Con la novela que le dio el premio Alfaguara 2009 bajo el brazo, El viajero del siglo, el creador argentino llegó a Monterrey para recordar que el oficio de las letras demanda atención de “más de ocho horas diarias” y deber dar más que diversión
Convertirse en el Premio Alfaguara 2009 le ha traído un reconocimiento a sus libros, pero la vida de Andrés Neuman en los últimos meses ha transcurrido entre aeropuertos, hoteles y entrevistas. “¿Y quién puede escribir así”, refiere el escritor bonaerense que parece estar emulando al libro que le dio este reconocimiento: El viajero del siglo (Alfaguara, 2009).
De visita en la ciudad, Neuman lleva un récord de 10 países visitados desde que se dio a conocer que era designado el ganador del Premio Alfaguara de Novela, en el pasado mes de marzo.
Su creación, El viajero del siglo, es una ficción de más de 500 páginas donde “se habla de filosofía de una forma humorística… donde los personajes traducen poemas, pero también se tiran pedos”. En ella, Neuman traslada los debates presentes de la sociedad hacia el mundo del siglo XIX hacia una época más romántica y más clásica de ese periodo.
Neuman es un joven escritor nacido en Buenos Aires pero radicado en Granada, España, desde los 14 años. Entre algunos de los elogios vertidos a su novela destaca el que sitúa algunas de las problemáticas actuales en un contexto de hace 200 años, preservando un lenguaje claro y ligero que permite leer la novela de principio a fin.
Para Neuman, el oficio del escritor es una profesión que demanda una atención de “más de ocho horas diarias”, la cual no ha podido retomar por los constantes viajes que le ha demandado la promoción de su novela. Aunque los viajes le han permitido “recolectar información, personajes y contextos”, esto no le ha permitido enfocarse a su oficio de escritor.
“Hay algo fundamental que socialmente aún no se tiene asumido pero que debería. Escribir cuesta trabajo, y es un trabajo, y nadie puede trabajar mientras se está todo el día de viaje”, explicó Neuman, quien cuenta en su haber con cuatro novelas, tres libros de cuentos, uno de ensayo y ocho poemarios.
En su novela, Neuman aborda temáticas que hoy en día siguen ocupando temas de análisis o mesas de debate. Los nacionalismos, lo multicultural o la llamada emancipación de la mujer, temas que se debatían en el siglo XIX, que aunque están fuera de la actualidad continúan implícitas en el presente de la humanidad. Es ésta la diferencia que el autor señala cuando se habla o no de un compromiso del artista con el contexto histórico que le toca vivir.
“El arte tiene la obligación de hablar del presente, y otra cosa es la actualidad. La actualidad cambia todos los días, es voluble y dura lo que duran las tapas de los diarios”, expuso el autor, quien fuera elegido en 2007 como uno de los 39 escritores con el talento y potencial necesarios para definir las tendencias que marcarán el futuro de la literatura latinoamericana.
A su parecer, el artista –en este caso, el escritor– se ve obligado de contribuir socialmente en sus obras, aunque esto no quiere decir que la literatura no deba de entretener a los lectores.
“Creo firmemente en la función social del arte, no creo que el arte sea evasión, no creo que el arte sea un mero entretenimiento, porque para eso están los crucigramas. Los libros deben de ser divertidos, pero con algo más”, completó.
Ante esto, Neuman defiende el papel del escritor como un profesionista como cualquier otro, donde se pone mucho entusiasmo, mucha pasión pero donde también “terminas con un dolor de espalda, dolor de cuello y de manos y se te va a agotando la vista y tienes que usar gafas”.
Su novela El viajero del siglo le demandó seis años de trabajo continuo, de estar encerrado en su habitación más de ocho horas diarias para poder ofrecernos a los lectores este viaje, el viaje al siglo XIX.
“Escribir es ver el mundo desde la esquinita de tu habitación”, señala el escritor argentino, quien espera regresar dentro de poco a ese oficio, el de escribir desde su habitación.
Seis años, una historiaEl viajero del siglo ha sido descrita por Andrés Neuman como “un homenaje a la novela clásica del XIX con un lenguaje en absoluto decimonónico”; “un intento de escribir una novela histórica con un cierto desafío lingüístico”.
La acción se ubica en la ficticia Wrandernburgo, situada entre las reales Sajonia y Prusia, de modo que Neuman traza un escenario imaginario sobre un contexto histórico real.
A esta “inquietante y un poco terrorífica ciudad” llega un viajero, Hans, con la intención de pasar sólo una noche, pero una serie de encuentros que bailan entre el amor y la amistad hace que vaya postergando su salida hasta “sentir que nunca podrá abandonar ese lugar”.
Este escritor traslada a la Europa de hace casi 200 años los conflictos actuales; mira el siglo XIX con los ojos del XXI.
Gustavo Mendoza Lemus/Monterrey; NL (Milenio)
De visita en la ciudad, Neuman lleva un récord de 10 países visitados desde que se dio a conocer que era designado el ganador del Premio Alfaguara de Novela, en el pasado mes de marzo.
Su creación, El viajero del siglo, es una ficción de más de 500 páginas donde “se habla de filosofía de una forma humorística… donde los personajes traducen poemas, pero también se tiran pedos”. En ella, Neuman traslada los debates presentes de la sociedad hacia el mundo del siglo XIX hacia una época más romántica y más clásica de ese periodo.
Neuman es un joven escritor nacido en Buenos Aires pero radicado en Granada, España, desde los 14 años. Entre algunos de los elogios vertidos a su novela destaca el que sitúa algunas de las problemáticas actuales en un contexto de hace 200 años, preservando un lenguaje claro y ligero que permite leer la novela de principio a fin.
Para Neuman, el oficio del escritor es una profesión que demanda una atención de “más de ocho horas diarias”, la cual no ha podido retomar por los constantes viajes que le ha demandado la promoción de su novela. Aunque los viajes le han permitido “recolectar información, personajes y contextos”, esto no le ha permitido enfocarse a su oficio de escritor.
“Hay algo fundamental que socialmente aún no se tiene asumido pero que debería. Escribir cuesta trabajo, y es un trabajo, y nadie puede trabajar mientras se está todo el día de viaje”, explicó Neuman, quien cuenta en su haber con cuatro novelas, tres libros de cuentos, uno de ensayo y ocho poemarios.
En su novela, Neuman aborda temáticas que hoy en día siguen ocupando temas de análisis o mesas de debate. Los nacionalismos, lo multicultural o la llamada emancipación de la mujer, temas que se debatían en el siglo XIX, que aunque están fuera de la actualidad continúan implícitas en el presente de la humanidad. Es ésta la diferencia que el autor señala cuando se habla o no de un compromiso del artista con el contexto histórico que le toca vivir.
“El arte tiene la obligación de hablar del presente, y otra cosa es la actualidad. La actualidad cambia todos los días, es voluble y dura lo que duran las tapas de los diarios”, expuso el autor, quien fuera elegido en 2007 como uno de los 39 escritores con el talento y potencial necesarios para definir las tendencias que marcarán el futuro de la literatura latinoamericana.
A su parecer, el artista –en este caso, el escritor– se ve obligado de contribuir socialmente en sus obras, aunque esto no quiere decir que la literatura no deba de entretener a los lectores.
“Creo firmemente en la función social del arte, no creo que el arte sea evasión, no creo que el arte sea un mero entretenimiento, porque para eso están los crucigramas. Los libros deben de ser divertidos, pero con algo más”, completó.
Ante esto, Neuman defiende el papel del escritor como un profesionista como cualquier otro, donde se pone mucho entusiasmo, mucha pasión pero donde también “terminas con un dolor de espalda, dolor de cuello y de manos y se te va a agotando la vista y tienes que usar gafas”.
Su novela El viajero del siglo le demandó seis años de trabajo continuo, de estar encerrado en su habitación más de ocho horas diarias para poder ofrecernos a los lectores este viaje, el viaje al siglo XIX.
“Escribir es ver el mundo desde la esquinita de tu habitación”, señala el escritor argentino, quien espera regresar dentro de poco a ese oficio, el de escribir desde su habitación.
Seis años, una historiaEl viajero del siglo ha sido descrita por Andrés Neuman como “un homenaje a la novela clásica del XIX con un lenguaje en absoluto decimonónico”; “un intento de escribir una novela histórica con un cierto desafío lingüístico”.
La acción se ubica en la ficticia Wrandernburgo, situada entre las reales Sajonia y Prusia, de modo que Neuman traza un escenario imaginario sobre un contexto histórico real.
A esta “inquietante y un poco terrorífica ciudad” llega un viajero, Hans, con la intención de pasar sólo una noche, pero una serie de encuentros que bailan entre el amor y la amistad hace que vaya postergando su salida hasta “sentir que nunca podrá abandonar ese lugar”.
Este escritor traslada a la Europa de hace casi 200 años los conflictos actuales; mira el siglo XIX con los ojos del XXI.
Gustavo Mendoza Lemus/Monterrey; NL (Milenio)
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