Por: Francisco Medina
Con motivo de la presentación del nuevo disco “Lección de Vida” de José Cruz Camargo Zurita en el Teatro Metropolitan, sostuvimos una extensa entrevista con este músico y compositor, considerado como uno de los más importantes representantes del blues en México y que además, es un hombre que pone el ejemplo por su lucha ante la adversidad y una fatal enfermedad.
Algunas personas se disfrazan de humildad, hacen maniqueísmos que de entrada confunden al interlocutor, pero es un disfraz egocéntrico, que fácilmente pone al descubierto la soberbia agazapada. Pero existen otras personas que respiran, transpiran y embelesan humildad, tal es el caso de José Cruz Camargo Zurita, quien pese a recorrer un camino largo, arduo y sinuoso, se da tiempo para concedernos esta entrevista.
Con motivo de la publicación de su libro “Los textos del alcohol” y del concierto para lanzar su disco “Lección de Vida”, nos presentamos en su cueva-casa, en una lluviosa y fría tarde de sábado por demás bluesera, llena de saudade, en la que el viento aúlla, y gotas de blues caen y nos mojan los hombros, mientras esperamos afuera, en tanto nos abren la puerta. Entramos a la médula, al recinto donde se gestan sonidos, armonías, poesía y blues; una batería por aquí, un estuche de armónicas por acá, escritos en proceso de corrección, poemas en construcción, hojas de papel, listas de canciones por tocar con señalizaciones en las que se indican en qué momento tomar un poco de oxígeno-vida, en este lado de la mesa.
José nos espera risueño. Se acomoda su sombrero, mientras que los nervios nos juegan malas pasadas. Intercambiamos saludos y presentaciones. José nos reconforta. Expele paz, armonía, fluidez.. Empezamos la charla y el tiempo se va como agua entre las manos. La intención es saber de su vida, de la batalla que libra día a día contra la esclerosis múltiple, con sus dolores y molestias. Afinar algunos detalles de su trayectoria por demás admirada y reconocida.
Lo bombardeamos con preguntas. Respuestas largas, llenas de filosofía, humor, blues y de lecciones de vida. Así pasan las horas. Nos despedimos llenos de satisfacción y risas, llevando en mente el concierto que se celebraría el 29 de enero.
Y la fecha se cumplió. En punto de las 20:30 horas se apagaron las luces del Teatro Metropolitan, en donde se realizó el concierto de José Cruz Camargo Zurita. La apertura corrió a cargo de Rod Levario, quien deleita al público con su repertorio y algunas rolas del gran ícono del rock urbano: Rockdrigo González.
Levario grita: ¡un aplauso a este gran maestro, a José Cruz! y el público lo obedece. Aplaude, grita y vitorea el nombre de este bluesman. Se despide Rod Levario y el telón cae…
Al levantarse nuevamente la gran cortina, aparecen los guerreros-músicos: Hikuris y en una silla de ruedas empujada por la hija de Camargo Zurita, hace su entrada el maestro José Cruz. La gente grita y aplaude. Se pone de pie. De los altavoces emergen las notas musicales que conforman “al rojo de la tarde” y la gente corea al unísono. Al terminar José Cruz dice: “¡Gracias por estar aquí! En verdad me siento conmovido; por ustedes y por la música he luchado para seguir, y esta es la mejor forma de agradecerles".
Una voz que emerge del público grita: ¡“José eres mi padre”!, y otra voz grita: ¡eres un cabrón, échale ganas!, y como en irónica respuesta suena “Voy a Morir”, seguida de “Beso de Ginebra”, rolas cuyos problemas técnicos causaron cierta incomodidad, mientras que el músico pedía paciencia y comprensión por tratarse de un evento en vivo, a lo que el respetable le contestaba ¡No hay pedo, se escucha chido!
Tomó su segundo aire para continuar con "El halcón", “Tu Cama”, "Una mediodía triste", "Patios de cristal", "El Gárgaras", "La bacha", "Soledad y sol", así como "Lila". Por supuesto no podían faltar "Contraley", "Viaje personal", "Extraño en la multitud", "Polvo en los ojos", "Llévate la historia", "La medicina", "Lección de vida" y "Blues del atajo". José ya lleva dos horas ahí sentado, estoico, feliz, tocando la guitarra, sacando lo mejor que sabe hacer, sus solos de armónica.
Cruz Camargo indica, “la fatiga es mucha”, y el público contesta “otra, otra, otra, otra”. Y toca tres más: "Al cuarto para las dos", "Me miraba a los ojos" y, para cerrar, como es costumbre, "Azul", rúbrica de sus conciertos de antaño y ahora. Y de nuevo, la figura de negro, con sombrero, se desplaza de su silla en el escenario a la silla de ruedas. El telón cae y se abre otra vez. Junto a sus músicos José agradece la asistencia bajando la cabeza, en señal de reverencia. La gente aplaude y le grita palabras de aliento.
En su día a día, José nos ha dado una lección de amor, lección de lucha, lección de fuerza, lección de inquebrantable espíritu, lección de convicción, lección de virtuosismo, lección de nobleza, lección de amor al arte… Lección de Vida
Que tal¡¡¡.. Me gustó tu reseña del concierto de José, hace apenas una semana y cachito..
ResponderEliminarPublicarán la entrevista que mencionas en esta reseña???
Saludos desde Puebla.