Paco Ignacio Taibo II, Jorge Belarmino, el colombiano William Ospina, el español Luis García Jambrina y el italiano Alessandro Barbero, expusieron sus opiniones durante la 22 edición de la Semana Negra de Literatura
Autores de diferentes países debatieron este lunes aquí acerca de la función social de la novela histórica, su apego a la verdad, la mezcla con la ficción, el entretenimiento y las aportaciones a un mayor conocimiento de un suceso pasado. En el marco de la 22 edición de la Semana Negra de Literatura, que del 10 al 19 de julio se realiza en esta ciudad del norte de España, Paco Ignacio Taibo II, Jorge Belarmino, el colombiano William Ospina, el español Luis García Jambrina o el italiano Alessandro Barbero, expusieron sus opiniones. Ospina explicó que en su caso se parte "de la necesidad de contar una historia tras haber hecho una pregunta personal acerca de un suceso". El autor de "El País de la Canela", obra con que ganó el Premio Rómulo Gallegos, dijo que este tipo de novela se hace "para la reconstrucción pero debe cumplir con ciertas exigencias", entre la información histórica sobre la que se basa y la interpretación que le da el autor. En su caso, opinó que el proceso inicial fue la dificultad de acceder a mucha información que buscaba, a su ordenamiento, y que una vez encontrada la forma de hacerlo, lo difícil era delimitar la parte de la historia que le interesaba contar.Para Paco Ignacio Taibo II, quien moderó el coloquio, uno de los éxitos de este género es "el rigor como historiador, pero también el ingenio de narrador; es el rigor y la maravilla" lo que atrapa a los lectores y hace que gusten estas novelas. José Belarmino, autor de "Buscando a Belarmino Tomás", dijo que es indispensable evitar "que los historiadores carezcan de sentido común" y hacerse todas las preguntas posibles sobre los sucesos del pasado, que es algo que no siempre pasa. "El historiador, el autor, debe estarse preguntando todo, y partir de allí para explicar al lector los detalles, y completar su historia en la novela", expuso. El italiano Alessandro Barbero, autor de libros sobre el imperio romano, el medioevo y las guerras napoleónicas, es posible partir de un hecho real y llegar a una ficción, si se trata de novela histórica y no de un libro de historia. En este sentido, el español Luis García Jambrina comentó que ese es el caso de su única novela "El manuscrito de piedra", situado en Salamanca, España, donde nacía un mundo de picaresca y Fernando de Rojas, autor de "La Celestina", investiga unos hechos. Explicó que ser De Rojas un personaje del que se carece de mucha información, se le presentó el recurso de "dar vida, que no es inventar vida" a este personaje y enclavarlo en la ficción. En este coloquio, los participantes abundaron sobre la función social de la novela histórica, la diferencia de ella con la historia como ciencia, que es defendida así por algunos académicos. Gijón, España/Notimex (El Universal)
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