Por: Francisco Medina
Con un proyecto para ofrecer una alternativa cinematográfica y así conocer mejor el mundo del Séptimo Arte, la Sociedad del Cine Tlatelolco acaba de cumplir su primer aniversario con la presentación de “El cine que queremos ver”.
Esa efeméride la celebrará este jueves con el largometraje “Alicia en las ciudades” (Alemania/1974), de Wim Wenders.
La cinta relata la historia del recorrido por Estados Unidos del periodista Félix Winter, quien busca temas para su libro. Al no lograr empezarlo, su editor cancela el compromiso y Félix decide entonces volver a Alemania.
En el aeropuerto conoce a una mujer y es donde empieza una nueva historia a su lado. La cinta cuenta con las actuaciones de Rüdiger Vogler, Yella Rottländer, Lisa Kreuzer, Edda Köchl, Didi Petrikat y Ernest Böhm.
Además, después de la proyección se podrán ver películas experimentales en 16 milímetros en el lobby principal del Centro Cultural Universitario Tlatelolco, de la Universidad Nacional Autónoma de México (CCUT-UNAM).
Las proyecciones presentadas en el recinto han dado la oportunidad a los asistentes de disfrutar las obras fílmicas de vanguardia, así como de recordar materiales clásicos inolvidables en 35 y 16 milímetros.
La inauguración del espacio de cine se presentó entre el verano y el invierno de 2009, con una retrospectiva en conmemoración por los 40 años de la “Quincena de los Realizadores de Cannes”, con 48 películas y 102 funciones, destacando el controvertido filme “Los misterios del organismo”, de Dusan Makavejev; así como la premiere del largometraje japonés “Yuki & Nina”, seleccionado en dicho Festival.
Durante 2010, el programa arrancó con el espacio “Miércoles de cine mexicano: Pentágonos de Autor”, con el objetivo de rescatar de la indiferencia de las salas de cine comerciales a cinco realizadores mexicanos: Luis Alcoriza, Jorge Fons, Alberto Bohórquez, Jaime Humberto Hermosillo y Nicolás Echevarría.
Este recuento consiste en una selección de las obras más representativas de cada uno de ellos, con el fin de sumar más realizadores y producciones.
La sexta edición de Cinema Global, en el marco del Festival de México, ofreció una selección de películas iberoamericanas contemporáneas.
Destacaron los estrenos mexicanos de “Un día menos”, de Dariela Ludlow; “Martha”, Marcelino Islas; “HavanYork”, Luciano Laborina; y “Finde”, Matías Penachino.
En junio de este año, la Sociedad del Cine fue una de las sedes del festival Distrital: semana del cine mexicano.
Durante 10 días se pudieron apreciar 24 multipremiadas películas mexicanas y de otras partes del mundo, convirtiendo a este festival en el foro de cine independiente internacional del año en la Ciudad de México.
La Sociedad del Cine Tlatelolco ha incluido las propuestas de la muestra fílmica del Centro Universitario de Estudios Cinematográfico (CUEC) y se hizo presente con las funciones especiales para el Día del Niño y el Día Internacional de los Museos (18 de mayo), en el que pudimos ver la gran obra El Arca Rusa, de Alexander Sokurov.
A un año de su inauguración, en el 2009 han asistido más de tres mil personas a 48 películas y 102 funciones. Este 2010 la cifra alcanzó más de cuatro mil asistentes en la proyección de 44 cintas mexicanas y 81 extranjeras.
Cindy Blackman, hacia un nuevo jazz-rock
Por: Francisco Medina
A propósito de la próxima presentación el primero de Julio en el Zinco Jazz Club de la Ciudad de México, en que Cindy Blackman, extraordinaria baterista y colaboradora de Lenny Kravitz, realizará en compañía del tornamesista DJ Logic y el saxofonista Jay Rodríguez.
“Me encanta la creatividad, la improvisación. Amo el jazz porque es una mezcla de todo. Es una música que tiene muchas facetas, como si tuviera varios cajones, puedes usar o agregar diferentes influencias a lo que tocas”, expresó.
Cindy es una de las pocas mujeres que a nivel mundial se ha destacado en la batería, instrumento considerado tradicionalmente para hombres. “Yo creo que la batería me seleccionó a mí. Me dieron mi primera batería a los siete años, pero desde antes yo quería tocarla y era muy pequeña como para saber que es un instrumento que la gente piensa que no es para una mujer. Yo simplemente la escogí”.
Y a partir de esa elección, esta joven mujer, cuya apariencia física pareciera no coincidir con la fuerza y energía que se requiere para interpretar un instrumento tan complejo y demandante, ha aprendido y ha recibido los consejos y las enseñanzas de los grandes: Art Blakey, Elvin Jones, Ed Blackwell, Tony Williams, Max Roach, Billy Higgins, Al Foster, Jack DeJohnette, y muchos otros.
Cindy Blackman se transforma en el escenario. Su imagen menuda se modifica, y cual leona que caza a su presa, su mirada cambia, su expresión facial se torna distinta para descifrar las claves de la percusión, del ritmo de la pieza que se interpreta. Durante esa cacería persigue la melodía, elige los sonidos y los matices. Atrapa su energía en la batería, para luego, dejarla salir con intensidad, con brillantez y energía inusitada.
Luego de haber cursado tres semestres en el prestigiado Berklee College of Music de Boston, se mudó a Nueva York, una ciudad que le permitió tener contacto con los mejores bateristas de la época. “Creo que soy muy afortunada porque los conocí a todos y si necesitaba algo, sólo tenía que preguntarles o simplemente ir a verlos tocar. A veces hasta trabajaba como niñera en la casa de Art Blakey”, comenta.
Con emoción relata la forma en que conoció a Tony Williams, uno de sus mejores amigos y principales mentores. Ocurrió durante una presentación en el Kennedy Center en Washington D.C., en la que también participaban Herbie Hancock, Ron Carter, Dizzy Gillespie y Wayne Shorter:
“Como no tenía boleto llegué temprano y buscaba la manera de colarme, pero me daba miedo que alguien me detuviera. Estaba muy nerviosa y mientras caminaba hacia la puerta con las baquetas dentro de mi bolso, escuché una voz que me gritaba, y mientras yo me imaginaba qué mentira decir, y con quién iba a inventar que tocaba, el hombre me preguntó:
-“¿Tu traes baquetas?, ¿traes escobetillas?” —dijo refiriéndose a su interlocutor mientras le explicaba que Tony Williams había olvidado las suyas. “Dizzie quiere que toque una pieza y las necesita. ¿Podemos usar las tuyas?”
“Y yo le contesté que sí, y le pregunté si podía entrar con él. Así fue como conocí a Tony y de esa forma empezó nuestra larga amistad”.
Sobre la importancia de Dizzy Gillespie en el jazz agrega: “él abrió un espacio para que la influencia de la música cubana entrara al jazz. Esos increíbles músicos han aportado nuevos elementos, energía y por la complejidad que agregan han abierto otra perspectiva para la música”.
En cuanto a su producción musical, Cindy cuenta con casi una docena de discos; ha participado en dos películas, muchos videos y un álbum con la estrella del rock pop, Lenny Kravitz. En 2007 trabajaba además con dos grupos: su quinteto “The Cindy Blackman Group”, y el “Cindy Blackman Trio”, que es más cercano al rock.
De su disco “Millenium” explicó: “Cuando inicié los preparativos pensaba mucho en la música de las películas, así que tomé una canción y la interpreté con diferentes versiones. Por ejemplo, una muy hermosa se refiere a cómo me siento respecto a mi madre y los sentimientos que vienen desde dentro y que ella me dio. Otra es más rápida y fuerte, habla sobre mi padre. Una más sobre el pasado, la sabiduría que vas acumulando con la experiencia y las historias de otras personas, una más sobre el futuro, hacia dónde voy, y todas ellas tienen un sonido diferente”.
Desde entonces, Cindy ha continuado con sus giras por todo el mundo, ya sea como solista o acompañando a Lenny Kravitz; con su trabajo didáctico a través de las clínicas que imparte, la elaboración de videos instruccionales y con sus ocasionales actividades como voluntaria en una organización que fomenta la espiritualidad en los niños y jóvenes, y también mediante su colaboración en refugios para mujeres de escasos recursos. “Es un trabajo voluntario, muy espiritual y humano porque si olvidamos ese aspecto humano, hasta un músico sonará frío, porque tocas lo que vives y vives lo que tocas”.
Sobre la visión que tiene ella de sí misma y de su futuro comentó: “musicalmente encuentro muchas oportunidades, me veo empujando la música, haciendo cosas diferentes, trabajando sobre un nuevo concepto de jazz, de rock, de collage. Jazz-rock es la palabra que me parece más adecuada, es más informativa, son géneros que irán juntos y quizá más adelante se les ponga otro nombre, pero indudablemente será una mezcla de jazz, rock, funk, ritmos del mundo que me encantan y que quiero mezclar”, Ritmos que seguramente estarán presentes en el Zinco Jazz Club de Motolinía 20, esquina 5 de Mayo, en el Centro Histórico.
Con un proyecto para ofrecer una alternativa cinematográfica y así conocer mejor el mundo del Séptimo Arte, la Sociedad del Cine Tlatelolco acaba de cumplir su primer aniversario con la presentación de “El cine que queremos ver”.
Esa efeméride la celebrará este jueves con el largometraje “Alicia en las ciudades” (Alemania/1974), de Wim Wenders.
La cinta relata la historia del recorrido por Estados Unidos del periodista Félix Winter, quien busca temas para su libro. Al no lograr empezarlo, su editor cancela el compromiso y Félix decide entonces volver a Alemania.
En el aeropuerto conoce a una mujer y es donde empieza una nueva historia a su lado. La cinta cuenta con las actuaciones de Rüdiger Vogler, Yella Rottländer, Lisa Kreuzer, Edda Köchl, Didi Petrikat y Ernest Böhm.
Además, después de la proyección se podrán ver películas experimentales en 16 milímetros en el lobby principal del Centro Cultural Universitario Tlatelolco, de la Universidad Nacional Autónoma de México (CCUT-UNAM).
Las proyecciones presentadas en el recinto han dado la oportunidad a los asistentes de disfrutar las obras fílmicas de vanguardia, así como de recordar materiales clásicos inolvidables en 35 y 16 milímetros.
La inauguración del espacio de cine se presentó entre el verano y el invierno de 2009, con una retrospectiva en conmemoración por los 40 años de la “Quincena de los Realizadores de Cannes”, con 48 películas y 102 funciones, destacando el controvertido filme “Los misterios del organismo”, de Dusan Makavejev; así como la premiere del largometraje japonés “Yuki & Nina”, seleccionado en dicho Festival.
Durante 2010, el programa arrancó con el espacio “Miércoles de cine mexicano: Pentágonos de Autor”, con el objetivo de rescatar de la indiferencia de las salas de cine comerciales a cinco realizadores mexicanos: Luis Alcoriza, Jorge Fons, Alberto Bohórquez, Jaime Humberto Hermosillo y Nicolás Echevarría.
Este recuento consiste en una selección de las obras más representativas de cada uno de ellos, con el fin de sumar más realizadores y producciones.
La sexta edición de Cinema Global, en el marco del Festival de México, ofreció una selección de películas iberoamericanas contemporáneas.
Destacaron los estrenos mexicanos de “Un día menos”, de Dariela Ludlow; “Martha”, Marcelino Islas; “HavanYork”, Luciano Laborina; y “Finde”, Matías Penachino.
En junio de este año, la Sociedad del Cine fue una de las sedes del festival Distrital: semana del cine mexicano.
Durante 10 días se pudieron apreciar 24 multipremiadas películas mexicanas y de otras partes del mundo, convirtiendo a este festival en el foro de cine independiente internacional del año en la Ciudad de México.
La Sociedad del Cine Tlatelolco ha incluido las propuestas de la muestra fílmica del Centro Universitario de Estudios Cinematográfico (CUEC) y se hizo presente con las funciones especiales para el Día del Niño y el Día Internacional de los Museos (18 de mayo), en el que pudimos ver la gran obra El Arca Rusa, de Alexander Sokurov.
A un año de su inauguración, en el 2009 han asistido más de tres mil personas a 48 películas y 102 funciones. Este 2010 la cifra alcanzó más de cuatro mil asistentes en la proyección de 44 cintas mexicanas y 81 extranjeras.
Cindy Blackman, hacia un nuevo jazz-rock
Por: Francisco Medina
A propósito de la próxima presentación el primero de Julio en el Zinco Jazz Club de la Ciudad de México, en que Cindy Blackman, extraordinaria baterista y colaboradora de Lenny Kravitz, realizará en compañía del tornamesista DJ Logic y el saxofonista Jay Rodríguez.
“Me encanta la creatividad, la improvisación. Amo el jazz porque es una mezcla de todo. Es una música que tiene muchas facetas, como si tuviera varios cajones, puedes usar o agregar diferentes influencias a lo que tocas”, expresó.
Cindy es una de las pocas mujeres que a nivel mundial se ha destacado en la batería, instrumento considerado tradicionalmente para hombres. “Yo creo que la batería me seleccionó a mí. Me dieron mi primera batería a los siete años, pero desde antes yo quería tocarla y era muy pequeña como para saber que es un instrumento que la gente piensa que no es para una mujer. Yo simplemente la escogí”.
Y a partir de esa elección, esta joven mujer, cuya apariencia física pareciera no coincidir con la fuerza y energía que se requiere para interpretar un instrumento tan complejo y demandante, ha aprendido y ha recibido los consejos y las enseñanzas de los grandes: Art Blakey, Elvin Jones, Ed Blackwell, Tony Williams, Max Roach, Billy Higgins, Al Foster, Jack DeJohnette, y muchos otros.
Cindy Blackman se transforma en el escenario. Su imagen menuda se modifica, y cual leona que caza a su presa, su mirada cambia, su expresión facial se torna distinta para descifrar las claves de la percusión, del ritmo de la pieza que se interpreta. Durante esa cacería persigue la melodía, elige los sonidos y los matices. Atrapa su energía en la batería, para luego, dejarla salir con intensidad, con brillantez y energía inusitada.
Luego de haber cursado tres semestres en el prestigiado Berklee College of Music de Boston, se mudó a Nueva York, una ciudad que le permitió tener contacto con los mejores bateristas de la época. “Creo que soy muy afortunada porque los conocí a todos y si necesitaba algo, sólo tenía que preguntarles o simplemente ir a verlos tocar. A veces hasta trabajaba como niñera en la casa de Art Blakey”, comenta.
Con emoción relata la forma en que conoció a Tony Williams, uno de sus mejores amigos y principales mentores. Ocurrió durante una presentación en el Kennedy Center en Washington D.C., en la que también participaban Herbie Hancock, Ron Carter, Dizzy Gillespie y Wayne Shorter:
“Como no tenía boleto llegué temprano y buscaba la manera de colarme, pero me daba miedo que alguien me detuviera. Estaba muy nerviosa y mientras caminaba hacia la puerta con las baquetas dentro de mi bolso, escuché una voz que me gritaba, y mientras yo me imaginaba qué mentira decir, y con quién iba a inventar que tocaba, el hombre me preguntó:
-“¿Tu traes baquetas?, ¿traes escobetillas?” —dijo refiriéndose a su interlocutor mientras le explicaba que Tony Williams había olvidado las suyas. “Dizzie quiere que toque una pieza y las necesita. ¿Podemos usar las tuyas?”
“Y yo le contesté que sí, y le pregunté si podía entrar con él. Así fue como conocí a Tony y de esa forma empezó nuestra larga amistad”.
Sobre la importancia de Dizzy Gillespie en el jazz agrega: “él abrió un espacio para que la influencia de la música cubana entrara al jazz. Esos increíbles músicos han aportado nuevos elementos, energía y por la complejidad que agregan han abierto otra perspectiva para la música”.
En cuanto a su producción musical, Cindy cuenta con casi una docena de discos; ha participado en dos películas, muchos videos y un álbum con la estrella del rock pop, Lenny Kravitz. En 2007 trabajaba además con dos grupos: su quinteto “The Cindy Blackman Group”, y el “Cindy Blackman Trio”, que es más cercano al rock.
De su disco “Millenium” explicó: “Cuando inicié los preparativos pensaba mucho en la música de las películas, así que tomé una canción y la interpreté con diferentes versiones. Por ejemplo, una muy hermosa se refiere a cómo me siento respecto a mi madre y los sentimientos que vienen desde dentro y que ella me dio. Otra es más rápida y fuerte, habla sobre mi padre. Una más sobre el pasado, la sabiduría que vas acumulando con la experiencia y las historias de otras personas, una más sobre el futuro, hacia dónde voy, y todas ellas tienen un sonido diferente”.
Desde entonces, Cindy ha continuado con sus giras por todo el mundo, ya sea como solista o acompañando a Lenny Kravitz; con su trabajo didáctico a través de las clínicas que imparte, la elaboración de videos instruccionales y con sus ocasionales actividades como voluntaria en una organización que fomenta la espiritualidad en los niños y jóvenes, y también mediante su colaboración en refugios para mujeres de escasos recursos. “Es un trabajo voluntario, muy espiritual y humano porque si olvidamos ese aspecto humano, hasta un músico sonará frío, porque tocas lo que vives y vives lo que tocas”.
Sobre la visión que tiene ella de sí misma y de su futuro comentó: “musicalmente encuentro muchas oportunidades, me veo empujando la música, haciendo cosas diferentes, trabajando sobre un nuevo concepto de jazz, de rock, de collage. Jazz-rock es la palabra que me parece más adecuada, es más informativa, son géneros que irán juntos y quizá más adelante se les ponga otro nombre, pero indudablemente será una mezcla de jazz, rock, funk, ritmos del mundo que me encantan y que quiero mezclar”, Ritmos que seguramente estarán presentes en el Zinco Jazz Club de Motolinía 20, esquina 5 de Mayo, en el Centro Histórico.
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