Miembro de la primera generación del Taller de Artes Plásticas de la Universidad de Nuevo León, el pintor será homenajeado con una muestra de su obra en la Pinacoteca.
Rodolfo Ríos es un pintor que cuida su obra hasta el límite del cuadro. Pintor de vocación pero carpintero por oficio, Rodolfo Ríos (Ciudad Mante, 1920) es uno de los herederos del Taller de Artes Plásticas de la Universidad (hoy Autónoma) de Nuevo León, quien a los 90 años sigue pintando y fabricando los marcos que cubrirán sus propias obras.
Con motivo de sus 90 años de vida y más de 60 de trayectoria artística, la Pinacoteca del estado brindará un merecido homenaje a este pintor con la exposición Rodolfo Ríos. Maestro del color, que incluirá obra inédita de su etapa antigua así como nuevas creaciones.
Ser el decano de las artes plásticas de Nuevo León no le ha deparado un apacible futuro al maestro Ríos pues su última exposición individual, como tal, fue en 2004, aunado a que su obra se vende poco, una situación que se agravó con la crisis económica, según refirió el propio maestro.
“La vendo para poder seguir pintando, pero las que no se venden las tengo guardadas. (Vendo) muy poco, más ahora con esto de la crisis”, expresó Ríos
Esta exposición estará formada por más de 60 obras (58 pinturas y dos esculturas) que se desarrollan entre 1949 –a más antigua– hasta 2009, por lo que bien “podría considerarse una retrospectiva al maestro”, mencionó Elvira Lozano de Todd, directora de la Pinacoteca del estado.
De ser un joven carpintero, a Ríos le nació el gusto por la pintura gracias a un sentido crítico que apenas iba despertando. En su charla, narra que semanalmente llegaban revistas como Jueves de Excelsior y la Revista de revistas al taller de herrería donde trabajaba en Mante, y fue ahí donde empezó a conocer la obra de Diego Rivera, quien no se escapó de la crisis del joven aprendiz de herrero.
“Ahí venían los cuadros de Rivera y cuando los veía yo decía: ‘bueno, este señor hace puros monos cuadrados’, y ya cuando vi los cuadros (en Colegio Civil) dije: ‘bueno, es que hay otras formas de ver las cosas’ y entonces por eso me gustó la pintura”, recordó Ríos.
Aquella exposición que el maestro recuerda, se presentó en las arcadas del antiguo Colegio Civil, donde se incluían obras de David Alfaro Siqueiros, José Clemente Orozco, Roberto Montenegro y el propio Diego Rivera. En aquella ocasión visitó la exposición por la noche, ya que la mañana se le iba trabajando en un taller de carpintería.
La muestra que la Pinacoteca prepara se inaugurará el próximo jueves 29 de abril a las 20:00, con entrada libre.
El de los “monos feos”
Vivir rodeado del paisaje llamado “norestense” ha impactado, sin duda, la carrera pictórica del maestro Ríos. Huacales, jacales y casas de adobes, o ríos, acequias y montañas; sin embargo, su máximo amor ha sido La Huasteca.
Enamorado de este sitio, el pintor refiere que Monterrey siempre ha dado “buenos paisajes” por retratar pues las montañas tienen algo que atraen el pincel y la mirada del artista.
Sin embargo, el paso del tiempo y la modernidad han empañado esa mirada, afirmó el artista de mirada brillante, voz calmada y siempre respetuosa.
“Ahora ya se los acabaron todos, hay paisajes que tengo en donde ya les llegaron… por ejemplo en la Huasteca”, lamentó el pintor .
La exposición Rodolfo Ríos. Maestro del color estará conformada en su mayoría por la colección personal del pintor, así como por una parte del acervo de la Pinacoteca y por prestamos de colecciones particulares.
De ser un joven carpintero que ingresó por mera casualidad al Taller de Artes Plásticas de la universidad, Rodolfo Ríos se siente ahora orgulloso en donde considera que su máximo gusto sería que el tiempo que le quede de vida sea pintando.
De ser un chico que no conocía los colores primarios, que en su primera clase desistió asistir “porque tenía muchas dudas” y de ser el aprendiz de la clase “que dibujaba los monos más feos”, el artista se ha convertido en el máximo referente de esa generación.
¿Le gustaría llegar a los 100 años, maestro?
“Claro, eso estaría muy bien pero los años que nos queden que sean pintando”.
Monterrey, NL
Rodolfo Ríos es un pintor que cuida su obra hasta el límite del cuadro. Pintor de vocación pero carpintero por oficio, Rodolfo Ríos (Ciudad Mante, 1920) es uno de los herederos del Taller de Artes Plásticas de la Universidad (hoy Autónoma) de Nuevo León, quien a los 90 años sigue pintando y fabricando los marcos que cubrirán sus propias obras.
Con motivo de sus 90 años de vida y más de 60 de trayectoria artística, la Pinacoteca del estado brindará un merecido homenaje a este pintor con la exposición Rodolfo Ríos. Maestro del color, que incluirá obra inédita de su etapa antigua así como nuevas creaciones.
Ser el decano de las artes plásticas de Nuevo León no le ha deparado un apacible futuro al maestro Ríos pues su última exposición individual, como tal, fue en 2004, aunado a que su obra se vende poco, una situación que se agravó con la crisis económica, según refirió el propio maestro.
“La vendo para poder seguir pintando, pero las que no se venden las tengo guardadas. (Vendo) muy poco, más ahora con esto de la crisis”, expresó Ríos
Esta exposición estará formada por más de 60 obras (58 pinturas y dos esculturas) que se desarrollan entre 1949 –a más antigua– hasta 2009, por lo que bien “podría considerarse una retrospectiva al maestro”, mencionó Elvira Lozano de Todd, directora de la Pinacoteca del estado.
De ser un joven carpintero, a Ríos le nació el gusto por la pintura gracias a un sentido crítico que apenas iba despertando. En su charla, narra que semanalmente llegaban revistas como Jueves de Excelsior y la Revista de revistas al taller de herrería donde trabajaba en Mante, y fue ahí donde empezó a conocer la obra de Diego Rivera, quien no se escapó de la crisis del joven aprendiz de herrero.
“Ahí venían los cuadros de Rivera y cuando los veía yo decía: ‘bueno, este señor hace puros monos cuadrados’, y ya cuando vi los cuadros (en Colegio Civil) dije: ‘bueno, es que hay otras formas de ver las cosas’ y entonces por eso me gustó la pintura”, recordó Ríos.
Aquella exposición que el maestro recuerda, se presentó en las arcadas del antiguo Colegio Civil, donde se incluían obras de David Alfaro Siqueiros, José Clemente Orozco, Roberto Montenegro y el propio Diego Rivera. En aquella ocasión visitó la exposición por la noche, ya que la mañana se le iba trabajando en un taller de carpintería.
La muestra que la Pinacoteca prepara se inaugurará el próximo jueves 29 de abril a las 20:00, con entrada libre.
El de los “monos feos”
Vivir rodeado del paisaje llamado “norestense” ha impactado, sin duda, la carrera pictórica del maestro Ríos. Huacales, jacales y casas de adobes, o ríos, acequias y montañas; sin embargo, su máximo amor ha sido La Huasteca.
Enamorado de este sitio, el pintor refiere que Monterrey siempre ha dado “buenos paisajes” por retratar pues las montañas tienen algo que atraen el pincel y la mirada del artista.
Sin embargo, el paso del tiempo y la modernidad han empañado esa mirada, afirmó el artista de mirada brillante, voz calmada y siempre respetuosa.
“Ahora ya se los acabaron todos, hay paisajes que tengo en donde ya les llegaron… por ejemplo en la Huasteca”, lamentó el pintor .
La exposición Rodolfo Ríos. Maestro del color estará conformada en su mayoría por la colección personal del pintor, así como por una parte del acervo de la Pinacoteca y por prestamos de colecciones particulares.
De ser un joven carpintero que ingresó por mera casualidad al Taller de Artes Plásticas de la universidad, Rodolfo Ríos se siente ahora orgulloso en donde considera que su máximo gusto sería que el tiempo que le quede de vida sea pintando.
De ser un chico que no conocía los colores primarios, que en su primera clase desistió asistir “porque tenía muchas dudas” y de ser el aprendiz de la clase “que dibujaba los monos más feos”, el artista se ha convertido en el máximo referente de esa generación.
¿Le gustaría llegar a los 100 años, maestro?
“Claro, eso estaría muy bien pero los años que nos queden que sean pintando”.
Monterrey, NL
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