El director argentino-israelí Daniel Barenboim y su Orquesta West-Eastern Divan, de jóvenes músicos árabes e israelíes, dedican el concierto que ofrecen en Ginebra a Jerusalén como capital cultural del mundo árabe no es una idea política, sino cultural. El mundo árabe está formado por musulmanes, judíos y cristianos, y en la orquesta están las tres religiones, dijo el músico
El director argentino-israelí Daniel Barenboim y su Orquesta West-Eastern Divan, de jóvenes músicos árabes e israelíes, dedican el concierto que ofrecen en Ginebra a Jerusalén como "capital cultural árabe 2009" y al cofundador del proyecto, el fallecido intelectual palestino Edward Said.
Todo un símbolo del carácter de esta agrupación, fundada en 1999 y que, a pesar de las etiquetas, "no es una orquesta por la paz, porque para la paz (en Oriente Medio) hacen falta muchos otros elementos", dijo Barenboim a los periodistas nada más aterrizar hoy en Ginebra.
"Jerusalén como capital cultural del mundo árabe no es una idea política, sino cultural. El mundo árabe está formado por musulmanes, judíos y cristianos, y en la orquesta están las tres religiones. Aunque Jerusalén Oeste es israelí y Jerusalén Este será inevitablemente la capital del futuro Estado palestino, es patrimonio universal", subrayó Barenboim.
Flanqueado por Mariam Said, viuda del intelectual palestino, y por cinco de sus jóvenes músicos, Baremboin destacó que este concierto -parte de la gira que efectúa la orquesta por su décimo aniversario- es "especial".
Su hijo, Michael Barenboim, y Karim Said, sobrino nieto de Edward, serán los solistas del "Concierto de cámara para piano, violín y 13 instrumentos de viento" de Alban Berg.
Barenboim elogió el "coraje cívico" de esta orquesta con músicos de Israel, Palestina, Siria, Líbano, Jordania, Egipto, Turquía, Irán y España, porque "para entrar en ella se necesita algo más que saber tocar bien un instrumento".
"Cuando un niño o joven palestino necesita 4, 5 ó 6 horas para poder llegar a su clase de violín debido a los controles y barreras, se necesita voluntad y fanatismo musical para hacerlo, es un fenómeno de coraje".
En esta institución poco convencional -que tiene su base en la ciudad española de Sevilla (sur)- "cada uno de sus miembros tiene el derecho, y aún más, la necesidad de expresarse, pero siempre hay que llegar a poder ver la lógica del otro", afirmó el director.
Y cuando la situación sobre el terreno es especialmente grave, como en la reciente ofensiva israelí contra Gaza, "estábamos en Berlín y se discutía sobre ello, como en una República Soberana de Diván", resaltó.
La violinista siria Rawan Al Kurdi opinó que "lo primero es empezar a hablar, y querer llegar a un acuerdo, aunque sólo sea al 50 por ciento. Eso es mejor que quedarse en casa maldiciendo al otro".
Barenboim cree que "sólo con la música" es posible un proyecto como el de esta orquesta empeñada en promover la armonía y el entendimiento árabe-israelí, "porque las palabras son demasiado directas".
Pero palabras son las que emplea el maestro judío para denunciar la "injusticia" intrínseca que supone la ocupación israelí de los territorios palestinos.
"No creemos en una solución militar. No hay una solución buena para unos y mala para otros. Lo que falta en Oriente Medio es el principio de la justicia", aseguró.
Y lamentó que "una palabra que en todo el mundo es positiva, como es normalización, tiene otro significado en Oriente Medio, porque quiere decir normalizar todo lo que está ocurriendo, los asentamientos, los 'chekpoints', la falta de justicia, y no estamos en absoluto con eso".
Ejemplo vivo es el violinista palestino Ramzi Aburedwan, residente en Ramala, y que a pesar de las dificultades mantiene en esa ciudad de Cisjordania una escuela de música.
"Viví mi infancia en un campo de refugiados, donde viven mis abuelos desde 1948. Cuando empecé mi proyecto, en el año 2000, en plena Intifada, tenía que pasar decenas de controles para dar conciertos. La orquesta Wast-Eastern Divan es una gran ayuda para poder expresarme", aseguró.
Barenboim se siente "inspirado" para continuar con este proyecto "humanista" que ha cambiado muchas opiniones -entre ellas la de Karim Said que, cuando entró en la orquesta hace diez años pensaba que "todos los israelíes eran unos asesinos".
Sólo lamenta que hasta la fecha no sea posible que la orquesta toque en los países de Oriente Medio, excepto un "histórico" concierto que dio en Ramala en 2005 gracias a que España ofreció pasaportes diplomáticos a todos sus miembros.
"Espero que uno de los tres dioses de los que oigo hablar en esta orquesta haga que algún día podamos actuar en Damasco, Tel Aviv, El Cairo o Teherán"· Ginebra, Suiza/EFE (El Universal)
Todo un símbolo del carácter de esta agrupación, fundada en 1999 y que, a pesar de las etiquetas, "no es una orquesta por la paz, porque para la paz (en Oriente Medio) hacen falta muchos otros elementos", dijo Barenboim a los periodistas nada más aterrizar hoy en Ginebra.
"Jerusalén como capital cultural del mundo árabe no es una idea política, sino cultural. El mundo árabe está formado por musulmanes, judíos y cristianos, y en la orquesta están las tres religiones. Aunque Jerusalén Oeste es israelí y Jerusalén Este será inevitablemente la capital del futuro Estado palestino, es patrimonio universal", subrayó Barenboim.
Flanqueado por Mariam Said, viuda del intelectual palestino, y por cinco de sus jóvenes músicos, Baremboin destacó que este concierto -parte de la gira que efectúa la orquesta por su décimo aniversario- es "especial".
Su hijo, Michael Barenboim, y Karim Said, sobrino nieto de Edward, serán los solistas del "Concierto de cámara para piano, violín y 13 instrumentos de viento" de Alban Berg.
Barenboim elogió el "coraje cívico" de esta orquesta con músicos de Israel, Palestina, Siria, Líbano, Jordania, Egipto, Turquía, Irán y España, porque "para entrar en ella se necesita algo más que saber tocar bien un instrumento".
"Cuando un niño o joven palestino necesita 4, 5 ó 6 horas para poder llegar a su clase de violín debido a los controles y barreras, se necesita voluntad y fanatismo musical para hacerlo, es un fenómeno de coraje".
En esta institución poco convencional -que tiene su base en la ciudad española de Sevilla (sur)- "cada uno de sus miembros tiene el derecho, y aún más, la necesidad de expresarse, pero siempre hay que llegar a poder ver la lógica del otro", afirmó el director.
Y cuando la situación sobre el terreno es especialmente grave, como en la reciente ofensiva israelí contra Gaza, "estábamos en Berlín y se discutía sobre ello, como en una República Soberana de Diván", resaltó.
La violinista siria Rawan Al Kurdi opinó que "lo primero es empezar a hablar, y querer llegar a un acuerdo, aunque sólo sea al 50 por ciento. Eso es mejor que quedarse en casa maldiciendo al otro".
Barenboim cree que "sólo con la música" es posible un proyecto como el de esta orquesta empeñada en promover la armonía y el entendimiento árabe-israelí, "porque las palabras son demasiado directas".
Pero palabras son las que emplea el maestro judío para denunciar la "injusticia" intrínseca que supone la ocupación israelí de los territorios palestinos.
"No creemos en una solución militar. No hay una solución buena para unos y mala para otros. Lo que falta en Oriente Medio es el principio de la justicia", aseguró.
Y lamentó que "una palabra que en todo el mundo es positiva, como es normalización, tiene otro significado en Oriente Medio, porque quiere decir normalizar todo lo que está ocurriendo, los asentamientos, los 'chekpoints', la falta de justicia, y no estamos en absoluto con eso".
Ejemplo vivo es el violinista palestino Ramzi Aburedwan, residente en Ramala, y que a pesar de las dificultades mantiene en esa ciudad de Cisjordania una escuela de música.
"Viví mi infancia en un campo de refugiados, donde viven mis abuelos desde 1948. Cuando empecé mi proyecto, en el año 2000, en plena Intifada, tenía que pasar decenas de controles para dar conciertos. La orquesta Wast-Eastern Divan es una gran ayuda para poder expresarme", aseguró.
Barenboim se siente "inspirado" para continuar con este proyecto "humanista" que ha cambiado muchas opiniones -entre ellas la de Karim Said que, cuando entró en la orquesta hace diez años pensaba que "todos los israelíes eran unos asesinos".
Sólo lamenta que hasta la fecha no sea posible que la orquesta toque en los países de Oriente Medio, excepto un "histórico" concierto que dio en Ramala en 2005 gracias a que España ofreció pasaportes diplomáticos a todos sus miembros.
"Espero que uno de los tres dioses de los que oigo hablar en esta orquesta haga que algún día podamos actuar en Damasco, Tel Aviv, El Cairo o Teherán"· Ginebra, Suiza/EFE (El Universal)
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