La isla de Robinson Crusoe, anteriormente conocida como Más a Tierra, será durante dos días, el lugar donde los ruteros rememorarán las aventuras del famoso personaje creado por el escritor británico Daniel Dafoe
Los más de 270 expedicionarios de la Ruta Quetzal BBVA desembarcaron en el archipiélago de Juan Fernández, tras dos días de navegación por el océano Pacífico a bordo del buque de la Armada chilena "Valdivia".
La isla de Robinson Crusoe, anteriormente conocida como Más a Tierra, será durante dos días, el lugar donde los ruteros rememorarán las aventuras del famoso personaje creado por el escritor británico Daniel Dafoe en su novela más famosa.
El buque "Valdivia" atracó de noche en la bahía cercana al pequeño pueblecito de San Juan Bautista, cuya población, apenas compuesta por unos 600 habitantes, recibió hoy a la expedición y acogió a los chicos y chicas en su pabellón deportivo, y en sus casas al resto de los componentes.
Cuarenta y ocho horas antes, el barco chileno de transporte de tropas, cuya construcción data del año 1971, había recibido al grupo de aventureros en el puerto de Valparaíso para transportarlos a una velocidad de 14 nudos, unos 25 kilómetros por hora, y con un mar en calma a pesar de navegar con el viento en contra.
Estados Unidos regaló el "Valdivia" a la Armada chilena en 1995. El buque había participado antes en el final de la guerra de Vietnam, estuvo en Corea e intervino en la Operación Tormenta del Desierto durante la Guerra del Golfo, según explicó el comandante del buque y capitán de navío, Rodrigo Ramírez.
Desde entonces y hasta ahora la nave ha prestado múltiples servicios, tanto militares como de apoyo a la comunidad, ayuda humanitaria, particularmente en Juan Fernández.
"Los habitantes de las islas quieren mucho al Valdivia, lo esperan siempre ansiosos, porque en los últimos seis o siete años hemos llevado todos sus elementos logísticos, por ejemplo, las calles están construidas todas con materiales que llevamos nosotros", indicó Ramírez.
A pesar de que se considera un buque antiguo, el "Valdivia", "con mucho cariño", dice el comandante, continuará su labor hasta el año 2015, con una tripulación formada por 250 oficiales de marina, incluidos cocineros, sastres, zapateros o peluqueros, profesiones que son desempeñadas por los mismo marinos.
Con una capacidad para 350 personas y unos 60 vehículos militares, el barco alberga en sus pasillos y camarotes historias personales, como la de Sam y Cathy, cuyo amor quedó grabado en forma de corazón bajo la litera de uno de los marineros con la inscripción "with love (con amor), 1972".
Algunos marineros aseguran que por el interior del buque se siente la presencia de los "penados", tripulantes que participaron y murieron en operaciones bélicas y que, según cuentan, se pasean desde entonces por los rincones de la nave como almas desorientadas.
De ser cierto, puede que entre esos espíritus se encuentre ahora el del último habitante de Juan Fernández cuyo cadáver fue transportado por el "Valdivia" desde la ciudad costera de Valparaíso para encontrar sepultura en una de sus islas.
"Lo dejamos bien amarradito en una esquina para apenas darnos cuenta de que estaba allá, fue una situación muy especial", aseguró Eduardo Varela, oficial del barco desde hace dos años, quien reparte su tiempo entre su profesión de marino y la de actor en una compañía de teatro.
Varela, encargado de la logística durante la travesía con la Ruta Quetzal, recorrió con Efe las dependencias del buque y relató alguna de esas historias fantasmales que él asegura haber vivido en primera persona.
"Yo he visto varios penados, algunos han llegado a despertarme tocándome el brazo, pero no me da miedo, sólo respeto", dijo.
A bordo del "Valdivia", los jóvenes ruteros adquirieron conocimientos sobre navegación, astrología y literatura de la mano de expertos profesores en cada una de esas materias.
A pesar de las condiciones favorables, la tripulación vivió, sin embargo, un momento de alarma cuando uno de los motores del "Valdivia" se incendió a causa del calentamiento, un inconveniente que fue subsanado al instante por los oficiales y que dejó entre los integrantes de la expedición un sabor a aventura.
Las impresionantes montañas verdes de espesa vegetación que enmarcan Juan Fernández recibieron horas después a los componentes de la Ruta Quetzal BBVA, que hoy viven el ascenso a uno de sus miradores desde donde se contempla el archipiélago y la inmensidad del Pacífico.
Por delante quedan dos días de convivencia con los habitantes de la isla Robinson Crusoe, con los que aprenderán a pescar y compartirán una caldereta de langosta, marisco con el que elaboran los platos típicos del lugar, y que constituye su principal sustento económico. Isla de Robinson Crusoe, Chile
Los más de 270 expedicionarios de la Ruta Quetzal BBVA desembarcaron en el archipiélago de Juan Fernández, tras dos días de navegación por el océano Pacífico a bordo del buque de la Armada chilena "Valdivia".
La isla de Robinson Crusoe, anteriormente conocida como Más a Tierra, será durante dos días, el lugar donde los ruteros rememorarán las aventuras del famoso personaje creado por el escritor británico Daniel Dafoe en su novela más famosa.
El buque "Valdivia" atracó de noche en la bahía cercana al pequeño pueblecito de San Juan Bautista, cuya población, apenas compuesta por unos 600 habitantes, recibió hoy a la expedición y acogió a los chicos y chicas en su pabellón deportivo, y en sus casas al resto de los componentes.
Cuarenta y ocho horas antes, el barco chileno de transporte de tropas, cuya construcción data del año 1971, había recibido al grupo de aventureros en el puerto de Valparaíso para transportarlos a una velocidad de 14 nudos, unos 25 kilómetros por hora, y con un mar en calma a pesar de navegar con el viento en contra.
Estados Unidos regaló el "Valdivia" a la Armada chilena en 1995. El buque había participado antes en el final de la guerra de Vietnam, estuvo en Corea e intervino en la Operación Tormenta del Desierto durante la Guerra del Golfo, según explicó el comandante del buque y capitán de navío, Rodrigo Ramírez.
Desde entonces y hasta ahora la nave ha prestado múltiples servicios, tanto militares como de apoyo a la comunidad, ayuda humanitaria, particularmente en Juan Fernández.
"Los habitantes de las islas quieren mucho al Valdivia, lo esperan siempre ansiosos, porque en los últimos seis o siete años hemos llevado todos sus elementos logísticos, por ejemplo, las calles están construidas todas con materiales que llevamos nosotros", indicó Ramírez.
A pesar de que se considera un buque antiguo, el "Valdivia", "con mucho cariño", dice el comandante, continuará su labor hasta el año 2015, con una tripulación formada por 250 oficiales de marina, incluidos cocineros, sastres, zapateros o peluqueros, profesiones que son desempeñadas por los mismo marinos.
Con una capacidad para 350 personas y unos 60 vehículos militares, el barco alberga en sus pasillos y camarotes historias personales, como la de Sam y Cathy, cuyo amor quedó grabado en forma de corazón bajo la litera de uno de los marineros con la inscripción "with love (con amor), 1972".
Algunos marineros aseguran que por el interior del buque se siente la presencia de los "penados", tripulantes que participaron y murieron en operaciones bélicas y que, según cuentan, se pasean desde entonces por los rincones de la nave como almas desorientadas.
De ser cierto, puede que entre esos espíritus se encuentre ahora el del último habitante de Juan Fernández cuyo cadáver fue transportado por el "Valdivia" desde la ciudad costera de Valparaíso para encontrar sepultura en una de sus islas.
"Lo dejamos bien amarradito en una esquina para apenas darnos cuenta de que estaba allá, fue una situación muy especial", aseguró Eduardo Varela, oficial del barco desde hace dos años, quien reparte su tiempo entre su profesión de marino y la de actor en una compañía de teatro.
Varela, encargado de la logística durante la travesía con la Ruta Quetzal, recorrió con Efe las dependencias del buque y relató alguna de esas historias fantasmales que él asegura haber vivido en primera persona.
"Yo he visto varios penados, algunos han llegado a despertarme tocándome el brazo, pero no me da miedo, sólo respeto", dijo.
A bordo del "Valdivia", los jóvenes ruteros adquirieron conocimientos sobre navegación, astrología y literatura de la mano de expertos profesores en cada una de esas materias.
A pesar de las condiciones favorables, la tripulación vivió, sin embargo, un momento de alarma cuando uno de los motores del "Valdivia" se incendió a causa del calentamiento, un inconveniente que fue subsanado al instante por los oficiales y que dejó entre los integrantes de la expedición un sabor a aventura.
Las impresionantes montañas verdes de espesa vegetación que enmarcan Juan Fernández recibieron horas después a los componentes de la Ruta Quetzal BBVA, que hoy viven el ascenso a uno de sus miradores desde donde se contempla el archipiélago y la inmensidad del Pacífico.
Por delante quedan dos días de convivencia con los habitantes de la isla Robinson Crusoe, con los que aprenderán a pescar y compartirán una caldereta de langosta, marisco con el que elaboran los platos típicos del lugar, y que constituye su principal sustento económico. Isla de Robinson Crusoe, Chile
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