tumbas, trompetas y el piano de Gabriel Hernández exaltaban el ánimo y hacían hervir la sangre a los cubanos que en la parte frontal del escenario se manifestaban lo mismo con gritos que con banderas de su isla; con el inconfundible olor a puros que habían logrado burlar la vigilancia de los organizadores.
Una guaracha sirvió de pretexto para que una espontánea subiera al entarimado y acelerara el pulso de más de uno de los presentes, a quienes deleitó con sus pronunciadas caderas y el erotismo propio de las isleñas.
Una salsa y una rumba pusieron fin a la primera parte de la catarsis cubana que fue contenida por una pausa breve, que sirvió para cambiar los instrumentos y presentar a un grupo de chicos de una academia de baile que hicieron la delicia del público, sobre todo masculino, conocedor de la belleza femenina allí reunida.
Cinco minutos después de las ocho de la noche, la algarabía volvió a estallar, ahora de la mano de los Van Van y su leyenda viviente Juan Formell, famoso bajista, arreglista, compositor y director de la agrupación musical más popular de Cuba.
La tónica fue más o menos la misma, con la emoción a punto de estallar, en medio de exóticas coreografías de parte del cuerpo de baile que acompañó a la agrupación.
Luego fue un espontáneo quien subió al escenario para bailarle a la vocalista, quien le siguió la corriente, desatando la euforia de los cubanos que para entonces ya se habían apoderado del ambiente, despojando de su frialdad a los locales.Ponen cubanos. dos. locales.
Aún tocaron un par de piezas más antes de que la despedida llegara y las emociones se desbordaran sin remedio. Fue entonces cuando varios cubanos subieron al entarimado para dar rienda suelta a sus instintos y unirse al baile, a la cadencia y la candela que imprimía el ballet que tuvo que abandonar la sitio para darles espacio a los intrépidos.
La orquesta se despidió y ante la petición de más música, André Menard subió para anunciar el fin de la velada e invitar a la concurrencia a cambiar de escenario, y moverse al GM, que recibiría al último artista del festival: Ben Harper y Relentless7, que imprimió un sello setentero al final del encuentro; con ejecuciones virtuosas que fueron ovacionadas por miles de personas que se mantenían en Jeanne Mance.
La fiesta ubicada a un costado de la nueva Casa del Jazz acabó con un vistoso espectáculo de pirotecnia multicolor que despidió 13 días de intensa actividad musical, que abrió el 30 de junio con Steve Wonder, quien encabezó un desfile de estrellas, entre ellas, Dave Brubeck, Al Jarreu, Tony Bennett, Joe Coker, Ornett Coleman, Al di Meola, Jeff Beck, Pink Martini, Jean Pierre Zanella, Chris Botti, Ranee Lee y Susie Arioli.
México estuvo representado en este encuentro por los hermanos Eugenio, Fernando y Enrique Toussaint (Sacbé), el pianista Héctor Infanzón; las intérpretes Magos Herrera y Lila Downs, así como el grupo Los de Abajo, que lograron, con sus diferentes propuestas, cautivar a los diversos públicos que convergen en éste que es considerado el festival de jazz más importante del orbe, y al cual asisten cada vez más mexicanos.
El encuentro, cuyo 30 aniversario trajo consigo la inauguración de la nueva casa del jazz (Maison du Festival Rio Tinto Alcan), así como de otros espacios como "Belmoral" y "L"Astral", presentó más de tres mil artistas en sus diferentes escenarios.
En total, se dice que fueron ofrecidos unos 650 conciertos, muchos de ellos al aire libre, a los que se estima asistieron 2.5 millones de personas, lo que en otros años ha representado una derrama económica cercana a los 100 millones de dólares, aunque este 2009, en el contexto de la crisis mundial, es posible que hubiera disminuido, lo cual, acotó, se precisará más adelante.
Antes de la clausura, Menard comentó a la prensa mexicana que están conformes con los resultados obtenidos por esta edición 30, que ha refrendado la calidad del Festival y marca una nueva etapa ahora que se cuenta con la Casa del Jazz, que albergará grandes eventos del género a lo largo del año y no sólo en las fechas habituales.
Sobre la presencia mexicana, el promotor se dijo complacido con la variedad de estilos que fueron presentados y, aunque no quiso adelantar si ya se piensa en una nueva invitación, reconoció que están escuchando propuestas que serán turnadas a la gente de programación para que las considere; incluso, refirió, no descarta que en algún momento puedan traer música de mariachi.
Notimex/Montreal,Canadá (Milenio)
Y es que si el sábado fue la jornada mexicana, este domingo fue la de los cubanos, que desde temprana hora se apostaron en torno al Scene Rio Tinto Alcan, donde al filo de las 19:00 horas (18:00 tiempo de México) comenzaron a sonar los pegajosos acordes de la Afro Cuban All Stars, que deleitaron con sones, guajiras y montunos.
Sus bailes candentes provocaban a los miles de espectadores que apretujados a lo largo de casi tres cuadras sobre Sainte Catherine tenían que conformarse con algunos contoneos en el mismo sitio, pues no había espacio para más.
Tumbas, trompetas y el piano de Gabriel Hernández exaltaban el ánimo y hacían hervir la sangre a los cubanos que en la parte frontal del escenario se manifestaban lo mismo con gritos que con banderas de su isla; con el inconfundible olor a puros que habían logrado burlar la vigilancia de los organizadores.
Una guaracha sirvió de pretexto para que una espontánea subiera al entarimado y acelerara el pulso de más de uno de los presentes, a quienes deleitó con sus pronunciadas caderas y el erotismo propio de las isleñas.
Una salsa y una rumba pusieron fin a la primera parte de la catarsis cubana que fue contenida por una pausa breve, que sirvió para cambiar los instrumentos y presentar a un grupo de chicos de una academia de baile que hicieron la delicia del público, sobre todo masculino, conocedor de la belleza femenina allí reunida.
Cinco minutos después de las ocho de la noche, la algarabía volvió a estallar, ahora de la mano de los Van Van y su leyenda viviente Juan Formell, famoso bajista, arreglista, compositor y director de la agrupación musical más popular de Cuba.
La tónica fue más o menos la misma, con la emoción a punto de estallar, en medio de exóticas coreografías de parte del cuerpo de baile que acompañó a la agrupación.
Luego fue un espontáneo quien subió al escenario para bailarle a la vocalista, quien le siguió la corriente, desatando la euforia de los cubanos que para entonces ya se habían apoderado del ambiente, despojando de su frialdad a los locales.Ponen cubanos. dos. locales.
Aún tocaron un par de piezas más antes de que la despedida llegara y las emociones se desbordaran sin remedio. Fue entonces cuando varios cubanos subieron al entarimado para dar rienda suelta a sus instintos y unirse al baile, a la cadencia y la candela que imprimía el ballet que tuvo que abandonar la sitio para darles espacio a los intrépidos.
La orquesta se despidió y ante la petición de más música, André Menard subió para anunciar el fin de la velada e invitar a la concurrencia a cambiar de escenario, y moverse al GM, que recibiría al último artista del festival: Ben Harper y Relentless7, que imprimió un sello setentero al final del encuentro; con ejecuciones virtuosas que fueron ovacionadas por miles de personas que se mantenían en Jeanne Mance.
La fiesta ubicada a un costado de la nueva Casa del Jazz acabó con un vistoso espectáculo de pirotecnia multicolor que despidió 13 días de intensa actividad musical, que abrió el 30 de junio con Steve Wonder, quien encabezó un desfile de estrellas, entre ellas, Dave Brubeck, Al Jarreu, Tony Bennett, Joe Coker, Ornett Coleman, Al di Meola, Jeff Beck, Pink Martini, Jean Pierre Zanella, Chris Botti, Ranee Lee y Susie Arioli.
México estuvo representado en este encuentro por los hermanos Eugenio, Fernando y Enrique Toussaint (Sacbé), el pianista Héctor Infanzón; las intérpretes Magos Herrera y Lila Downs, así como el grupo Los de Abajo, que lograron, con sus diferentes propuestas, cautivar a los diversos públicos que convergen en éste que es considerado el festival de jazz más importante del orbe, y al cual asisten cada vez más mexicanos.
El encuentro, cuyo 30 aniversario trajo consigo la inauguración de la nueva casa del jazz (Maison du Festival Rio Tinto Alcan), así como de otros espacios como "Belmoral" y "L"Astral", presentó más de tres mil artistas en sus diferentes escenarios.
En total, se dice que fueron ofrecidos unos 650 conciertos, muchos de ellos al aire libre, a los que se estima asistieron 2.5 millones de personas, lo que en otros años ha representado una derrama económica cercana a los 100 millones de dólares, aunque este 2009, en el contexto de la crisis mundial, es posible que hubiera disminuido, lo cual, acotó, se precisará más adelante.
Antes de la clausura, Menard comentó a la prensa mexicana que están conformes con los resultados obtenidos por esta edición 30, que ha refrendado la calidad del Festival y marca una nueva etapa ahora que se cuenta con la Casa del Jazz, que albergará grandes eventos del género a lo largo del año y no sólo en las fechas habituales.
Sobre la presencia mexicana, el promotor se dijo complacido con la variedad de estilos que fueron presentados y, aunque no quiso adelantar si ya se piensa en una nueva invitación, reconoció que están escuchando propuestas que serán turnadas a la gente de programación para que las considere; incluso, refirió, no descarta que en algún momento puedan traer música de mariachi.
Notimex/Montreal,Canadá (Milenio)
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