Se pretende que el Museo de las Falsificaciones en Bangkok colabore contra la violación de la propiedad intelectual
Bangkok, paraíso de las falsificaciones, cuenta con un museo de artículos pirata destinado a educar a tailandeses y turistas contra la violación de la propiedad intelectual y que incluye réplicas perfectas de objetos tan llamativos como guitarras, motocicletas o repuestos de coche.
La colección del Museo de las Falsificaciones está compuesta por más de 3 mil 500 artículos acumulados por el gabinete de abogados Tilleke & Gibbins durante más de dos décadas de procesos judiciales contra la venta y distribución de copias pirata.
Junto a los artículos falsos, identificados con una "F" , también exhiben algunos genuinos señalados con una "G" para que el visitante pueda apreciar las diferencias y similitudes entre ambos.
"Hace unos años, la violación de la propiedad intelectual se limitaba a ropa y zapatos, hoy día cualquier cosa se puede copiar. Da miedo" , explicó Clemence Gautier, consultora de Tilleke & Gibbins.
El museo, dividido en secciones dedicadas a moda, electrónica, mecánica y productos sanitarios, se encuentra en la última planta de las lujosas oficinas que ocupa la firma de abogados en Bangkok.
En una esquina, cuelgan decenas de falsificaciones de camisetas y zapatos de marcas internacionales, los mismos artículos piratas que se pueden obtener desde seis dólares (unos cuatro euros) en los mercadillos de Pat Pong o Sukhumvit, en la capital tailandesa.
La ambigüedad roza o traspasa los límites de la ilegalidad en las camisetas que se inspiran en marcas conocidas para crear un logotipo de mensaje-parodia, uno de los artículos más adquiridos por los turistas en Tailandia.
Camisetas expuestas en las calles de Bangkok muestran a un hombre con auriculares sentado en un retrete sobre la marca "iPood" , "Adidogs" emula el logotipo deportivo con perfiles de perro, sobre la marca "Coma" yace un puma inconsciente y dos toros fornican sobre las palabras "Bad Bull" .
En el Museo de las Falsificaciones no faltan los relucientes relojes falsos, chocolatinas, perfumes, productos de limpieza, detergentes, bebidas alcohólicas, calculadoras e incluso piezas de repuesto para máquinas.
La guitarra falsificada puede terminar emitiendo ruidos cacofónicos o desafinando cada dos acordes, pero los problemas de seguridad de las motos y los recambios para coches pueden resultar trágicos.
"Estos componentes, cuando son falsificados, no pasan las estrictas pruebas de seguridad, por lo que son muy peligrosos para los usuarios" , afirmó Gautier.
En 2008, una feria contra la piratería en Bruselas exhibía en su expositor central la copia de un modelo clásico de Ferrari ensamblado en un garaje clandestino de Bangkok, donde todavía se fabrican réplicas de cualquier coche de lujo.
Según la consultora del bufete, las copias de medicamentos o cosméticos pueden perjudicar seriamente la salud y, en muchas ocasiones, van envueltos en los paquetes originales, por lo que consiguen engañar a muchos clientes e incluso a los dueños de tiendas.
"En Tailandia hay chicas que se han deformado la cara con cremas blanqueadoras. Esto es muy serio" , lamentó Gautier.
Una gran parte de los artículos pirata, incluidos las películas y los discos de música a la venta en cualquier esquina de Tailandia, provienen de China.
"Lo que ocurre es que Tailandia es un centro turístico para el transporte en Asia, lo que incrementa mucho el tráfico ilegal de falsificaciones" , aseveró la consultora.
Para Gautier, el problema de los artículos pirata no es sólo la corrupción policial, sino que la producción y distribución suele estar controlada por grupos terroristas o mafias que también se dedican al narcotráfico y a la venta de armas.
Al no haber controles, muchas camisetas son fabricadas por menores sin papeles que trabajan en Tailandia en condiciones precarias.
Las detenciones de los responsables de las bandas de falsificación son excepcionales y, en alguna ocasión, la Policía tailandesa termina deteniendo a los vendedores ambulantes, quienes suelen quedar en libertad tras pagar una multa.
"Hace falta una legislación más dura, incluso para los que compran artículos falsos, para reducir este mercado ilegal" , sentenció Gautier.
Al tratarse de un mercado ilegal, no se tienen cifras del mercado internacional de las falsificaciones, pero en Tilleke & Gibbins aseguran que puede tratarse del mayor negocio del mundo, similar al producto interior bruto de varios países.
Bangkok, Tailandia
Bangkok, paraíso de las falsificaciones, cuenta con un museo de artículos pirata destinado a educar a tailandeses y turistas contra la violación de la propiedad intelectual y que incluye réplicas perfectas de objetos tan llamativos como guitarras, motocicletas o repuestos de coche.
La colección del Museo de las Falsificaciones está compuesta por más de 3 mil 500 artículos acumulados por el gabinete de abogados Tilleke & Gibbins durante más de dos décadas de procesos judiciales contra la venta y distribución de copias pirata.
Junto a los artículos falsos, identificados con una "F" , también exhiben algunos genuinos señalados con una "G" para que el visitante pueda apreciar las diferencias y similitudes entre ambos.
"Hace unos años, la violación de la propiedad intelectual se limitaba a ropa y zapatos, hoy día cualquier cosa se puede copiar. Da miedo" , explicó Clemence Gautier, consultora de Tilleke & Gibbins.
El museo, dividido en secciones dedicadas a moda, electrónica, mecánica y productos sanitarios, se encuentra en la última planta de las lujosas oficinas que ocupa la firma de abogados en Bangkok.
En una esquina, cuelgan decenas de falsificaciones de camisetas y zapatos de marcas internacionales, los mismos artículos piratas que se pueden obtener desde seis dólares (unos cuatro euros) en los mercadillos de Pat Pong o Sukhumvit, en la capital tailandesa.
La ambigüedad roza o traspasa los límites de la ilegalidad en las camisetas que se inspiran en marcas conocidas para crear un logotipo de mensaje-parodia, uno de los artículos más adquiridos por los turistas en Tailandia.
Camisetas expuestas en las calles de Bangkok muestran a un hombre con auriculares sentado en un retrete sobre la marca "iPood" , "Adidogs" emula el logotipo deportivo con perfiles de perro, sobre la marca "Coma" yace un puma inconsciente y dos toros fornican sobre las palabras "Bad Bull" .
En el Museo de las Falsificaciones no faltan los relucientes relojes falsos, chocolatinas, perfumes, productos de limpieza, detergentes, bebidas alcohólicas, calculadoras e incluso piezas de repuesto para máquinas.
La guitarra falsificada puede terminar emitiendo ruidos cacofónicos o desafinando cada dos acordes, pero los problemas de seguridad de las motos y los recambios para coches pueden resultar trágicos.
"Estos componentes, cuando son falsificados, no pasan las estrictas pruebas de seguridad, por lo que son muy peligrosos para los usuarios" , afirmó Gautier.
En 2008, una feria contra la piratería en Bruselas exhibía en su expositor central la copia de un modelo clásico de Ferrari ensamblado en un garaje clandestino de Bangkok, donde todavía se fabrican réplicas de cualquier coche de lujo.
Según la consultora del bufete, las copias de medicamentos o cosméticos pueden perjudicar seriamente la salud y, en muchas ocasiones, van envueltos en los paquetes originales, por lo que consiguen engañar a muchos clientes e incluso a los dueños de tiendas.
"En Tailandia hay chicas que se han deformado la cara con cremas blanqueadoras. Esto es muy serio" , lamentó Gautier.
Una gran parte de los artículos pirata, incluidos las películas y los discos de música a la venta en cualquier esquina de Tailandia, provienen de China.
"Lo que ocurre es que Tailandia es un centro turístico para el transporte en Asia, lo que incrementa mucho el tráfico ilegal de falsificaciones" , aseveró la consultora.
Para Gautier, el problema de los artículos pirata no es sólo la corrupción policial, sino que la producción y distribución suele estar controlada por grupos terroristas o mafias que también se dedican al narcotráfico y a la venta de armas.
Al no haber controles, muchas camisetas son fabricadas por menores sin papeles que trabajan en Tailandia en condiciones precarias.
Las detenciones de los responsables de las bandas de falsificación son excepcionales y, en alguna ocasión, la Policía tailandesa termina deteniendo a los vendedores ambulantes, quienes suelen quedar en libertad tras pagar una multa.
"Hace falta una legislación más dura, incluso para los que compran artículos falsos, para reducir este mercado ilegal" , sentenció Gautier.
Al tratarse de un mercado ilegal, no se tienen cifras del mercado internacional de las falsificaciones, pero en Tilleke & Gibbins aseguran que puede tratarse del mayor negocio del mundo, similar al producto interior bruto de varios países.
Bangkok, Tailandia
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