Este 2009 el considerado mejor poeta mexicano vivo se consagró mundialmente, al ser distinguido con dos de los galardones más importantes de la literatura en español: el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana y el Cervantes de las Letras. Además, todo México le rindió un Homenaje Nacional por sus 70 años de vida.
No amo mi patria.
Su fulgor abstracto
es inasible.
Pero (aunque suene mal)
daría la vida
por diez lugares suyos,
cierta gente,
puertos, bosques de pinos,
fortalezas,
una ciudad deshecha,
gris, monstruosa,
varias figuras de su historia,
montañas
–y tres o cuatro ríos.
“Alta traición” de No me preguntes cómo pasa el tiempo (1969)
Una vez estábamos (Carlos) Monsiváis y yo en la Plaza de Toros de Zacatecas oyendo a Café Tacvba... imagínense, dos viejitos de cabeza canosa ahí, de seguro nos veíamos ridículos”.
¿Alguien puede explicarse que hacían Carlos Monsiváis y José Emilio Pacheco en un concierto de Café Tacvba?
Estos son los “otros” andares de quien es reconocido como el mejor poeta mexicano con vida, de un José Emilio que este año fue homenajeado por sus 70 años de vida, que “festejó con México” el Premio Reina Sofía de Poesía y que en los últimos días del año se agenció el Premio Cervantes, máximo galardón de las letras españolas.
Más allá de la torre de marfil donde se le pudiera colocar, el mundo literario de Pacheco bien se envuelve entre los olores de unas garnachas, entre la música inclasificable de Café Tacvba y que analiza el papel “terrible” que ofreció Cantinflas a los jóvenes en la década de los setenta.
“Muchos de los cómicos de la época dorada del cine mexicano nacieron del teatro de carpa, que era un espacio para hablar de lo que nadie se atrevía, así empezó Mario Moreno con su personaje Cantinflas, que parodiaba los discursos cardenistas que buscaban revolver ‘al pueblo con pura palabrerías’… después se convirtió en algo terrible en sus películas”, recetó el autor de Morirás lejos.
Pocos son los espacios donde autores de este nivel dejan de lado el academicismo literario para hablar de lo cotidiano, del “otro México” que muchas veces los intelectuales dejan de ver.
Ante un auditorio plagado de jóvenes en el Tecnológico de Monterrey (durante la Feria del Libro 2009, en octubre), Pacheco desmenuzó anécdotas sobre ese “México surrealista” al que André Bretón se referiría y que quizás los chicos del Tec desconozcan.
“¿Saben ustedes cuál es el origen de la palabra “chilango”?... pues yo tampoco lo sé pero supongo que viene de la palabra Hualchinango, del pez que le llevaban a Moctezuma a comer fresquecito desde Veracruz”, mencionó en aquella ocasión.
Una vez que el poeta pierde esa timidez tan siempre suya, su boca no deja de lanzar anécdotas y de datos que llegan como las voces de oferta en un mercado rodante, que bien revela su gusto por la historia, la música o su intranquilidad por el cambio climático.
“¿Se imaginan que será de este mundo con el cambio climático, donde la desaparición de una la más pequeña de las especies vendrá a cambiar todo el ecosistema? En algún tiempo la Ciudad de México estuvo infestada de sapos por lo que se mandó a matarlos por orden del gobierno, pero una vez que todos los sapos se habían eliminado tuvimos otro problema: nació una plaga de mosquitos. Con eso la gente se dio cuenta del importante papel de los sapos en la Ciudad de México”, explicó.
Regresando a su conocimiento sobre el cine mexicano, Pacheco explicó que fue gracias a las películas de Mauricio Garcés donde encontró un nuevo significado de la palabra “arroz”, al que normalmente se le relaciona con las enchiladas o con el mole.
“Yo no sabía qué quería decir Mauricio Garcés (con) ‘arroz’, pero luego me dijeron que era ‘zorra’ al revés”, expresó en aquella ocasión.
Si bien este 2009 fue fructífero para José Emilio, el poeta aún tendrá años para completar algunas de las actividades que le quedan pendientes, como conocer a los integrantes de Café Tacvba, de quien dijo “me ha hecho un favor (con la canción ‘Las batallas’ que le escribieron a raíz del libro Las batallas en el desierto), pero lamentablemente no los conozco. Ellos una vez me invitaron a una cena en Aguascalientes, pero después del concierto que dieron no pudieron acudir”, refirió un afligido Pacheco.
Inventario de un artista
Nacido el 30 de junio de 1939 en la Ciudad de México es una de las principales voces de Latinoamérica junto con Octavio Paz, de quien fue gran amigo. Además de ser un prolífico poeta es uno de los mejores traductores, ensayistas y dramaturgos.
Miembro del Colegio Nacional mexicano desde 1986 y, desde 1994, creador emérito del Sistema Nacional de Creadores Artísticos; ha sido director y editor de colecciones bibliográficas y diversas publicaciones y suplementos culturales.
Ha traducido obras como De profundis (Oscar Wilde), Cómo es (Samuel Beckett) y Un tranvía llamado deseo (Tennesse Williams). Ha sido docente en universidades de Estados Unidos, Canadá y Reino Unido, e investigador del INAH.
Multipremiado
1969 Premio Nacional de Poesía Aguascalientes por No me preguntes cómo pasa el tiempo.
1973 Premio Xavier Villaurrutia por El principio del placer.
1980 Premio Nacional de Periodismo por Divulgación Cultural
1991 Premio Malcolm Lowry por Trayectoría
2003 Premio Internacional Octavio Paz de Poesía y Ensayo
2009 Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana
2009 Doctorado Honoris Causa por la UANL
2009 Medalla 1808 otorgada por el Gobierno del DF
2009 Medalla de Oro de Bellas Artes
2009 Premio Cervantes de las Letras, entre otros
No amo mi patria.
Su fulgor abstracto
es inasible.
Pero (aunque suene mal)
daría la vida
por diez lugares suyos,
cierta gente,
puertos, bosques de pinos,
fortalezas,
una ciudad deshecha,
gris, monstruosa,
varias figuras de su historia,
montañas
–y tres o cuatro ríos.
“Alta traición” de No me preguntes cómo pasa el tiempo (1969)
Una vez estábamos (Carlos) Monsiváis y yo en la Plaza de Toros de Zacatecas oyendo a Café Tacvba... imagínense, dos viejitos de cabeza canosa ahí, de seguro nos veíamos ridículos”.
¿Alguien puede explicarse que hacían Carlos Monsiváis y José Emilio Pacheco en un concierto de Café Tacvba?
Estos son los “otros” andares de quien es reconocido como el mejor poeta mexicano con vida, de un José Emilio que este año fue homenajeado por sus 70 años de vida, que “festejó con México” el Premio Reina Sofía de Poesía y que en los últimos días del año se agenció el Premio Cervantes, máximo galardón de las letras españolas.
Más allá de la torre de marfil donde se le pudiera colocar, el mundo literario de Pacheco bien se envuelve entre los olores de unas garnachas, entre la música inclasificable de Café Tacvba y que analiza el papel “terrible” que ofreció Cantinflas a los jóvenes en la década de los setenta.
“Muchos de los cómicos de la época dorada del cine mexicano nacieron del teatro de carpa, que era un espacio para hablar de lo que nadie se atrevía, así empezó Mario Moreno con su personaje Cantinflas, que parodiaba los discursos cardenistas que buscaban revolver ‘al pueblo con pura palabrerías’… después se convirtió en algo terrible en sus películas”, recetó el autor de Morirás lejos.
Pocos son los espacios donde autores de este nivel dejan de lado el academicismo literario para hablar de lo cotidiano, del “otro México” que muchas veces los intelectuales dejan de ver.
Ante un auditorio plagado de jóvenes en el Tecnológico de Monterrey (durante la Feria del Libro 2009, en octubre), Pacheco desmenuzó anécdotas sobre ese “México surrealista” al que André Bretón se referiría y que quizás los chicos del Tec desconozcan.
“¿Saben ustedes cuál es el origen de la palabra “chilango”?... pues yo tampoco lo sé pero supongo que viene de la palabra Hualchinango, del pez que le llevaban a Moctezuma a comer fresquecito desde Veracruz”, mencionó en aquella ocasión.
Una vez que el poeta pierde esa timidez tan siempre suya, su boca no deja de lanzar anécdotas y de datos que llegan como las voces de oferta en un mercado rodante, que bien revela su gusto por la historia, la música o su intranquilidad por el cambio climático.
“¿Se imaginan que será de este mundo con el cambio climático, donde la desaparición de una la más pequeña de las especies vendrá a cambiar todo el ecosistema? En algún tiempo la Ciudad de México estuvo infestada de sapos por lo que se mandó a matarlos por orden del gobierno, pero una vez que todos los sapos se habían eliminado tuvimos otro problema: nació una plaga de mosquitos. Con eso la gente se dio cuenta del importante papel de los sapos en la Ciudad de México”, explicó.
Regresando a su conocimiento sobre el cine mexicano, Pacheco explicó que fue gracias a las películas de Mauricio Garcés donde encontró un nuevo significado de la palabra “arroz”, al que normalmente se le relaciona con las enchiladas o con el mole.
“Yo no sabía qué quería decir Mauricio Garcés (con) ‘arroz’, pero luego me dijeron que era ‘zorra’ al revés”, expresó en aquella ocasión.
Si bien este 2009 fue fructífero para José Emilio, el poeta aún tendrá años para completar algunas de las actividades que le quedan pendientes, como conocer a los integrantes de Café Tacvba, de quien dijo “me ha hecho un favor (con la canción ‘Las batallas’ que le escribieron a raíz del libro Las batallas en el desierto), pero lamentablemente no los conozco. Ellos una vez me invitaron a una cena en Aguascalientes, pero después del concierto que dieron no pudieron acudir”, refirió un afligido Pacheco.
Inventario de un artista
Nacido el 30 de junio de 1939 en la Ciudad de México es una de las principales voces de Latinoamérica junto con Octavio Paz, de quien fue gran amigo. Además de ser un prolífico poeta es uno de los mejores traductores, ensayistas y dramaturgos.
Miembro del Colegio Nacional mexicano desde 1986 y, desde 1994, creador emérito del Sistema Nacional de Creadores Artísticos; ha sido director y editor de colecciones bibliográficas y diversas publicaciones y suplementos culturales.
Ha traducido obras como De profundis (Oscar Wilde), Cómo es (Samuel Beckett) y Un tranvía llamado deseo (Tennesse Williams). Ha sido docente en universidades de Estados Unidos, Canadá y Reino Unido, e investigador del INAH.
Multipremiado
1969 Premio Nacional de Poesía Aguascalientes por No me preguntes cómo pasa el tiempo.
1973 Premio Xavier Villaurrutia por El principio del placer.
1980 Premio Nacional de Periodismo por Divulgación Cultural
1991 Premio Malcolm Lowry por Trayectoría
2003 Premio Internacional Octavio Paz de Poesía y Ensayo
2009 Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana
2009 Doctorado Honoris Causa por la UANL
2009 Medalla 1808 otorgada por el Gobierno del DF
2009 Medalla de Oro de Bellas Artes
2009 Premio Cervantes de las Letras, entre otros
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