Por: Francisco Medina
Entre las exposiciones inauguradas hace tiempo, pero que sin duda vale la pena ver en estos días está De la Tierra a la Luna, que se presenta en el Museo de Arte Carrillo Gil (MACG) desde el 7 de octubre pasado y hasta el 14 de febrero de 2010. Una exposición “de gabinete”, con dimensiones manejables, una museografía limpia, un tema concreto, núcleos temáticos bien pensados, un recorrido estructurado y un lenguaje claro y didáctico. Pintura, escultura, fotografía, video, reproducciones.
No se trata de hablar de un género artístico, tampoco de un creador, sino del astro... o, mejor dicho, de las expectativas por alcanzarlo en el México del siglo XX, del anhelo y del sueño, del fenómeno de recepción del acontecimiento, del alcance mediático de un acontecimiento sin precedentes –mas que imaginarios. Una exposición refrescante y con todas esas características no puede sino agradecerse y recomendarse.
Era el año de 1969, 16 de junio para ser exactos. En Cabo Kennedy se encontraba reunida la prensa internacional con motivo del lanzamiento del Apolo 11; 38 mexicanos: Abel Quezada, Pedro Ferriz y Miguel Alemán Velasco, entre ellos. La televisión mexicana transmitía los enlaces de Jacobo Zabludovsky, desde en Centro de Control Espacial de Houston, con Miguel Alemán. La expectativa era generalizada. Los mexicanos veían atentos los canales 2 y 4 de la televisión nacional.
Mientras tanto, Mario Moreno “Cantinflas” realizaba intervenciones para la televisión independiente. La prensa y la radio se hicieron eco de tales transmisiones. El fenómeno estaba a punto de alcanzar otros ámbitos, de colarse en el imaginario colectivo de varias generaciones, de marcar la cotidianeidad de la sociedad de una época.
La “llegada del hombre a la luna” y con ella, el inicio de la “Era espacial”, se vivieron en todo el mundo de diferentes maneras. De la Tierra a la Luna explora precisamente el desarrollo de tal fenómeno en México, su difusión y sus consecuencias en términos de recepción. Se trata de una historia que tuvo lugar en el ámbito de los medios masivos de comunicación, pero que también alcanzaría la publicidad, el cine y la plástica. Sólo unas décadas nos separan de ello, así que muchos visitantes experimentarán la muestra desde una perspectiva propia.
La muestra comienza despertando la imaginación del espectador. Un cronograma con imágenes –maravillosas algunas de ellas– explica las diferentes maneras en que el astro fue imaginado y deseado por artistas, poetas y literatos antes de 1969.
En el siguiente apartado aparecen ya, con sus diferentes papeles y motivaciones, los protagonistas de la transmisión en la tevé mexicana: Jacobo Zabludovsky, Miguel Alemán, Abel Quezada. También están presentes los primeros satélites mexicanos, la Estación Espacial Enpalme-Guaymas (Sonora) y el sistema bicolor simplificado inventado por Guillermo González Camarena y utilizado por la NASA.
El fenómeno también fue visto desde las artes plásticas, y a ello está dedicado el siguiente apartado. La NASA programó, desde sus inicios, visitas a sus instalaciones en los Estados Unidos. En ellas participaron artistas como Marcel Duchamp, Roberto Matta y Rufino Tamayo. Obras de este último forman parte de este núcleo, junto con otras de David Alfaro Siqueiros, Lilia Carrillo, Pedro Coronel, Rafael Coronel, Enrique Echeverría, Pedro Friedeberg, Gunther Gerszo, Roger Von Gunten, Gabriel Kuri, Luis Ortíz Monasterio y Cordelia Urueta. Una veintena de piezas, procedentes de colecciones públicas y privada, que sin duda integran una excelente muestra del tema de los viajes espaciales en la plástica de la época.
Más adelante, son exhibidos algunos materiales de Abel Quezada: cartones originales, fotografías personales, manuscritos. Completan la exposición: revistas y periódicos, documentos, objetos publicitarios, una cronología y el “gabinete gráfico” Mexicanos en el espacio, dedicado a comics recientes (El Soñador y BROOM!).
El Museo de Arte Carrillo Gil está ubicado en Av. Revolución 1608. Su horario es: martes a domingo de 10:00 a 18:00 horas. La entrada general cuesta $15 pesos; los estudiantes y profesores con credencial vigente pagan sólo $9; los niños menores de 12 años y las personas afiliadas al INAPAM no pagan. Los domingos la entrada es libre.
Entre las exposiciones inauguradas hace tiempo, pero que sin duda vale la pena ver en estos días está De la Tierra a la Luna, que se presenta en el Museo de Arte Carrillo Gil (MACG) desde el 7 de octubre pasado y hasta el 14 de febrero de 2010. Una exposición “de gabinete”, con dimensiones manejables, una museografía limpia, un tema concreto, núcleos temáticos bien pensados, un recorrido estructurado y un lenguaje claro y didáctico. Pintura, escultura, fotografía, video, reproducciones.
No se trata de hablar de un género artístico, tampoco de un creador, sino del astro... o, mejor dicho, de las expectativas por alcanzarlo en el México del siglo XX, del anhelo y del sueño, del fenómeno de recepción del acontecimiento, del alcance mediático de un acontecimiento sin precedentes –mas que imaginarios. Una exposición refrescante y con todas esas características no puede sino agradecerse y recomendarse.
Era el año de 1969, 16 de junio para ser exactos. En Cabo Kennedy se encontraba reunida la prensa internacional con motivo del lanzamiento del Apolo 11; 38 mexicanos: Abel Quezada, Pedro Ferriz y Miguel Alemán Velasco, entre ellos. La televisión mexicana transmitía los enlaces de Jacobo Zabludovsky, desde en Centro de Control Espacial de Houston, con Miguel Alemán. La expectativa era generalizada. Los mexicanos veían atentos los canales 2 y 4 de la televisión nacional.
Mientras tanto, Mario Moreno “Cantinflas” realizaba intervenciones para la televisión independiente. La prensa y la radio se hicieron eco de tales transmisiones. El fenómeno estaba a punto de alcanzar otros ámbitos, de colarse en el imaginario colectivo de varias generaciones, de marcar la cotidianeidad de la sociedad de una época.
La “llegada del hombre a la luna” y con ella, el inicio de la “Era espacial”, se vivieron en todo el mundo de diferentes maneras. De la Tierra a la Luna explora precisamente el desarrollo de tal fenómeno en México, su difusión y sus consecuencias en términos de recepción. Se trata de una historia que tuvo lugar en el ámbito de los medios masivos de comunicación, pero que también alcanzaría la publicidad, el cine y la plástica. Sólo unas décadas nos separan de ello, así que muchos visitantes experimentarán la muestra desde una perspectiva propia.
La muestra comienza despertando la imaginación del espectador. Un cronograma con imágenes –maravillosas algunas de ellas– explica las diferentes maneras en que el astro fue imaginado y deseado por artistas, poetas y literatos antes de 1969.
En el siguiente apartado aparecen ya, con sus diferentes papeles y motivaciones, los protagonistas de la transmisión en la tevé mexicana: Jacobo Zabludovsky, Miguel Alemán, Abel Quezada. También están presentes los primeros satélites mexicanos, la Estación Espacial Enpalme-Guaymas (Sonora) y el sistema bicolor simplificado inventado por Guillermo González Camarena y utilizado por la NASA.
El fenómeno también fue visto desde las artes plásticas, y a ello está dedicado el siguiente apartado. La NASA programó, desde sus inicios, visitas a sus instalaciones en los Estados Unidos. En ellas participaron artistas como Marcel Duchamp, Roberto Matta y Rufino Tamayo. Obras de este último forman parte de este núcleo, junto con otras de David Alfaro Siqueiros, Lilia Carrillo, Pedro Coronel, Rafael Coronel, Enrique Echeverría, Pedro Friedeberg, Gunther Gerszo, Roger Von Gunten, Gabriel Kuri, Luis Ortíz Monasterio y Cordelia Urueta. Una veintena de piezas, procedentes de colecciones públicas y privada, que sin duda integran una excelente muestra del tema de los viajes espaciales en la plástica de la época.
Más adelante, son exhibidos algunos materiales de Abel Quezada: cartones originales, fotografías personales, manuscritos. Completan la exposición: revistas y periódicos, documentos, objetos publicitarios, una cronología y el “gabinete gráfico” Mexicanos en el espacio, dedicado a comics recientes (El Soñador y BROOM!).
El Museo de Arte Carrillo Gil está ubicado en Av. Revolución 1608. Su horario es: martes a domingo de 10:00 a 18:00 horas. La entrada general cuesta $15 pesos; los estudiantes y profesores con credencial vigente pagan sólo $9; los niños menores de 12 años y las personas afiliadas al INAPAM no pagan. Los domingos la entrada es libre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario