El recinto ha invitado a varios de los grafiteros más importantes del panorama actual, que han realizado un conjunto de obras que serán destruidas cuando finalice la exposición
La Fundación Cartier rinde homenaje al arte del grafiti en una exposición que analiza la trayectoria de esta expresión y presenta las obras efímeras de los artistas más importantes del momento.
Hasta el próximo 29 de noviembre, la galería engalana su fachada y sus muros interiores con estas formas de arte urbano, que más allá de la pintura, "establecen una relación íntima con la ciudad", señaló el comisario de la muestra, Thomas Delamarre.
"El grafiti nació en Nueva York a principios de los años 70 en un contexto de crisis económica y diferencias sociales", continuó Delamarre, "lo que determinó sus orígenes políticos y sociales".
De las calles de Manhattan, del Bronx y de Brooklyn evolucionaron rápidamente a galerías de arte y cruzaron el charco a principios de la década de 1980 hasta la vieja Europa, cuyos coleccionistas de arte empezaron a fijarse en estas inconformistas obras.
En Milán se celebró la primera exposición dedicada a "grafiteros" neoyorquinos -todavía los jóvenes europeos no se habían lanzado a pintar las paredes de sus ciudades-, pero fue sobre todo Holanda el país que más se interesó por el arte urbano, comentó el comisario.
Así, "Nacido en la calle. Grafiti" busca reflejar los orígenes y la historia de este arte, a menudo ilegal, que son poco conocidos por el gran público, a pesar de su omnipresencia en el paisaje urbano de las grandes ciudades.
Las diferentes técnicas, ideas y corrientes del grafiti se ponen en relación con la música en la exposición, que muestra cómo los grupos Blondie o The Clash invitaron a artistas urbanos a participar en sus vídeo-clips.
"En la década de los 70 el vínculo entre el grafiti y el hip-hop es muy fuerte, al que luego se une el break-dance, elementos clave de la cultura de la calle. Sin embargo, hay muchos "grafiteros" que reconocen que nunca han escuchado música rap", indicó Delamarre.
Además de un paseo histórico, la Fundación Cartier ha invitado a varios de los "grafiteros" más importantes del panorama actual, que han realizado un conjunto de obras que serán destruidas cuando finalice la exposición.
El chileno Basco Vazko, los "pixadores" -por el nombre que recibe el grafiti propio de Sao Paulo- brasileños Cripta y Vitché; los neoyorquinos Richard "Seen" Mirando, Jonone, Part One y P.H.A.S.E. 2; el sueco Nug, y el holandés Delta, destacan entre los 13 artistas invitados.
La cada vez más importante presencia de "grafiteros" brasileños revela, de algún modo, el cambio del centro neurálgico de este arte desde Nueva York a Sao Paulo, donde podrían establecerse algunas similitudes entre la situación que vivía la Gran Manzana en los años 70 y la actualidad de la gran urbe brasileña.
Según el comisario de la exposición, el grafiti es "un arte efímero", no sólo por que las autoridades municipales se empeñan en borrarlos de las fachadas, sino porque nadie los conserva y estar pintados en el exterior acelera su deterioro.
En este sentido, la galería de arte contemporáneo desborda sus fronteras y organizará "Las veladas nómadas", que incluyen visitas urbanas para ver los grafitis de la capital francesa.
Una programación de películas, protagonizadas en su mayoría por estos artistas de la calle, completan el recorrido consagrado al grafiti, una expresión artística capaz de convivir de igual manera tanto en la calle como en galerías de arte. París, Francia/EFE (El Universal)
Hasta el próximo 29 de noviembre, la galería engalana su fachada y sus muros interiores con estas formas de arte urbano, que más allá de la pintura, "establecen una relación íntima con la ciudad", señaló el comisario de la muestra, Thomas Delamarre.
"El grafiti nació en Nueva York a principios de los años 70 en un contexto de crisis económica y diferencias sociales", continuó Delamarre, "lo que determinó sus orígenes políticos y sociales".
De las calles de Manhattan, del Bronx y de Brooklyn evolucionaron rápidamente a galerías de arte y cruzaron el charco a principios de la década de 1980 hasta la vieja Europa, cuyos coleccionistas de arte empezaron a fijarse en estas inconformistas obras.
En Milán se celebró la primera exposición dedicada a "grafiteros" neoyorquinos -todavía los jóvenes europeos no se habían lanzado a pintar las paredes de sus ciudades-, pero fue sobre todo Holanda el país que más se interesó por el arte urbano, comentó el comisario.
Así, "Nacido en la calle. Grafiti" busca reflejar los orígenes y la historia de este arte, a menudo ilegal, que son poco conocidos por el gran público, a pesar de su omnipresencia en el paisaje urbano de las grandes ciudades.
Las diferentes técnicas, ideas y corrientes del grafiti se ponen en relación con la música en la exposición, que muestra cómo los grupos Blondie o The Clash invitaron a artistas urbanos a participar en sus vídeo-clips.
"En la década de los 70 el vínculo entre el grafiti y el hip-hop es muy fuerte, al que luego se une el break-dance, elementos clave de la cultura de la calle. Sin embargo, hay muchos "grafiteros" que reconocen que nunca han escuchado música rap", indicó Delamarre.
Además de un paseo histórico, la Fundación Cartier ha invitado a varios de los "grafiteros" más importantes del panorama actual, que han realizado un conjunto de obras que serán destruidas cuando finalice la exposición.
El chileno Basco Vazko, los "pixadores" -por el nombre que recibe el grafiti propio de Sao Paulo- brasileños Cripta y Vitché; los neoyorquinos Richard "Seen" Mirando, Jonone, Part One y P.H.A.S.E. 2; el sueco Nug, y el holandés Delta, destacan entre los 13 artistas invitados.
La cada vez más importante presencia de "grafiteros" brasileños revela, de algún modo, el cambio del centro neurálgico de este arte desde Nueva York a Sao Paulo, donde podrían establecerse algunas similitudes entre la situación que vivía la Gran Manzana en los años 70 y la actualidad de la gran urbe brasileña.
Según el comisario de la exposición, el grafiti es "un arte efímero", no sólo por que las autoridades municipales se empeñan en borrarlos de las fachadas, sino porque nadie los conserva y estar pintados en el exterior acelera su deterioro.
En este sentido, la galería de arte contemporáneo desborda sus fronteras y organizará "Las veladas nómadas", que incluyen visitas urbanas para ver los grafitis de la capital francesa.
Una programación de películas, protagonizadas en su mayoría por estos artistas de la calle, completan el recorrido consagrado al grafiti, una expresión artística capaz de convivir de igual manera tanto en la calle como en galerías de arte. París, Francia/EFE (El Universal)
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