miércoles, 23 de diciembre de 2009

Ser mujer en México

Juana’s soul o la insignificancia de llamarse Juana, monólogo a cargo de Vanessa Bauche.

Una mujer llamada Juana que se fragmenta como los cristales de un espejo para ver a través de los reflejos a las múltiples mujeres que luchan, que se encuentran, que se enojan, que se indignan con la injusticia y la impunidad de una sociedad que parece ignorar los grandes problemas que tiene como nación; una Juana que es la vecina, la hija, la madre, la abuela; la que de alguna manera ha enseñado una forma y una manera de vivir.

Esto es parte del mensaje que Vanessa Bauche deja con su espectáculo unipersonal Juana’s soul o la insignificancia de llamarse Juana, una obra dirigida por Abraham Tari en escena multimedia.

Con músicos en vivo, capitaneados por Roger Leos, la experiencia sencillamente resulta ser fascinante, donde el apoyo con proyecciones en tercera dimensión pasa a segundo plano debido a la excelente interpretación de Bauche. Con su monólogo confronta lo que significa ser mujer en una sociedad como la de México.

Provocar todo un cúmulo de emociones en una hora y media no es fácil, pero Vanessa lo logra magistralmente al contar la historia de “las Juanas” que a diario viven la inequidad de género, la violencia y el maltrato.

Es de destacarse la escena donde una de las múltiples Juanas tiene un encuentro con Dios, quien le encomienda algunas tareas para resolver varios problemas políticos de México. Con ironía y sarcasmo, pero sobre todo haciendo uso de sus habilidades histriónicas, Bauche logra llevar sencillamente al espectador de la crítica política ácida a la reflexión sobre un sistema que parece burlarse de los derechos que todo mexicano tiene.

De igual manera sorprende su faceta como cantante, ya que durante la puesta interpreta cinco canciones –una de su autoría– para luego cerrar con la famosa pieza del Canto Nuevo “Yo vengo a ofrecer mi corazón”, que hiciera popular la recién fallecida Mercedes Sosa.

En fin, Juana’s soul resulta ser una experiencia fascinante que logra reecontrar al espectador con los espectáculos a la usanza de los cabarets de los años cuarenta, donde las emociones fluyen y dejan un sabor de boca que provocan cuestionamientos: ¿Qué tan cerca estamos, siendo hombres o mujeres, de vivir en cada día y a cada hora las experiencias de estas Juanas, y qué tanto estamos haciendo desde nuestra trinchera para cambiar lo que sabemos que está mal?

Ojalá que este espectáculo le dé la vuelta a toda la República Mexicana, y al mundo, porque muy seguramente en cada una de las ciudades Bauche se encontrará, no con sus cinco o diez Juanas multiplicadas en el escenario, seguramente esas Juanas se multiplicarán en cien o quizás mil que vean en su obra un mensaje de esperanza para lograr el cambio que tanto se necesita, no sólo como sociedad mexicana, sino a nivel mundial. La obra sólo estuvo el fin de semana pasado en Monterrey, dentro de una gira nacional, pero esperemos que regrese para que más regiomontanos disfruten de ella.
Monterrey, NL

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